Lic. Martha Beatriz Roque Cabello

* 1945

  • [En la década de los años setenta u ochenta] "La gente se interesaba más por la lectura. La gente estaba habituada de leer. Pero llegó un momento en que no había qué leer. Porque cualquier cosa que tu compraras en una librería, era una lectura sencillamente bolchevique, o tenía que ver con la Unión Soviética, o con los países socialistas, o con la filosofía marxista etc. Fue un momento de erupción que hizo que cortara el deseo de las personas de leer. Pero aquí las personas leían de todo. Leían literatura antigua, había una cultura general para todo este tipo de personas. Cultura general con la que llegó mi generación a la oposición, o sea, el grupo de opositores que estuvimos desde el año 1989 o 1990 en la oposición. Este primer grupo, del cual desafortunadamente se han ido muriendo las personas, era un grupo de intelectuales. Todos nosotros éramos graduados universitarios, y todos nosotros teníamos una serie de conocimientos extra, porque cultivábamos este tipo de lectura, cultivábamos el ejercicio de la historia de Cuba etc. Y que se ha separado muchísimo de lo que son los opositores en estos momentos. Porque los opositores en estos momentos no tienen este interés, producto de la generación, como es natural, es otra generación, no es generación nuestra. No tienen este interés por la lectura, no tienen ese interés por el conocimiento. Yo no dejaría por nada del mundo de leer el periódico Granma [nota editorial: periódico oficial del Partido Comunista de Cuba] y todos lo demás periódicos que pueda leer. No dejaría por nada del mundo de ver el noticiero de televisión, de ver un discurso de Raúl Castro, de ver la llamada Asamblea Nacional de Poder Popular. Todas esas cosas son importantes, porque todas esas cosas te unen a la línea política de la dictadura y te dejan comprender cómo actúa la dictadura. Sin embargo, esta nueva parte de los opositores que no ha traído consigo esa cultura de la lectura, pues tampoco practica la cultura de escuchar lo que dice la dictadura.”

  • "Mira, Fidel Castro era un tipo obstinante y entonces él decidió terminar con toda la oposición. Pensó que iba a terminar con toda la oposición ciertamente. Y escogió el momento coyuntural de lo que estaba pasando en Irak. Donde todo el mundo estaba enfocado hacia el problema de Irak. Y entonces dijo: ‘Esta es mi ocasión. Cuando yo haga esto, a la gente no le va a interesar. Porque está más importante la situación de saber dónde está el presidente [Sadam Husein] escondido, qué está pasando, dónde están las tropas, y todo el mundo va a estar interesado en este problema y nadie se va a preocupar de lo que vamos a hacer con los disidentes.’ Cosa que le salió muy mal... O sea, dentro de esas brillantes ideas, esta idea fue muy mala. Como él dijo en un discurso: entre los que escogió, ‘no son todos los que están, ni están todos los que son’. O sea que él escogió un grupo de personas, incluyendo la infiltración también dentro de este Grupo de los 75. Desafortunadamente hemos perdido a unos cuantos miembros del Grupo de los 75, entre ellos a mi hermano Arnaldo Ramos Lauzerique, que fue una persona muy cerca de mí durante muchos años. El Grupo fue muy heterogéneo, te puedo decir que algunos de nosotros ni nos conocíamos físicamente. Nos conocíamos de nombre, pero no nos conocíamos físicamente. Parece que él [Fidel Castro] pensó darme un segundo castigo, porque como yo había dicho que iba a continuar haciendo lo mismo y había cumplido… O sea, yo salí de mi prisión, [elaboré el documento] de la Patria Es de Todos, trabajé en la Asamblea para promover la sociedad civil, trabajé en la agenda, y pensaron: ‘No, esta va a seguir haciendo lo mismo, como lo dijo de verdad. Vamos a guardarla.’ Y me llevaron a prisión 20 años. Veinte años de privación de libertad. Además de ser la única mujer, fui la única persona con la que no habló el cardenal Jaime Ortega para que me fuera hacia el exilio. Una cuestión solamente… El gobierno estaba plenamente convencido de que yo no me iba a ir a ningún lugar, y no quiso ni perder el tiempo.”

