Následující text není historickou studií. Jedná se o převyprávění pamětníkových životních osudů na základě jeho vzpomínek zaznamenaných v rozhovoru. Vyprávění zpracovali externí spolupracovníci Paměti národa. V některých případech jsou při zpracování medailonu využity materiály zpřístupněné Archivem bezpečnostních složek (ABS), Státními okresními archivy (SOA), Národním archivem (NA), či jinými institucemi. Užíváme je pouze jako doplněk pamětníkova svědectví. Citované strany svazků jsou uloženy v sekci Dodatečné materiály.

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Sergio Lastres (* 1965)

No le debo nada a Cuba, aprendí todo por mi propia cuenta

  • Sergio nació el 27 de marzo de 1964.

  • su familia nunca simpatizó con el régimen.

  • intentó escapar de Cuba tres veces, siendo exitoso el último intento.

  • después de varios meses en Guantánamo, él y su esposa llegaron a los Estados Unidos.

  • Sergio siempre trató de ayudar a los disidentes.

  • tuvo la oportunidad de regresar a Cuba dos veces, pero no desea volver más nunca.

  • no siempre se encontró con una actitud positiva por parte de los cubanos hacia la Revolución.

  • según Sergio, la libertad está llena de oportunidades.

  • duda que la sociedad cubana quiera un cambio político.

  • Sergio todavía tiene una hija y un nieto en Cuba.

Mi nombre es Sergio Lastres. Nací en Cuba, el 27 de marzo de 1965. Soy de una familia humilde. Mis padres murieron ya, querían ver una Cuba libre pero no fue posible. Murieron antes. Soy casado desde el año 1980, tengo 3 hijos, 9 nietos. Soy artista, pintor, escultor. Escapé de Cuba en el año1994. Escapé en una balsa que construí yo mismo. Me acompañaron unos amigos en esta aventura. La primera vez que nos lanzamos en una balsa fue en abril y nos capturaron. Nos pusieron presos esperando un juicio. No queríamos esperar el juicio y volvimos a intentarlo. Hicimos una segunda balsa y salió bien, logramos escapar. Llegamos a los Estados Unidos. Estamos ahora disfrutando de una democracia. Escapamos mi mujer y yo y poco a poco fuimos trayendo a mis hijos. Ellos se casaron aquí, ellos tuvieron hijos y de eso me siento orgulloso de que mis nietos  hayan nacido en tierra de libertad que no hayan nacido en Cuba.

Mi familia era una familia humilde. Mi familia eran trabajadores. Nunca estuvieron con el gobierno.  Lo que nos costó un poco era el aislamiento en nuestra propia cuadra. En Cuba en cada cuadra hay un comité de defensa de la revolución, un órgano oficial. Es una casa de la cuadra que vigila al resto de los vecinos. Si creen que están haciendo algo los que latan, llaman a la policía. Nosotros no estábamos de acuerdo con el régimen y nos costó la vigilancia directa hacia nosotros. El resto de los vecinos, muchos no querían asociarse con nosotros para no tener problemas, otros sí, eran personas con valor y nos apreciaban. Nunca estuvimos de acuerdo con el gobierno y tuvo un costo.

La primera vez que salí de Cuba que me capturaron, me sacaron del trabajo que yo tenía. Trabajaba en una panadería. Cuando fui a trabajar me dijeron que no podía seguir trabajando allí por lo que yo había hecho. Practicaba deporte y me sacaron de deporte también. Lo que yo hice no tenía perdón en Cuba - tratar de escapar, tratar de salir de la isla es prohibido y cuando te capturan, no eres nadie. Entonces no te queda otro remedio que volver a intentarlo porque no tienes ninguna oportunidad. Si antes había pocas oportunidades, después de tratar de salir y te capturan, no tienes ninguna.

 

Me gustaría contarte de la escapada. Armar una balsa en Cuba es peligroso. Primero no hay materiales, tuvimos que comprar unos neumáticos en una terminal de Omnibus. Allí con los mecánicos nos vendieron ilegalmente, por supuesto, los neumáticos. Si los capturan a ellos vendiéndonos los materiales, tienen problemas, son expulsados, presos. Todo fue muy secreto porque es ilegal en Cuba armar una balsa e internar a escapar. Las maderas las compramos en una carpintería, alquilamos un camión para llevar las maderas. La primera vez que armamos la balsa fue en una casa para ver si nos salía bien. La balsa era tan grande que no cabía en la sala de la casa. Era de unos de los amigos que venía conmigo en la balsa, su abuela fue a otra provincia a visitar a un pariente y la casa quedó sola, aprovechamos para armar la balsa. Pero no podíamos porque era muy grande y la sala era pequeña. Armamos la mitad de la balsa, vimos como quedó y armamos la parte trasera de la balsa. Asumimos cuando va a ser completa, va a ser bien. Alquilamos entonces una casa cerca de la costa a través de una persona que nos cobraron por pasar la noche allí, armar la balsa y poder ponerla en el mar. Estuvimos seguros que las personas que nos alquilaron la casa nos delataron, nos cobraron dineros a nosotros y después quedan bien con los guarda costa porque nos delatan y ganan por los dos lados. Ganan la confianza del gobierno y a nosotros nos están quitando dinero. Cuando llegó el momento apropiado ellos mismos nos avisaron. Ellos fueron a vigilar a la costa y nos dijeron “ahora es el momento adecuado”. Cruzamos la calle con la balsa, bien tarde, y la pusimos en el agua. Cuando empezamos a remar porque teníamos un motor, habíamos comprado un motor, eso es lo más problemático en Cuba tener un motor, te dicen de dónde lo sacaste, quién te lo vendió. Cuando ponemos la balsa, empezamos a remar para salir una cuantas millas sin hacer ruido y cuando estuviéramos lejos, prender el motor. Pero alguien de grupo vio unas luces y nos dijo que habían luces medio sospechosas entonces paramos, no quisimos avanzar porque podía ser un guarda costa pero después la luz se fue. Vimos que se movió y fue hasta la bahía. Entonces fue donde empezamos a remar a remar a remar para alejarnos. Nos hicieron una trampa. Se fueron, apagaron las luces y vinieron apagados para capturarnos. No teníamos oportunidad escapar en la tierra. No nos dejaron entrar en el mar. Vinieron apagados y nos chocaron la balsa con el barco guarda costa. Allí nos capturaron, nos apuntaron, nos dividieron hombres, mujeres y estuvimos dos días presos. Eso fue en el Mariel por donde fuimos a salir. Nos pusieron en una prisión en Jaimanitas, un par de días y nos soltaron esperando juicio. Nos iban a pedir un año de cárcel. Yo no podía esperar eso, yo tenía que armar otra balsa y escapar. Lo volvimos a intentar en agosto y nos salió bien, pudimos escapar.

