“Después recuerdo, porque fui crítico, muy crítico, y sobre todo con él. Yo tenía la confianza suficiente como plantearle cualquier problema que yo tuviera, cualquier idea que difiriera de las de él. Yo tenía confianza suficiente con él para planteárselo. Y me acuerdo que yo una vez le dije [a su padre, Blas Roca, ex-dirigente del Partido Socialista Popular cubano], ya él estaba enfermo, o iba para morirse. Y yo le dije que la Constitución es la mierda. Y me recuerdo sus palabras: ‘No es la mejor Constitución que se haya podido hacer, pero dentro están los elementos para que los que vienen atrás, la mejoren.’”
"Y entonces allí [en la asamblea del año 1991], es donde yo hago, como le dije a un amigo mío, mi primera declaración oficial como disidente. Porque yo estaba ya en contacto con muchos disidentes, como Elizardo [Sánchez], como [Oswaldo] Payá, como Héctor Palacios, pero no había hecho la declaración oficial. Y allí, en esa asamblea, yo me acuerdo que dije: ‘Y quiero que conste que yo no estoy de acuerdo con nada de esto que está pasando aquí, y voy a hacer todo lo que esté a mi alcance y por los medios apegados lo más posible a la legalidad socialista, a esta legalidad que no estoy de acuerdo con ella, para cambiar el sistema."
“Fue una etapa rara. En primer lugar, aquí no había información alguna. Incluso, nosotros como pilotos, nos enteramos gracias a los pilotos cubanos que estudiaron en Checoslovaquia. Fuimos unos de los primeros que nos enteramos de la Primavera de Praga que trajo graves consecuencias para con la gente aquí en Cuba, que apoyaron a los checos que estaban pidiendo libertad.”
“En la segunda reunión [en Boca Ciega, en 1958], recuerdo, que yo era el que colaba café. Tenía dieciséis años cumplidos en el 1958. Pero yo sabía hacer… Nosotros todos, desde chiquitos, sabíamos cocinar todos, porque mi padre decía que el hombre que no supiera cocinar, estaba perdido. Y mi madre nos enseñaba a cocinar a todos. Y yo me especialicé precisamente, porque era también mi adicción y lo sigo manteniendo, yo colaba buen café. Y en esa segunda reunión me acuerdo, que cuelo el café… Y en aquella época no había diferencia entre la sal y la azúcar refinada. Y le eché sal al café. Y recuerdo que le llevo café al primero, y el que probó el café, que es Raúl [Castro]. ‘¡Pchaa!’ escupe y dice: ‘¡Este café está salado!’. Le digo: ‘Ay, le voy a hacer otro’. Dice: ‘¡Mira, nos quiso envenenar, te lo voy a meter preso!’ Pero resultó después que sí, que me metieron preso. Y esa fue una etapa que yo… Como yo le digo a la gente: ‘Yo no hice victoria, pero vi como se hacía.’
¡C*ño, parece mentira que con los padres que tú tuviste seas un contrarrevolucionario!
Vladimiro Roca Antúnez nació en diciembre del año 1942 en La Habana, Cuba. Su padre era Blas Roca Calderio, secretario del Partido Comunista de Cuba. En su juventud Vladimiro seguía la misma línea ideológica que su padre, incluso presenció personalmente los encuentros en Boca Ciega donde Fidel Castro y sus hombres planeaban derrocar la dictadura de Fulgencio Batista. Después de un curso de aviación en 1961-1963 en la Unión Sovética, Vladimiro empezó a trabajar de piloto en la base aérea de San Antonio. Fue allí donde empezó a dudar sobre el régimen, cuando tenía que interceptar una balsa de civiles. Otro giro notable en su opinión sobre el régimen causó la aprobación de la Constitución de 1976. En 1987 se graduó en el curso nocturno para trabajadores de Relaciones Internacionales en el Instituto Superior de Relaciones Internacionales y el mismo año falleció su padre. En 1991 hizo su primera declaración oficial como disidente, en 1992 fundó la Corriente Socialista Democrática y en 1996 fue uno de los fundadores (y actualmente es presidente) del Partido Social Demócrata, que hasta hoy no fue reconocido por Cuba. En 1997 creó con otros disidentes el Grupo de Trabajo de la Disidencia Interna para Analizar la Situación Socio-Económica Cubana y preparan el documento La Patria es de Todos, por el cual fue arrestado (igual que sus otros autores) y desde 1997 hasta 2002 permaneció preso. En 2010 asistió al entierro del disidente Orlando Zapata Tamayo en Banes, que murió después de una huelga de hambre de 85 días. Vladimiro reside en La Habana y sigue luchando contra el régimen castrista.
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