  • “El grupo de trabajo de la disinencia interna que fue el que hizo el documento de La Patria es de Todos, de los cuales las caras visibles éramos nosotros cuatro [nota editorial: Vladimiro Roca, Félix Bonne, René Gómez y Martha Beatriz Roque], pero también había otras personas que trabajaban y cooperaban con el grupo como Arnaldo Ramos Lauzerique y también Manuel Sánchez Herrero, eran economistas y ya fallecieron los dos. Nosotros fuimos de lo que quedó de Concilio Cubano. Tú sabes que el Concilio Cubano terminó sin ninguna victoria, y tenía un grupo de apoyo, en el que estaba el fallecido Gustavo Arcos Vernes, el fallecido Waldo Payás Sardiñas, estaba Raúl Rivero. También estaba el fallecido Jesús Yañes Pelletier. O sea, era un grupo de intelectuales que formamos este comité de apoyo al Concilio Cubano. Al concluir de esta forma el Concilio, pues nosotros fuimos el remanente, nosotros cuatro que éramos parte de ese grupo, y decidimos escribir lo que estaba pasando en Cuba. Porque en aquellos momentos no había condiciones de ahora. No estaba el internet, no estaba el servicio de Texa con el celular al momento, y lo que se sabía de Cuba, era muy poco. Esto quiere decir que los conocimientos que ahora tiene todo el mundo de lo que pasa aquí, es algo que se puede decir que es vox populi, que cualquiera sabe que en Cuba no hay transporte público, que en Cuba no hay vivienda, que no hay comida, que no hay servicio médico. Todo eso lo sabe cualquiera. Pero antes, eso estaba bastante oculto. Y nosotros decidimos hacer este documento que fue impactante en el sentido de que le dio de forma internacional la idea a las personas de lo que verdaderamente estaba sucediendo en Cuba. Tal es así, que este documento se escribió en junio de 1997, alrededor de la fecha en que estamos. Y ya que tiene 21 años, es un documento que está vigente, porque la mayoría de las cosas que nosotros planteamos en este documento no se han solucionado.”

  • “Han pasado muchos años de eso, incluso han pasado muchos años de esta cosa que te estoy contando, el refrigerador… Que una persona que en esos momentos era de mi confianza y que yo dejaba en mi casa, permitió que la Seguridad del Estado entrara y que filmara mi refrigerador. Eso fue un shock para las personas en el sentido de que lo ponen como algo malo tener comida en el refrigerador. Y esto en vez de hacerles una propaganda positiva, les hizo una propaganda negativa. Y todo el mundo decía: ‘bueno, pues ¿qué tiene que ver que esa mujer tenga comida en el refrigerador? ¿Eso es un delito o algo, poder tener comida en el refrigerador?’ O sea que para ser revolucionario, hay que tener el refrigerador vacío. Ese fue el concepto, el criterio que se manejó. O sea que si tienes comida, no eres revolucionario.”

  • “Fue una etapa de silencio total. Y además de eso, el que en aquel momento pensaba algo en contra la dictadura, no lo decía. No había disidentes, en este sentido en el que los hubo después en el año ochenta y pico. Y yo personalmente en aquel momento confiaba en la Revolución. Yo en aquel momento de verdad pensaba que era una cosa social, que íbamos a tener muchos adelantos, muchas cosas buenas. Y, igual que todos los cubanos, oía constantemente los discursos de Fidel Castro. Aquellos discursos tan largos. Él tiene el récord de un discurso de ocho horas. Y yo oía los discursos y las promesas… La leche que nos iban a poner por la mañana en la puerta de la casa, el nivel intelectual y acceso a todos tipos de programas de desarrollo… O sea, esos años setenta fueron una época, en que yo viví para trabajar convencida de que el trabajo que yo pudiera hacer en ese momento, iba a ayudar al desarrollo del país.”

  • Bueno, ellos querían dar una experiencia. Ellos querían que se trasladara como una experiencia de lo que no se debía hacer, de la contrarrevolución, etc. Pero aquello les resultó muy mal, porque nosotros, en vez de ser una mala experiencia, fuimos una experiencia de dignidad. Porque todo el mundo vio de la forma que nosotros encaramos ese juicio. Todo el mundo pudo percatarse de que ni nosotros estábamos tristes, ni estábamos llorando, ni habíamos mostrado ningún tipo de preocupación al respecto. Te puedo decir que hubo momentos difíciles dentro del juicio, porque la fiscal resultó ser una persona déspota y además, dentro de su papel, más bien se consideraba una persona defensora de la Revolución y no dentro de su papel que le correspondía como defensora de las leyes. Y ella se equivocó en varias ocasiones con nosotros. Tuvo su encuentro con René Gómez Manzano, trató de hablarle a Vladimiro Roca de su padre, tuvo que intervenir el presidente del tribunal y decirle: ‘No, a él no le puedes hablar de su padre, porque aquí lo estamos juzgando a él y no a su papá.’. Y todas estas cosas culminaron cuando ella quiso que yo declarara. Yo le dije: ‘Yo no tengo nada que declarar, sólo quiero que el tribunal sepa que después de que yo cumpla mi sanción, voy a seguir haciendo lo mismo. Así que para mí es única y exclusivamente oír la sanción, ir a la prisión y después de que salga, voy a seguir haciendo lo mismo. Y eso ella lo tomó muy molesta, porque ya tenía preparado todo un show para poner unas grabaciones con conversaciones que yo había tenido con algunas personas en el exilio, y no pudo.”