 

El juicio se hizo en Cuba, yo estaba en la base de Guantánamo, nos llevaron allí y allí estuve 8 meses en el año 1994. Supe que a los que quedaron en Cuba (del primer intento), que no pudieron salir, no hicieron juicio, les pusieron multas. Eramos 12 personas, 2 mujeres y 10 hombres. En el tercer intento veníamos 18 personas. Cuando yo compré el motor que nos costó muy caro, pusimos dinero todos del grupo para comprar el motor, teníamos miedo. Era un motor viejo, teníamos miedo que se nos rompiera. Necesitamos probarlo y hacerle ajuste. Mi hermano conoció mecánico de confianza y lo llamó. Lo preparó y arrancó muy bien el motor. Cuando le dije: “Cuando te debo por el servicio?” y me dice: “Nada, que me lleves.”  No cabíamos, ya éramos muchos para la balsa, no puede ser. Pero mi hermano me dice: “No va a ser bueno tener un mecánico en el grupo? Sí se te rompe el motor.” Y mi esposa decía lo mismo. Pero nos capturaron y nos dejaron esperar el juicio como ya comenté. La primera vez que lo intentamos fue en abril 1994 y después lo volvimos a hacer en agosto. La segunda vez yo no hice la balsa. El hijo del mecánico estaba armando una balsa. Y aviso a su padre para que vaya con él. Y el padre le dice que si pueden ir dos personas más, yo y mi esposa, pero le dice que no se puede, que ya son muchos. Entonces el mecánico dice que si no van ellos, no voy yo porque ellos me llevaron en su balsa. El hijo lo consultó con el resto de la tripulación y aceptaron. Eso fue otra aventura.

 

Teníamos planificado llegar un día, había una fecha de la salida, no recuerdo cuál era. Pero hubo problema. La balsa se construía dentro de un campo de caña para que las personas no pudieran detectar la construcción y necesitamos atravesar toda la isla, del sur hasta el norte con una balsa. Aguada de pasajeros, es un pueblo, donde muchas personas has escapado en balsa. Entonces cuando vengan extraños, la policía sospecha. Me estaban pidiendo identificación constantemente. Yo no conocía el pueblo, si salía un momento, me pedían el documento. Entonces me dicen: “Te vas a tener que ir de aquí porque no va a salir bien la cosa. “ Me dijeron que para Havana, que me avisarán. Porque no había un tractor para llevar la balsa hasta el norte. Pero dije que no me puedo ir, Havana está lejos, no me va a dar tiempo. Pero de todos modos me dijeron que puedo quedarme en el pueblo. A alguien se le ocurrió llevarme a punto de salida y yo esperarlos allí. Era un monte en la costa norte y que yo estuviera allí escondido, yo llevaba la comida del viaje, todo venía conmigo. Éramos yo, mi esposa, la esposa del mecánico y alguien más y nos escondimos. Mis hijos no los trajimos porque era peligroso. Determinamos dejarlos con la abuela y con la tía que los cuidarán hasta que nosotros pudiéramos hacer algo por ellos.

 

Nos fuimos a este lugar y pensando que el otro día venía la balsa. Tuvimos una semana escondidos en el monte. Resulta que el monte estaba dentro de una vaquería, de una ganadería y sentíamos los vaqueros trabajando con el ganado todas las mañanas y nosotros nos permanecíamos escondidos con insectos picándonos todos los días que era horario de trabajo. En la noche salíamos a lavarnos y a coger agua, allí había una llave. Sin comer, comíamos muy poco, teníamos comida pero no podíamos cogerla. Esa era la comida para el viaje y no queríamos gastarlas. Allí estuvimos esperando una semana escondidos. Un día estamos durmiendo en la mañana y aparece una vaca, se metió hasta los árboles donde estuvimos escondidos y atrás viene un perro a sacarla. La vaca sale pero el perro quedó ladrando en nosotros. Vinieron los vaqueros y nos descubrieron. Pensábamos que ya estaba todo perdido pero dijeron que no nos iban a delatar que nos iban a ayudar. Pensé que era una trampa pero nos arriesgamos, confiamos en la persona y realmente nos ayudaron. En la noche nos llevaron a su casa escondidos, nos ayudaron muchísimo. Había comida caliente. Incluso nos avisaron el día que llego la balsa que venía un tractor. El tractor se atascó en el fango, en el barro y ellos nos ayudaron sacar el tractor, incluso poner la balsa en el agua. Esas fueron las últimas personas que vimos en Cuba y se portaron muy bien con nosotros. Después tuvimos tres días en el mar. La balsa estaba mal hecha. El timón no funcionaba. Cuando arrancamos el motor y fuimos a manejar, la balsa empezó a dar vueltas en el mismo lugar porque el timón estaba mal hecha. Ya era tarde, tuvimos que dormir en la costa y en la mañana temprano con la luz intentamos a reparar el motor. Se trató reparar un poco pero cuando fuimos a probarlo, la balsa estaba hecho con tubos, de regaderas que ponen en los campos para regar las plantaciones, son de aluminio, son muy ligeros pero atrás llevaba un remolque de tres neumáticos para no llevar todo el peso allí que algunas persona fueran allí atrás. Yo iba atrás con mi esposa y un par de personas más. Cuando la balsa vuelve a dar vueltas, no se pudo reparar. Yo intento acercarme para alcanzar la balsa pero no teníamos el timón. Pensábamos que era fácil, mis manos sangraban, porque el motor hace mucha resistencia pero el timón éramos nosotros. El qué llevaba la brújula, dirigía. Después nos cogió una tormenta que nos rompió la balsa, perdimos la comida, el agua, era un ciclón. Era de noche, no nos veíamos, yo tenía que preguntarle a mi esposa si estaba allí. Nos amarramos para pasar la noche en la balsa y durante la tormenta nos llamábamos para saber si estaba en la balsa porque no nos veíamos. Al tercer día, cuando amaneció, vimos la balsa se está hundiendo. Los tubos estaban llenos de agua, los neumáticos estaban flojos. Parece que de chocar con la primera balsa se dañaron. Intentamos de repararlo pero no funcionó. Cuando salimos de la costa, estábamos sentados secos pero pronto nos llegó el agua hasta el estómago, nos estábamos hundiendo. Sabíamos que nos íbamos a hundir. Algunos se desesperaron, empezaron a gritar que querían ir girar para atrás pero dos días avanzando no sabíamos donde está el atrás. No se veía nada, no sabíamos donde estábamos, el agua por todos lados. Parece que la corriente de la tormenta nos sacó del rumbo, estábamos perdidos. 

