Boris González Arenas

“En los diez años que yo veo oposición, no he visto el fin de la dictadura tan cerca nunca. Lo que pasó el ‘27N’ [El 27N es un grupo oponente que exige el respeto a la libertad de expresión. El nombre surgió a raíz de la concentración masiva que se produjo en las afueras del Ministerio de Cultura de Cuba el 27 de noviembre de 2020] es el signo más visible, de que va a haber un cambio en Cuba y el ‘27N’ lo anunció. Y yo, mi admiración va para ‘San Isidro’, a Luis Manuel Otero [artista y oponente cubano, líder del ‘Movimiento San Isidro en La Habana’], esas son la gente con la que yo comulgo más, no con los artistas y con los intelectuales que se reunieron el 27 de noviembre, no necesariamente, ósea no por el tema de que estoy discriminando uno a otro, es que yo he hecho mucho trabajo con la gente de San Isidro. Pero lo que pasó el ’27N’ ha dejado una huella que no se ha podido pasar. Por primera vez ves padres, no en manera absoluta pero sí en manera masiva”.

“El asesinato [del opositor Orlando Zapata Tamayo en 2010] y la ‘Primavera Negra’ [levantamiento de la oposición en 2003] fueron un antes y después. La muerte de Orlando Zapata Tamayo también, y cuando muere Orlando Zapata Tamayo, que yo hasta el 18, 19 años había sido muy revolucionario y toda esta cosa, por el ambiente familiar que había tenido, y que a los 18, 19 años ya no me creería nunca este desastre. Pero como le digo a la gente, yo era un oponente doméstico como mucha gente de las puertas para dentro. Mis amigos de la escuela de cine en eso no me dejaron mentir, yo no soportaba el comunismo cuando estaba en la escuela de cine, ellos lo saben perfectamente. Pero con la muerte de Zapata Tamayo es que a uno le daba vergüenza seguir siendo [el opositor doméstico], seguir teniendo esa posición”.

“Te estoy hablando desde una perspectiva muy personal, uno no puede generalizar, porque yo no sé cómo era la visión de una persona de mi generación en la periferia habanera, no sé cómo era que fue con una familia que no fuera ‘integrada’, no sé cómo era en una provincia, yo no sé. Yo te puedo decir, que, en aquella época, pero sí existía mucho de esto que te voy a decir, que es que había una confianza en dejar a los hijos en la escuela y que la institución se encargara. Había una confianza en las instituciones, había una confianza en eso, en el mundo de las instituciones, en la estructura social, que ni remotamente la vi hoy. Hoy habrá quien tiene mucha confianza, y entonces habría quien no tenía ninguna confianza. Yo creo que se puede decir que había un desbalance en eso y no es ilógico”.