  • “Yo creo que a este pueblo no hay que decirle nada. Este pueblo sabe perfectamente que vive en una dictadura. Este pueblo sabe perfectamente que ha ido perdiendo el miedo poco a poco. Porque lo que oyes hablar en la calle hoy, ni remotamente lo oías hace cinco años."

  • “El despertar mío se produce después de la muerte del general Ochoa, el fusilamiento del general Ochoa [nota editorial: general Arnaldo Ochoa Sánchez, condenado a pena capital por alta traición a la patria y ejecutado en 1989]. Creo que esta época es una época de transición, en que ya uno comienza a ver los problemas y las manchas que tiene el sol, como se puede decir. Cosas que no veía antes, cosas que no consideraba, que no eran culpa de la dictadura etc. Pero ya la muerte de Ochoa provoca un cambio. Te puedo decir que es un momento de inclinación de la balanza hacia lo que en general no salía a flote antes. Y sí empezó a salir a flote con todo este espectáculo del general Arnaldo Ochoa.”

  • “Yo pienso que en estos momentos es muy difícil unir la oposición. Primero no hay oposición, hay opositores. Porque aquella ola de personas que estaban vinculadas a los opositores, de una forma u otra, dentro de la organización o no, pero tenían vínculo con los opositores y formaban una gran oposición. Eso en estos momentos no existe en el país. Hay opositores, que en estos momentos están haciendo documentos. Uno hace un documento, otro hace otro documento, pero no acaban de encontrar la fórmula mágica de que el pueblo los siga. Y el pueblo ¿por qué no los sigue? Bueno, muy sencillo. En primer lugar, no son ejemplos. Eso es importantísimo. No son ejemplos. Para que el pueblo te siga, tienes que ser un ejemplo para el pueblo. Y en segundo lugar, las consignas y las cosas que piden, no son del interés del pueblo. Si tú sales a la calle y dices: ‘abajo Fidel, abajo Raúl, abajo la dictadura’, las personas que tienes a tu alrededor, se van, porque tienen miedo. Eso a lo único que conllevaría que a esas personas, a todo el mundo allí se lo lleve la policía presos. Y nadie quiere eso. O sea que no es interés popular, no llama a la reflexión del pueblo. Sin embargo, no se hace mención a ‘vamos a aumentar los salarios, no hay comida, no hay transporte’, a los problemas sociales, que son los que afectan a la población. Mantenemos la conducta de los presos políticos, de libertad de los presos políticos. Yo no estoy en contra de libertad de los presos políticos, al contrario, yo quisiera que todos estuvieran libres. Pero eso no es lo que le interesa al pueblo de Cuba. Al pueblo no le interesa que digan ‘vamos a defender los derechos humanos’. La gente no sabe cuáles son los derechos humanos, la gente está ignorante de lo que es la Carta Universal de Derechos Humanos y sus treinta puntos. La gente no sabe eso, no lo conoce. Y entonces, ¿qué derechos humanos vamos a defender? Bueno, sencillamente, la gente lo que ve por la televisión, los derechos humanos que dice Cuba que defiende, los niños móngolos [con síndrome de Down], los niños sordos, los niños con cáncer, esos son los derechos humanos. Porque ni siquiera se ha podido explicar a la población qué son los derechos humanos. O sea, ese vínculo entre opositores y población no existe.”

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    La Habana, Cuba, 08.05.2018

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En Cuba no hay oposición, hay solo opositores

Martha Beatriz Roque Cabello, 2018
Martha Beatriz Roque Cabello, 2018
zdroj: archivo de Post Bellum, autor Rolando Lobaina

Martha Beatriz Roque Cabello nació en 1945 en una familia que apoyó el régimen castrista en la Revolución Cubana del 1959. Al principio, Martha creía en la Revolución, pero con el fusilamiento del General Arnaldo Ochoa fue despertando de sus ideales revolucionarios. En 1990 se unió a la oposición cubana, y desde aquel entonces se ha ido creando su fama internacional de la „mujer de hierro de la oposición cubana“. En 1997 elaboró junto con Vladimiro Roca, Félix Bonne y René Gómez el documento La Patria Es de Todos, después de cuya publicación fueron tomados presos los cuatro autores. En 2000 fue liberada, para volver a ser metida en prisión en la Primavera Negra de Cuba en 2003, ahora con una sentencia de 20 años de privación de libertad, de los cuales cumplió 7 años. Reside en La Habana, siguiendo minuciosamente vigilada por la Seguridad del Estado.