 

Sabíamos que el otro día no vamos a llegar. El motor era motor de un tractor soviético. Motor inmenso, nos sirvió hasta que duró combustible. Cuando se nos acabó combustible, muy pronto se nos acabó, porque las corrientes nos empujaban hacia atrás y tratando ir adelante parece que se gastó mucho combustible. El motor después se convirtió en un peso muerto, pesaba mucho y la balsa se estaba hundiendo. No podíamos botarlo porque estaba torneado en una estructura con los tubos. Así que tuvimos que cargar con el motor. Lo que hicimos fue sacar piezas y botarlas, sacar partes de motor para bajar el peso. Sabíamos que no íbamos a llegar el otro día si no nos rescataban ese día, no llegábamos. Habían hombres llorando, otros que querían regresar, otros arrepintiéndose. Las mujeres se portaban mejor que los hombres. Las tres mujeres fueron más valientes que muchos de los hombre. Estaban bien calmadas, incluso ayudando a los que se pusieron nerviosos. Cuando el amigo mío, el mecánico y yo, cuando vimos que estas personas estaban nerviosas, histéricas, empezaron a gritar, a ponerse agresivos porque se dieron cuenta que nos íbamos a hundir, que querían regresar. El amigo mío me dice “tú sabes que no podemos caer en manos del gobierno, tenemos un juicio pendiente y ahora somos reincidentes, ahora vamos a empeorar nuestra situación”. Le dije “vamos a cortar la hojas que ellos pueden girar para Cuba y nosotros con los neumáticos seguimos”.  Eran dos balsas, la de tubos era grande, tenía como 5 metros y aparte atrás había otra balsa con tres neumáticos amarrados con lona como una segunda balsa, estábamos flotando en los neumáticos de tractor que conseguíamos allí en el campo. El motor estaba donde los tubos, en el centro. Los neumáticos eran como la popa atrás. La balsa avanzaba, tenía hasta un diseño adelante para que no hiciera mucha resistencia y tenía un rompeolas y atrás una balsa de emergencia. Entonces yo cojo un remo y paso otro remo atrás y cojo un poco de la agua que teníamos. Ellos cuando me ven, me preguntan que estamos haciendo. Digo que vamos por cuenta propia, ustedes quieren regresar, tienen ataque de nervios, nosotros estamos decididos, estamos calmados y queremos seguir. Ellos dicen “no, no, juntos salimos, juntos vamos a seguir.”. Dije “nosotros seguimos si ustedes se calman y si reman, vamos a trabajar juntos.” Éramos 18 esta segunda vez, tres mujeres y el resto hombres. La mayoría de los hombres se pusieron nerviosos, fue una situación poco difícil, poco incontrolable cuando se dieron cuenta que no teníamos esperanza - gritos, llantos. Las mujeres estaban muy calmadas y muy valientes. Cuando los motivamos les dijimos que vamos a estar juntos con ellos, vamos adelante, vamos a remar y todo saldrá bien. Tuvimos la calma el mecánico, yo, un muchacho que era del barrio de nosotros que tenía dinero, la esposa del mecánico y mi esposa. Nosotros cinco de Havana, nos mantuvimos calmados. Había un tipo grande, fuerte, fue el primero que empezó a llorar y gritar. Bueno, empezamos a remar todos con un ritmo y vimos un barco allí. Empezamos a hacer ruido, dale golpes al motor, hacer ruido bien alto, con un espejo hacer señales y nos pareció que el barco iba a rumbo de nosotros pero después se perdió. Esto fue peor. Porque tener un poco de esperanza, de ilusión y después ver que se marcha, se pusieron peor. Las personas se pusieron peor y la situación fue difícil.

 

Después unos querían desarmar los tubos para sacar el agua, nos pareció que era mucho riesgo en el medio mar hacer esto. Y lo hablamos y sabíamos que si no nos rescatarán hoy, no vamos a sobrevivir, no vamos a llegar hasta la mañana. Cuando las personas pensaron que iban a morir, la balsa se quedó en un silencio tremendo, en una calma asombrosa. Los que gritaron antes gritaban, todo el mundo se quedo sentado en silencio. La agua ya nos iba por el pecho, por el estomago. A mi me daba miedo de ahogarme, me dio preocupación por mi esposa. Me sentí culpable. La culpa no me dejo tener miedo. No debí traerla porque ahora si nos ahogamos los dos, los hijos se van a quedar solos. Todo lo que iba a pasar me venía en la mente. Resé. Yo creo en Dios pero no soy religioso practicante. No soy de ir a la iglesia cada domingo como un católico, no conozco una oración completa. Pero bueno, empecé a rezar a la Virgen que nos salvara. Traía una bandera cubana y le prometí que la voy a llevar a una iglesia en Miami. Que salvara por lo menos a las mujeres y a mi esposa si no a los demás. Resé para mi, parece que todo el mundo estaba orando porque era un silencio total. El mar estaba calmado. El único día que el mar estaba calmado. Cuando estoy orando siento un ruido y pienso que soy yo en mi mente pero viene elevándose el volumen y cuando levanto la cabeza eran dos avionetas de Hermanos al Rescate que nos vieron. Estábamos salvados. Tengo fe, creo que fue la oración, que la Virgen me respondió o fue mucha casualidad porque no terminé de orar porque los aviones nos pasaron por arriba de la cabeza, bien bajito, casi nos tocan para que viéramos que nos habían visto. Empezaron a dar vueltas al rededor de nosotros y para ver si alguien está en mal estado y el avión se fue. Estábamos salvados. Cuando el avión se va, pasa un tiempo largo que no pasa nada, no volvió. Los pesimistas volvieron a caer en depresión..que es un avión de Cuba, que nos habían visto, que no importa regresar, que nos capturaran que lo principal es estar vivo. Y yo les dije que no es avión de Cuba, yo vi el logo de Hermanos de Rescate. No me creyeron. Después vino otro avión blanco con una cruz roja y nos tiró agua. El agua cayó muy lejos, ya teníamos una sed tremenda porque habíamos perdido todo. La tiraron lejos, tal vez la tiraron lejos para que no nos cayera encima. La balsa estaba en tan mal estado que no avanzaba bien. El pomo cayó allá y el pomo allá. Nos dividimos en dos grupos y cada uno fue buscando el agua. Lo encontramos pero me di cuenta que sale sangre de mi pie. Me había mordido un pez. Habían peces que me mordieron y me dolía el pie. Mi esposa me dice “sube los pies porque te están mordiendo”. Subí el pie, en segundos vinieron dos tiburones bien grandes. Uno adelante, el otro atrás. El que venía adelante siguió y el que venía atrás se quedó unos cuantos minutos debajo de nosotros. No se si era por la sangre o por la sombra de la balsa pero estuvo un tiempo debajo de nosotros hasta que siguió. Entonces volvió la calma a nuestros cuerpos. Cuando quisimos reencontrar las dos balsas, no podíamos porque la corriente nos alejaba de la balsa. Y remando, remando, cada vez la veíamos más lejos. Después cambiaros las corrientes y empezamos a acercarnos y nos volvimos a encontrar.

