“Debido a todo esto que ya te venía diciendo, de mi continua participación pacífica en defensa del pueblo, comenzó más todavía la represión y las detenciones arbitarias, y multas. En una de estas detenciones fui amenazado. Contacté a unos campesinos y me vi obligado a salirme de la provincia, porque me amenazaron con volverme a llevar a la prisión. Ya mi hijo había sufrido mucho, tiene un trauma por la pérdida, por estar preso, por la huelga… Para evitar eso, yo decido retirarme a una finca a trabajar. ¿Qué pasa? Que ahí va la Seguridad del Estado y empieza a sembrar la semillita de que yo soy terrorista, de que yo pongo bombas, de que le echo vidrio al queso, de que robo, de que la oposición roba a niños, que los contrarrevolucionarios matamos. Tengo una anécdota – hubo un niño que cada vez que me veía en el camino, corría. Y al transcurso del tiempo, porque las personas ven y saben cómo uno actúa, por más miedo que les metan, y que lo que uno dice es verdad. Que los derechos que nosotros pedimos, no son para nosotros nada más, son para todo el pueblo de Cuba. Y las personas, aunque sean analfabetas, son campesinos analfabetas, se dan cuenta de que por lo que uno lucha es la razón. Al transcurso del tiempo, aquel niño me dice que me tenía miedo porque le habían dicho que nosotros, los contrarrevolucionarios, matábamos a niños y poníamos bombas. Llegaron al punto de amenazarme de si yo no me iba de la finca, le podían decomisar la finca a su dueño”.
“Esa tardenoche que vinieron varios efectivos de la Policía Política, carros de los Avispa Negra… Debido a lo brusco de la detención, la mamá de mi hijo, mi mujer, empieza a sentirse mal, yo la dejo a ella muy mal esa noche. Entonces, estando allá en los calabozos, me dice el oficial que mi esposa había muerto. Ella sufrió un infarto debido a tanta detención y específicamente esa noche tan brusca que fue. Entonces, mi hijo a partir de ese momento queda huérfano de madre, producto del régimen dictatorial que tenemos en este país. Producto de la detención arbitraria que me hicieron a mí esa noche. Yo, desde ese entonces, el gobierno nunca más me dio trabajo, yo tuve que arreglármela para criar a mi hijo hasta nuestros días”.
“En ese entonces, la vida se me empieza a tornar mucho más difícil para la crianza de mi hijo. Aumenta la represión, porque ellos sabían que habían asesinado a mi mujer. Entonces los trabajos a los que yo me tuve que dedicar, de albañilería, de carpintería, tuve que irlos dejando porque las personas empezaron a sentir temor a darme trabajo en su casa, porque la Seguridad comenzó a hacerme una historia falsa sobre mi persona, para que no me dieran trabajo. Me vi en la obligación de dedicarme a la pesca. Unos amigos alquilábamos un carro e íbamos a las presas, porque en la playa no me dejaban pescar a mí. En una de esas tantas salidas fuimos a la presa de Guantánamo, y entonces en el punto de control de ahí en Guantánamo, detienen el carro y nos bajan y nos detienen. Nos llevan para el Centro de Operaciones en Guantánamo. Estando ahí me entero que me están fabricando un delito, una causa de salir de ilegal. Ya me vine dentro del Combinado de Guantánamo, a dos años de privación de libertad por el delito de salir de ilegal del país”.
Wilfredo Carrazana Carvajal nació en el año 1974 en el poblado El Cristo, Santiago de Cuba. Sus estudios se desarrollaban en El Cristo hasta que ingresó a la carrera del inglés en la universidad. Sin embargo, la situación económica de su familia le impidió concluirlos y se tuvo que dedicar a buscar sustento financiero. Cuando se dio cuenta de que el régimen no actuaba de forma correcta, buscó su camino hacia la oposición y se unió al Partido Democrático 30 de noviembre Frank País. Inmediatamente empezó una fuerte persecución por parte de la Policía Política cubana. El 19 de junio de 2000 fue detenido en su hogar, lo cual provocó un fuerte infarto de su esposa Yudi Adame Barsinde, la cual, por lo consecuente, falleció, mientras Wilfredo estaba en un calabozo. Para darle un sustento vital a su hijo, con el cual se quedó solo, Wilfredo hacía un sinnúmero de trabajos de albañilería, los cuales, sin embargo, por presión por parte de la Seguridad del Estado, iban disminuyendo de tal forma que una vez más tuvo que buscar sustento de otra forma. Con un grupo de amigos rentó un carro con el cual salían a pescar a las presas. Un día, dirigiéndose hacia la Presa de Guantánamo, fueron detenidos y por un supuesto intento de salir ilegalmente de Cuba a través de la Base Naval de Guantánamo, Wilfredo fue sancionado de dos años de privación de libertad en el Combinado de Guantánamo. Ahí realizó su primera huelga de hambre que duró 29 días. Siendo liberado después de cumplir su condena, se unió a la célula Huber Matos de la UNPACU en El Cristo. La persecución por parte de la Policía Política se agudizó, hasta que allanaron un comedor gratuito de la UNPACU en su sede en Altamira. Wilfredo con sus compañeros se lanzaron a una nueva huelga de hambre, la cual duró 14 días. Después de ésta, su hijo fue tan traumado que Wilfredo optó por buscarse empleo en una finca en la zona costera. Sin embargo, cada jueves seguía viajando a las reuniones de la UNPACU en El Cristo y la Policía Política le impedía la vuelta a su lugar de trabajo. Hasta hoy en día, no ha logrado regresar a la finca y reside en Llanos de Maceira, y sigue siendo un activista político pacífico.
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