"Esto sucedió porque el pueblo ese día ya estaba cansado de ver la injusticia que estaban haciendo los dirigentes en las provincias y principalmente del país. Las familias se quedaban sin comida, los muchachos sin leche, sin medicamentos… ahora los apagones son cada cinco horas. Anteriormente los apagones eran de ocho, diez horas, había lugares donde eran de hasta catorce horas. Entonces la gente se indigna y llega un momento en que todas las mentes se ponen a la par y sucede esto." "¿Qué gritaba la gente?" "Bueno la gente gritaba libertad, gritaba comida, medicina… gritaba lo que le hacía falta. Y principalmente gritaba libertad”.
"El trato era malísimo. Te llevaron a la oficina, allí el inspector te gritaba, te amenazaba que te iban a echar treinta años o que te iban a fusilar. Las cosas que a mí me asombraban y me daban miedo, porque yo tenía quince años y nunca había estado en una posición como esta. Cambiaban de inspectores, como hoy en día que cambian de inspectores, en aquel tiempo también lo era así. Eran inspectores que trataban el caso con un rigor más fuerte, o sea, si tenían que darte golpe, te daban golpe. Si tenían que maltratarte, te maltrataban. El objetivo de ellos era que tú les dijeras si había más gente, si lo hiciste. Tú le podías repetir más de cincuenta veces que tú no habías hecho nada y ellos sí insistían de que sí, llevándote a ese miedo de que tú fueras a decir que sí, que fueras a decir una mentira o algo que fuera a implicar a otra persona o a implicarte a ti mismo”.
"No fue muy buena mi infancia, porque a los nueve años… me encontraba en la puerta de mi casa cuando llegaron dos policías como en aquel tiempo que eran vestidos de civil y preguntaban por mi papá. Lo detuvieron sin dejar juzgarlo de lo que la policía lo acusaba. Mi mamá salió y me preguntó que me ha pasado… yo estaba sentado en la puerta, tenía nueve años. Se lo llevaron y cuando volvimos a saber de mi papá, mi papá estaba preso por La Habana. El gobierno lo iba a sacar del país. A partir de este momento yo preguntaba por mi papá… le preguntaba a mi mamá ¿qué había pasado? Y mi mamá no sabía. Cuando volvimos a enterarnos de nuevo, mi papá ya estaba en los Estados Unidos. Desde allí adelante, en la escuela hubo mucha humillación, nos decían a mí y a mis hermanos que nosotros éramos gusanos".
Ricardo Enrique Torres Hernández nació el 9 de noviembre de 1971 en la ciudad de Santiago de Cuba. Proviene de una familia de pocos recursos y hasta el día de hoy comparte la casa con su mamá y sus hermanos. Uno de los momentos que más influyó en su vida fue la detención y la posterior salida forzada de su padre que se produjo cuando tenía 9 años. Ricardo no sabe precisamente qué ocurrió, pero basándose en los comentarios de sus vecinos piensa que su padre no estaba de acuerdo con el gobierno y las autoridades cubanas decidieron mandarle a los Estados Unidos, probablemente en el marco del éxodo de Mariel en 1980. Desde entonces, el joven muchacho experimentaba el maltrato por parte de los maestros que le consideraban a él y a sus hermanos como un elemento problemático a base de la fama que tenía su padre, quien desapareció y nunca más tuvo contacto alguno con Ricardo. A los 14 años tuvo un conflicto con unos vecinos que pertenecían a los partidarios del régimen. Ellos le acusaron de diseminar la propaganda anticastrista y el juicio resultó en nueve meses en las prisiones de la región. Después de su liberación, Ricardo ha tenido siempre grandes dificultades al intentar buscar un trabajo fijo. Prácticamente en todos los lugares se oponían a emplearle a causa de sus antecedentes penales. En 2014 se incorporó a una de las organizaciones más importantes de activismo político en Cuba, la Unión Patriótica de Cuba, conocida también como la UNPACU. Su involucramiento resultó en detenciones sucesivas que se extienden hasta el día de hoy. Durante los arrestos tuvo que enfrentar varias veces el maltrato de las autoridades que incluía las golpizas, multas arbitrarias y persecución. Después de su participación en las manifestaciones del 11 de julio de 2021 pasó 21 días detenido junto con los demás participantes de la protesta.
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