 

En el 1994 estaban permitiendo en Habana que las personas salieran. Nosotros no nos enteramos de esto. Nosotros estábamos en el monte y seguíamos ilegales. En la Habana las personas armaban las balsas en el portal de sus casas y salían con la balsa en un camión y la policía no les hacía nada. Fidel Castro abrió, el que se quería ir se fue en una balsa. Nosotros seguimos clandestinos, escondidos. Después nos viene a rescatar un barco, un crucero inmenso de guerra, cuando subimos habían muchas personas y allí nos enteramos. Habían personas que se fueron libre. Se pudieron ir porque permitieron. Así que nosotros nos fuimos clandestinos hasta que nos rescataron. En el barco este nos cogió otra tormenta. Cuándo nos rescatan, se ponen unos militares en bote del banco y le disparan a la balsa de nosotros. Unos cuantos balazos y se hundió, no había que darle mucho porque ya estaba prácticamente hundida. A mí me asombro eso, me llamó la atención. Pero nosotros rescate, ellos seguían rescatando. Parece que el avión le daba coordenadas a un helicóptero también, ellos doblaban, cogían velocidad iban a hacer otro rescate, subían personas. Cada vez que rescataban a las personas de una balsa, la hundían, la disparaban, parece que para que no quedaran flotando con la navegación y seguridad. Cuando no podían hundir una balsa porque estaba hecha de espuma de goma, la marcaban con un spray anaranjado o le ponían un chaleco naranja como para marcar que las personas fueron rescatadas y la dejaron seguir. En el barco habían cerca de 30 personas, era un barco militar, parece que habían tantas personas en 1994 que tuvieron que poner un barco para rescatar personas. Esta noche nos cogió una gran tormenta. Gracias a Dios que ya estuvimos en el barco porque si todavía estuviéramos en la balsa, no sobreviviríamos esta tormenta. Al otro día empezamos a ver balsas vacías sin marca, murieron, vimos muchas balsas flotando vacías y vimos cadáveres flotando en mar. Recuerdo que rescataron una balsa, subieron dos personas, un muchacho joven, un hombre mayor que estaba muy mal. Al joven lo sentaron al lado mío, al hombre viejo lo llevaron a dentro para atenderlo. El muchacho estaba mal, como loco, decía cosas incongruentes. Entre las cosas que decía me decía “éramos nueve” y quedaron dos, nada más. Es tremendo. De allí nos pasaron a otro barco porque ya eran muchas personas que era como un porte avión con una cubierta bien grande donde aterrizan helicópteros. Tenían ya condiciones hechas para llevar personas a Guantánamo. Tenían allí unas tiendas. Allí trabajé en una panadería. Necesitaban hacer mucho pan para las personas y preguntaban quién tenía ya la experiencia. Yo trabajé en una panadería en Cuba entonces me bajaron y trabajé en la cocina haciendo pan. Yo considero que era primer empleo en los Estados Unidos porque el barco era estadounidense. Ese barco nos paso a un tercer barco que nos llevó directo rumbo a Guantánamo. Allí estuvimos 8 meses. Eso fue otra odisea. Con los soldados cuidándonos. Los soldado al principio no eran amigos, eran soldados, no estaban allí para ser amigos pero al final terminaron ser amigos de nosotros. Aprendimos un poco de inglés y ellos un poco de español con nosotros. Nos traían hasta ron, que era prohibido. Era como una casa de concentración. Nosotros hacíamos un vino. Tuvimos que pasar el tiempo allí, yo 8 meses, hubo personas que se quedaron más que un año. Hacíamos vino con la fruta, la poníamos a fermentar y hacíamos vino y le dábamos a ellos. Era ilegal pero ellos bebían vino. Preguntaban como lo hacíamos. Cuando venían a revisar, ellos venían y nos avisaban para que no tengamos problemas. Así hicimos una bonita amistad con los soldados. Se portaron muy bien con nosotros los soldados que estaban en la base.

 

Cuando llegamos a Guantánamo, fue bien difícil porque ellos no estaban esperándonos, no estaban preparados para recibir 30 000 personas, más de 30 000 personas. No tenías condiciones, eran muy malas. La comida era la comida que llevan ellos a guerras, cajas plásticas que llevan a las batallas. Para bañar era en aire libre con unos tubos, había mucho frío. Después empezaron armar baños, poner duchar, después trajeron tubería. La comida fue mejor. Yo creo que se fueron preparando en el camino para poder atendernos a nosotros. Yo pasaba el tiempo pintando, haciendo arte. El arte mío en Guantánamo era un reflejo de mis circunstancias allí. La situación política era un poco también tensa, en Estados Unidos no querían admitir tantas personas. Clinton estaba negociando para que Cuba de nuevo nos aceptara de regreso. Cuba a la vez que tu escapas no te acepta de regreso, dice que tu ya eres un traidor, que no eres cubano. Nos llaman ex-cubanos, a los que escapamos.

