“Así logro articular un movimiento de jóvenes a lo largo de la isla que pertenecía al movimiento cubano Jóvenes Pro Democracia y luchar por la reforma universitaria. Eso era el banderín – preparar jóvenes y luchar. En este fervor viene mucho tiempo de viajar mucho constantemente, de conocer gente, vienen los primeros encuentros con la policía política allí en Guantánamo. Tuve que pasar directamente a la vía de la clandestinidad. Esto quería decir que no tenía un lugar donde vivir fijo. Me había hecho de una novia que a la postre fue mi esposa y la madre de mis hijos. Pero yo no tenía donde vivir por tanto me tocó un etapa entonces de no complicar a nadie, de vivir… o esta noche de dormir en la casa de un compatriota, al otro día a dormir a un parque, al otro, un portal y así empecé a establecer un sistema de vida bien complejo, de un rigor para mí que era bien difícil pero me creía que era difícil para el régimen. Así que 2004 fue un período que entregué un proyecto a la universidad a la dirección, establecí una opción con varios jóvenes. Mi novia en ese entonces entregó con un grupo de jóvenes a la Universidad de Oriente en Santiago de Cuba, entregó el proyecto a las autoridades y a los jóvenes de la Universidad de Santiago de Cuba, fue allí con un debate. Eso fue una acción que se coordinó el mismo día en las tres universidades más importantes de Cuba.”
“Recuerdo que mi primer interrogatorio allá en el centro de operaciones. En Cuba se llama Centro de Operaciones de la Ciudad de Estado que son los centros donde se interrogan a todos los activistas, disidentes, opositores… así como Villa Marista, etc. Pues en San José en La Habana Campo me meten en ese centro interrogatorio. Yo nunca había estado detenido, nunca había tenido ese tipo de experiencia. Y de momento estoy metido en ese lugar, en una celda tapiada. Perdí la referencia de tiempo y entonces me sacaban a preguntarme cosas y me volvían a meter a cualquier hora. Así que hasta que llegué al momento que había frío, era diciembre, hacía mucho frío y perdí la noción del tiempo y yo ni sabía a qué hora me sacaban. Me ponían en un cuarto, me mandaban quitar la ropa, me encadenaban arriba de una silla para que mi cuerpo diera a la altura del aire acondicionado. Se me paraba allí firme, yo lo asumía, honestamente yo tenía mucho miedo. No puedo decir otra cosa que estaba como un conejo asustado, con mi creencia en mi fe, mi espíritu fuerte pero sí tenía miedo. Por tanto pues me pone en una silla un militar, cruzaba las botas en una mesa con un bastón y si yo descansaba una pierna pues el tipo de momento daba fuerte así en la mesa ¡bum! Y yo temblaba como una chincha, como una vela. Y me ponía firme de nuevo allí. Y así ese mecanismo de tortura al que fui sometido, estuve allí ni recuerdo qué tiempo.”
“Luchar implica que tú tengas que comprar una bolsa aquí de algo y la revendes allí. Y en estas cosas la sociedad ha podido sobrevivir en todos los años estos porque no ha podido suplir ni los mercados ni ha podido llevar un salario decoroso a cada hogar cubano. Por tanto la gente tiene que luchar y luchan con esto. Tú ve a una prisión y vas a conocer mucha gente buena, mucha gente víctima del sistema arbitrario y tiránico que el propio régimen creó con su propia planificación económica. Y después para cómo sanccionaba a esos jóvenes por ese fallido del intento de planificación socialista. Porque era un resultado y ese fracaso de jóvenes que una vez en la cárcel ya tenían un sello de tal preso y que toda persona que va a una cárcel siempre está en riesgo – uno, de morir, y dos, de quedarse muchos años en la prisión. Y como en muchos casos ocurrieron que iban por un delito tonto, bobo como eso, una naranja o una lata de lubricante o una paloma y se quedaban allí, se complicaban por muchos años.”
Rolando Rodríguez Lobaina nació el 3 de mayo de 1969 en la ciudad de Baracoa, en la provincia de Guantánamo, en el extremo más oriental de Cuba, en una familia con siete hijos. En 1987, comenzó a estudiar informática en la Universidad de La Habana, y fue en la universidad donde comprendió por primera vez la verdadera naturaleza del régimen comunista. Tras graduarse, comenzó a trabajar como ingeniero en una fábrica de producción de aluminio, donde ganaba menos de un dólar por dos semanas de trabajo. En 1994, junto con otras cinco personas, intentó escapar de Cuba. Zarparon hacia los Estados Unidos en una embarcación precaria, pero fueron capturados. Sin embargo, fueron exonerados de los cargos gracias a una amnistía temprana.
En 1996, Rolando Rodríguez Lobaina fue encarcelado por gritar “¡Abajo Fidel!” y pasó seis años en las duras condiciones de las cárceles cubanas. Al salir de prisión, se involucró activamente en el movimiento disidente. Elaboró un análisis crítico sobre la educación superior que tuvo un gran impacto entre miles de estudiantes. En 2006, fue arrestado nuevamente, pero una ola de protestas tanto en Cuba como en el extranjero logró su liberación después de un mes. Continuó organizando protestas contra el régimen, promoviendo la resistencia civil, viajando por toda la isla y enfrentando arrestos constantes, lo que lo obligó a esconderse en varias ocasiones. En 2010, fue víctima de un “acto de repudio” organizado por la Seguridad del Estado. En 2011, gran parte de su familia, incluido su hermano, fue obligada a abandonar Cuba y exiliarse en España. Sin embargo, Rolando decidió quedarse y sigue siendo un activista en la lucha por la libertad en Cuba.
Hrdinové 20. století odcházejí. Nesmíme zapomenout. Dokumentujeme a vyprávíme jejich příběhy. Záleží vám na odkazu minulých generací, na občanských postojích, demokracii a vzdělávání? Pomozte nám!