A nosotros ya no nos reconocen como cubanos. Fueron negociaciones muy difíciles. Tuvimos que empezar hacer una vida normal en una situación extraordinaria tuvimos que adaptarnos. Los niños llevaban muchos meses sin estudiar, nos preocupaba esto, habían maestras, entre 30 000 personas habían de todo. Hablamos con los soldados que los niños necesitaban dan clases, que emplearán su tiempo para que mentalmente ellos estuvieran distraídos en una situación bien estresante. Estresante  no era solamente estar allí, las personas se enfermaban al principio. Lo peor era na incertidumbre, te dicen vas a estar 5 meses aquí pero tú no sabías que tiempo vas a estar allí. Dejaste personas en Cuba que saliste para ayudarlas, para empezar a trabajar y ayudarlos y resulta que llevas un año en un lugar sin producir nada.  El principio fue difícil, se ahogaron muchas personas. Allí en Guantánamo empezaron las historias de todas las personas. Hablé con sobrevivientes donde habían muertes de familia en el mar. Creo que todavía no hay una cifra exacta de cuantas personas murieron.

 

Las personas hablaron para crear una escuela. Dieron una tienda con unos bancos y allí las personas que eran maestros en Cuba, empezaron dar clases a los niños. Habían personas que tenían conocimiento de inglés y empezaron dar clases de inglés para prepararnos un poco. Sin conocimiento de inglés, al llegar a los Estados Unidos, no nos aceptaban. Los católicos hicieron una iglesia. Así que las personas empezaron a hacer una vida prácticamente normal. La escuela, los adultos estudiaron inglés, los católicos iban a misa con un cura que había entre los balseros, hasta recuerdo procesiones por todo el campamento. Yo empecé hacer arte a pintar que era lo que yo sabía hacer. Me ayudaron, me pusieron una tienda de campaña como una galería, un taller para traerme materiales. Las personas que sabían cocinar iban a una cocina, llevaban un horario de trabajo. Tengo un amigo que era médico y empezó a trabajar en el hospital militar porque era anestesiólogo, era muy bueno, le dieron trabajo con los americanos. Cubanos hacían trabajos administrativos, de oficina de lo que necesitaban los balseros, le dieron un local y ciertas personas trabajaron en eso. Uno de lo primero que se forma es la burocracia y el negocio. Él que tenía acceso a ciertos bienes, traían ciertas cosas por ejemplo de la cocina y lo vendían como un mercado negro en Cuba. No había dinero, el dinero era el cigarro. Los soldados daban una cajetilla de cigarros por persona. Él que no fumaba lo utilizaba como dinero. Las personas empezaron a hacer trabajos manuales. Por ejemplo las camas militares de campañas individuales. A alguien se le ocurrió por 10 cigarros ofrecer hacer una cama matrimonial. Empezaron a prestarse servicios. Yo creo que pudiéramos estar allí 3 años con las condiciones que creamos. Los soldados se quedaban asombrados. Hacíamos portales con un pedazo de lona y madera poníamos un techo y las personas se sentaban allí. Hicimos como una ciudad bien ordenada. Habían haitianos también allí estaban allí primeros. También se lanzaron y los llevaron a Guantánamo. Nos decían que los haitianos están como a principio pero ustedes están formados, han hecho un pueblo. Al principio los Cubanos se robaban electricidad, era prohibido, pero los Cubanos se subían, cogían un cable para poder tener una lámpara o ventilador. Los soldados cuando descubrían un cable, lo seguían y agarraban el cable y allí veían todo lo que estaba conectado de todas las tiendas entonces después permitieron tener un poco de electricidad. Los muebles con cajas de comida hacían sofá, hacían mueble. La caja de campaña que usan los militares está dura, el cartón era muy duro. Ellos cogían el cartón y hacían sofá, sillas, hacían muebles. Los soldados se quedaban asombrados. Una vez vino un oficial a ver mis pinturas. Le gustaba el arte, vino con un traductor a verme. Empezó a ver mis pinturas en la tienda, le mostré algunas pinturas y mi esposa le ofrece un café. La cocina era una lata de mermelada de conserva grande con un hoyo para que entre el aire, unos alambres y con cartón. Allí empezó hacer café. El hombre se quedó mirando y dice que interesante. Mi mujer le sirvió el café en una lata que cortamos, no teníamos otra cosa. Al otro día nos envió con el traductor un juego de tasas. Y vino después tomar café de nuevo con otro oficial, parece que le llamó la atención porque parece que le habló como hacemos café nosotros. Fuimos bien atendidos, bien tratados por los militares.

 

He oído cosas, yo no las viví, no viví ninguna experiencia mal con los militares. Allí había de todo tipo de persona, había personas delincuentes que lo pasaban mal, las arrestaban y las mandaban de regreso a Cuba. Pero donde habían tantas personas se vivía en harmonía, se estudiaba, se trabajaba. Las personas vivían normal. El que fue delincuente en Cuba también allí cometía delitos pero lo capturaban y devolvían a Cuba, era como un filtro. Yo pienso que los meses que las personas estaban allí fue para filtrar. Devolvieron muchas personas. Muchos se fueron voluntario porque no resistieron. De los que vinieron en mi balsa, después de que arriesgamos la vida, después de que estuvimos a punto de morir, uno volvió voluntariamente porque tenía una depresión de no saber como estaba su familia en Cuba y regresó después de que estuvimos a punto de ahogarnos. Así regresaban muchas personas voluntariamente. Vi muchas personas en el campamento que pedían, hacían una petición para regresar. Los llevaban a otro campamento de tránsito hasta que los cruzaban a la parte Cuba.

 

Cuáles fueron los principales motivos de la gente para regresar? La motivación?

Muchas personas no contaban con que íbamos a estar retenidos largo tiempo en un lugar. Muchas personas dejaron familias en Cuba, vinieron adelante y tenían situaciones personales como ese hombre que decía “en mi casa no hay nadie que trabaje, tengo un hijo, no sé como están sobreviviendo y la preocupación no me dejar estar aquí”. Este hombre lloraba, estaba deprimido y muchos casos eran así. Muchas personas me dijeron “yo no vine para estar aquí, yo vine para trabajar para ayudar a mi familia en Cuba”. Regresaron voluntariamente, otras cometían errores. Me parece que Guantánamo sirvió como un tipo de filtro para que llegara la gente correcta en esta migración masiva. Creo que investigaron también. Supimos de un hombre que era de la seguridad de estado y lo apresaron y lo regresaron. Parece que investigaron antecedentes, los que pudieron, y encontraron una gente de estado y los volvieron a Cuba.

Hacían interrogatorios con ustedes cuando llegaron los americanos?

Cuando llegamos fue un interrogatorio de rutina, no fue nada profundo, fue de rutina. Recuerdo que investigaron a ciertas personas tal vez bajo de ciertas sospechas pero a mi me hicieron un interrogatorio básico. Pero no recuerdo.

 

Nosotros a los 8 meses vinimos a Estamos Unidos porque empezaron a sacar a las personas enfermas, priorizar a las personas que tenían enfermedades. Los hombres adultos solos fueron los que más estuvieron en Guantánamo. Mi esposa tenía  la columna bien mal, cada rato iba al médico para que la inyectarán o al hospital. Tú pedías ir al hospital y al otro día venía un bus y llevaban a  las personas que necesitaban ir al hospital y las atendían. Después empezaron a sacar las personas más graves. Hasta que mi esposa por lo de la columna llego un momento que nos llevaron. Pero algunas personas se quedaron allí años.

 

Habían personas que querían hacer manifestaciones para presionar a gobierno de Estados Unidos para que nos acepten más rápido. Eso no funciona. Yo traté de apartarme. Hubo gente que hicieron huelga, se escaparon del campamento, salieron de manifestación pero los reprimieron, los capturaron, los apresaron y después poco a poco los regresaron al campamento. Hicieron como una revuelta. Tantos meses las personas explotan diferente manera. Muchas personas se adaptaron de una forma o otra y mucha gente comentaba “aquí puedo estar 3 años pero a Cuba no regreso, a Cuba voluntariamente yo no voy a regresar.” Así pensamos mi mujer y yo, sabíamos que los niños están en buenos manos y podíamos esperar. Al principio fue difícil porque no había comunicación. Había pasado cerca de un mes y la familia en Cuba estaba desesperada. Tenían noticias por las emisoras por la radio de Miami de que habían personas que habían muerto. Entonces mi familia estaba desesperada, la familia de mi mujer también porque no sabían que pasó con nosotros si nos ahogamos. Tanto tiempo sin tener noticias es preocupante. Constantemente pasaban listas de los nombres de las personas que estaban en el campamento y emisora de Miami, como radio Martí, iban diciendo los nombres cuando se confirmaba que las personas están en Guantánamo. En Cuba no se podía oír radio Martí, es prohibido, entonces a las iglesias llegaban las listas también. Mi padre iba todos los días a la iglesia a ver si decía nuestros nombres. Entonces me contó después que estaba leyendo nombres en una lista y llego al final y no estaba mi nombre. Es desesperante. Volver otro día, leer otra lista y no está tu nombre. Es una cosa doloroso porque ellos piensan lo peor. Todavía hay personas en Cuba que no saben que pasó con su familia. Conozco caso de una persona que nunca más supo de su hijo. Todavía tiene esperanza que anda por allí, que se olvidó de nosotros…pero yo creo que esta persona no llegó.

 

Nosotros teníamos un comité de defensa de la revolución bien agresivo con mi familia. A nosotros nos llevaban presos por cualquier cosa. Una noche se llevaron presas mi mujer y mi madre por nada. Había una reunión de CDR, nosotros no asistíamos y ellos estaban muy molestos porque no asistíamos. No éramos parte de CDR, entonces mi madre y mi mujer estaban sentadas en el portal de mi casa enfrente de la casa de la señora de CDR, de estas personas que son miembros del sistema. Mi mujer hace un chiste, se ríen entonces dicen que estaban saboteando la asamblea, llaman a la policía, la policía les hace caso a ellos porque son parte del sistema y fueron presas toda la noche. A mi me llevaron preso también una vez porque el perro mío entró a casa de la señora. Ella le dio una patada a mi perro, le dije que no le pateara, ella llamó la policía. Cualquier motivo era para apresar. Fui al juicio. Eran dos militares los que vivían cerca de mi casa. La vida de nosotros entonces se hacía cada vez peor. Yo no veo un punto en que yo dejé de simpatizar con el gobierno, crecí en eso. Mi familia nunca simpatizó con el gobierno. A principio fingían como muchos cubanos, fingían para poder trabajar pero cada vez resistían menos estar fingiendo hasta que mi padre se salió de todo. Crecí en un ambiente donde en secreto no se simpatizaba con el gobierno. No hubo un cambio. No vivíamos en un ambiente comunista, con un retrato de Che o Fidel en mi casa, no no. Al lado de mi casa vivía un oficial de la policía y yo me manifestaba. Era esposo de una amiga de nosotros. Vino a hablar conmigo y me dice “mira, tienes que controlarte”. Mi mujer y yo hacíamos de todo para sobrevivir, desde La Bolita, es un juego ilegal en Cuba, como una lotería, recogemos con los vecinos en secreto porque eso es cárcel. Para poder sobrevivir hacíamos cualquier cosa. Y te das cuenta de que no puedes estar toda la vida así. Quieres vivir como una persona que no tiene que hacer cosas ilegales. En Cuba prácticamente todo mundo hace cosas ilegales para sobrevivir. En el edificio donde yo vivía, él que trabajaba en la fábrica al lado nos traía la leche en polvo, no nos la vendía y ya hacía cosas ilegal. Él otro me vendía…y así, todo el mundo tenía un mercado negro. Era una economía paralela pero ilegal. Al que cogían era preso. Así no se podía vivir.

 

A mi me animó a irme un amigo que tenía un remolcador que iba a escapar escondido. Me quedé fuera, me quedé esperando. El remolcador salió, no se si por las circunstancias no me pudieron avisar. Después supe que lo dispararon y fracasó. Entonces me quedé con la deseo de irme. Dije que puedo armar mi propia balsa. Hablé con grupo de amigos del barrio y cada uno pusimos 10 000 pesos. Yo trabajé en la panadería para ahorrar dinero para comprar el motor y todas las cosas. No recuerdo un punto, un día en que quería irme. Mi mujer y yo siempre tuvimos sueños vivir fuera de Cuba. Yo nací desilusionado. Mi sobrino estaba pequeño y Fidel estaba en la televisión hablando y él sale para la calle y dice “está hablando el descarrado este” y lo mandamos a caer. Creo que fue el ambiente de nosotros de no simpatizar de niño uno lo adquiría. Nunca fue la desilusión porque nunca pertenecemos. Yo no puedo decir que fui un disidente pero ayudé a disidentes. Ayudábamos a los disidentes con mi mujer, salíamos a recoger firmas, uno de ellos vivía en nuestra casa. Cuando fui a las personas que siempre estaban hablando mal de la revolución, no querían firmar. Decían que estaban de palabra en contra pero no querían firmar nada. Fue difícil en estas condiciones recolectar un cantidad de firmas. Todavía me queda una hija en Cuba. Mi mujer y yo salíamos a poner carteles en las lámparas. Cuando quitamos la luz, hacíamos como que nos estábamos besando en la esquina y el otro día cuando amanecía el cartel estaba allí. No me consideraron un disidente porque nunca milité en nada. Pero estuve ayudando por cuenta propia. Nunca hubo ninguna ruptura porque crecí un una familia que no simpatizaba con el gobierno.

 

Fui a la escuela como todos los niños en Cuba. Te ponen el uniforme, es obligatorio estudiar. Llega el preuniversitario pero me salí, quería trabajar. Pasé un curso, empecé a trabajar en un taller de mecánica de trenes. Allí estuve muchos años trabajando. Después me di cuenta que los tornillos no podían comerse. Dejé este trabajo y empecé a trabajar en una panadería donde podía resolver harina, azúcar, panes, grasa y me fue mejor. Cobraba menos salario pero obviamente fue mejor, vendía cosas y donde fue donde saqué dinero para el motor. Empecé a pintar muy poco en Cuba. No tenía recursos, materiales. Yo no estudié. Yo creo que soy la persona que menos duró en la Escuela de San Alejandro. Aprobé las pruebas que hacen para entrar. Fui primer día a clases a la academia y nunca volví más allí. Fui con dos amigos que nos encantaba dibujar. Los tres teníamos la ilusión entonces fuimos a la convocatoria para hacer las pruebas de talento. Hicimos la prueba juntos. Cuando me llego un telegrama de aceptación, voy corriendo a la casa de ellos y no les llegaba el telegrama pero a ellos no los aceptaron. Teníamos ya planes estar allí juntos, éramos muchachos, muy jóvenes. El primer día de clases fui, me pusieron en un aula, esperar, me salí antes del tiempo y no regresé nunca más a la escuela de lo que me siento orgulloso. Algo menos que le debo al gobierno, me formé yo mismo. Mis amigos se molestan porque ellos fueron formados por la revolución. Esto digo a manera de broma. En realidad me siento orgulloso de lo que hago, lo que hago, hago por mi propia cuenta. No se lo agradezco a ellos mi profesión. Aquí es lo que hago, vivo del arte afortunadamente. Pinto, hago esculturas, exposiciones que me han permitido a vivir. Sigo siento autodidacta. Soy muy inquieto, muy explorador, hago grabado, escultura, pintura. Lo he aprendido hacer con amigos que son excelentes.

 

No tienes ninguna garantía que te vas a reunir con tu familia, lo haces a base de esperanza. Pero uno llega a punto que te das cuenta que es la única manera como ayudar a la familia. Lo que tu haces es ilegal. Nos visitó la policía porque nos delataron un par de veces por la lotería. Tuve que comerme una lista una vez, cuando recoges el dinero la gente tienes que apuntar el número que quiere jugar y tienes que llevarlo a un lugar, a unas personas que se llama banco. Este recorrido es riego siempre porque si la policía sabe que tu estas haciendo esto, te esperan en el camino. Además pueden seguir a ver donde depositas la lista, es como un banco, un hombre que recibe todo y paga. Tiene dinero para pagar a quién gana. Vivíamos un riesgo constantes. Eso nos daba el dinero que nos permitía vivir, no podíamos dejarlo. Una vez tuve que tragarme la lista. Otra vez nos tocó un policía en la puerta, tuvimos que botar el pomo donde metíamos los números, desaparecerlo a riesgo. Así no se podía vivir. Dejamos los niños en buenas manos. Mi madre, mi padre, los padres de mi mujer, las hermanas, los tíos, además los dejamos en otra casa. No eran niños, mi hija se casó estando nosotros en el barco, incluso lloramos. Era la fecha cuando estuvimos en el barco, todavía dábamos vueltas. No dejamos niños, la menos tenía 18, que fue la que se casó. Siempre soñamos con irnos pero nos demoramos porque no queríamos dejar niños pequeños tampoco traerlos y arriesgarlos con nosotros. Después trajimos a mi hija, a mi hijo, los nietos han nacido aquí. Tenemos una hija en Cuba todavía, la íbamos a traer pero el esposo de ella tenía la mama enferma y no quiso dejarla algo entendible y no pudimos traerla. Luego se complicó la cosa y todavía esta allí. Ya teníamos todo para traerla. Cuando tu vez tus nietos que nacieron aquí, que tienen todas las oportunidades del mundo, las aprovechen o no pero nacieron en un país de oportunidades que pueden estudiar. Que pueden estudiar que no tienen que afiliarse a un partido para tener oportunidades, es total libertad. Valió la pena el riesgo que corrimos. Mis nietos nacieron aquí por mi porque yo me arriesgue en una balsa. Me hice ciudadano, después traje a mis hijos. Se casaron aquí, tuvieron familia, me da orgullo que mis hijos han formado un familia aquí. Mis hijos se casaron con cubanos y cubanas. Los niños que nacen aquí dicen que son cubanos, una nieta hasta que se inventa recuerdos de Cuba, tiene 7 años y empieza hacer historias cuando ella vivió en Cuba, jamás ha estado en Cuba, es increíble. Se inventa sus recuerdos de Cuba. Nunca conoció a mi papa y me hace de ella con mi papa. Me resulta interesante. Regresé dos veces a Cuba por enfermedad de mi madre. Una vez cuando estuvo grave y cuando murió. Cuando estaba agonizando tenía mi hermano y mi hermana al lado de ella en la cama y me llamaba a mi. Entonces mi padre me llamó y me dijo “tu madre quiere verte, a ver si puedes hacer algo”. Como sacar un pasaje, como puedo hacer algo para llegar a tiempo. Mi mujer llamó a una amiga que tenía una agencia, me resolvieron un pasaje rápido pero no llegué a tiempo, del aeropuerto tuve que ir al funeral, no dio tiempo a verla viva. Llegué a Cuba después de muchos años. Salí de Cuba en 1994, llegué aquí 1995. Mi madre murió hace como 8 años. Fue la última vez que he estado en Cuba y no quiero regresar más, yo no voy más. Mi mujer está loca por conocer a mi nieto, no lo conocemos que nació allí. Cuando reclamé a mi hija, la que está allí, la que no puedo venir porque se enfermó la madre de su marido y ella no quería irse sola. Mi nieta mayor, ella tiene dos hijos, la trajimos, la estamos criando, ya lleva aquí 5 años, vive con nosotros, es prácticamente la hija de nosotros porque la trajimos. No quisimos que se quedara allí, no trajimos el otro porque nació después, es pequeño, tiene 6 años pero yo no lo conozco. Tiene mi nombre y no lo conozco. Mi mujer lo vio cuando nació pero ya no queremos ir a Cuba, no queremos regresar.

 

Las dos veces que yo fui a Cuba estuve muy poco tiempo y no salía de mi casa. Me quedé en mi casa, donde vive mi hija, la casa de nosotros, donde yo vivía con mi esposa y la casa de mi madre que es a una cuadra es el recorrido que yo hacía. No visité nada en Cuba. Hablé con los vecinos, los amigos, que dejé que venían ellos a verme saber que yo estaba allí pero no me movía mucho. Una vez fui en un carro de un amigo fuimos a la iglesia de San Lázaro, afuera de Habana, tenía todavía allí una promesa cuando la salida y quise cumplirla. Desesperanza fue lo que vi en mis amigos. Me preguntaban todo y que querían venir todos de alguna forma. Ver que hay oportunidades, soy una muestra que hay oportunidades. No soy rico pero trabajo y tengo las cuestiones básicas, además la esperanza de estar mejor. Trabajé en una compañía pintando casas al principio y aprendí bien el oficio, lo hacía bien. Me quedaba bonito. Yo y otro amigo, compañero de trabajo, éramos los mejores, y yo le dije a él “estamos trabajando por un salario y tu y yo podemos hacer esto por cuenta propia; buscamos unos clientes y hicimos una compañía”. Compramos un van, inventamos un nombre (S&J Painting) y empezamos a coger trabajo. En un momento cogimos tanto trabajo que tuvimos que emplear personas. Que te limita, es un país con oportunidades…que te limita. Yo me salí, yo quería pintar y hacer arte. Ví que mientras más trabajo tenía, era bueno, pero menos oportunidad de yo pintar. Llego un punto que yo no pintaba. Era mi sueño pintar. No quería seguir. El amigo hasta hoy en día tiene esta compañía con trabajadores. Y me dice “cuando quieras regresar, aquí está tu puesto, tu lugar”. Yo espero no regresar. Lo que te quiero decir que las oportunidades están allí, solamente hacer un esfuerzo. Yo conozco una persona que es prácticamente analfabeta, de campo en Cuba, llegó y empezó a poner piso y hacer el trabajo de construcción. Hoy en día lo hace por su cuenta y le va muy bien. La gente quiere intentarlo. Lo que si le dije a nadie que no cogiera una balsa. Lo les dije que no lo hicieran con una balsa. Que es preferible estar vivo en Cuba que morir en el mar. Nosotros estuvimos a punto de morir y murieron muchas personas. Yo llegué a los Estados Unidos, agarré un teléfono, llamé a mi hermana y le dije “ni lo intentes”. Fue un riesgo dejar de pintar las casas y tratar vivir del arte y sigo siendo un riesgo. El arte es el negocio más inestable que hay. Hasta que uno se establezca como un artista conocido, con galería importante…a mi no me ha ido mal porque solamente poder vivir ya del arte es un logro. Hacer lo que me gusta y yo me siento feliz porque estoy haciendo lo que me gusta. Pero es el trabajo más inestable que hay. Mi hijo cobra todos los viernes un salario, yo no tengo salario. Yo vendí un cuadro muy bien pero yo no sé cuando voy a vender el otro. Cuando necesito dinero, vendo un cuadro pero no sé cuando lo voy a vender.  Yo trabajé con una galería y me fue bien un tiempo, me vendían cuadros constantemente pero cuando llegó la crisis económica, la galería cerró. No me hice rico pero tuve una seguridad económica, una tranquilidad de que la galería me estaba vendiendo el arte. Era en Puerto Rico pero a la galería le fue mal por la crisis económica que hubo. Sí, fue riesgo darle paso a vivir de arte y sigue siendo un riesgo. Me gusta hacerlo y me hace muy feliz. Pero no recibo un salario todos los viernes, no tengo esta estabilidad. Puedo tener una racha de vender varias pinturas y después estar unos meses sin vender nada y ver que el dinero se acaba y no he vendido una pintura. Lo mismo pasa a todos los artistas de distintas manifestaciones del arte..el arte no tiene estabilidad. Algunos amigos míos son excelentes músicos y no tienen donde tocar entonces tienen que hacer un trabajo paralelo. Es complicado.

 

Te has movido entre gente/ artistas independientes en Cuba?

Cuando yo estaba en Cuba no había un movimiento fuerte como ahora que hay músicos, underground, periódicos independientes, pintores, galerías independientes…cuando yo salí de Cuba hace 24 años, no tenía la fuerza que tiene ahora que los periodistas reportan por internet, por Facebook. Tienen otra vía. El intercambio cultural permite que vengan artistas de civil aquí que están con el gobierno que son artistas oficialistas pero otros independientes también logran venir. No había eso, era muy difícil moverse. No había tanto movimiento independiente en nada antes. Sí, lo había pero no como ahora que la gente hace periodismo en la calle, antes eso no se podía hacer. A la gente que se rumbó la casa, el gobierno no habla de eso pero va un periodista independiente, los entrevista, lo firma y eso sale al mundo por las redes. Conocí a mi vecino, un excelente pintor y disidente, Luis Torres, me ayudó mucho con materiales. Era un artista prácticamente independiente, no estaba integrado a nada, no tenía apoyo de gobierno porque no era parte del sistema, no quiso hacerlo nunca, un excelente pintor, gran artista. Regi Iglesias era amigo de mi barrio, era muy joven como yo y mi hermano y era amigo de nosotros. Muy temprano se fue involucrando en la disidencia. Mi padre le permitía hacer reuniones en mi casa. Él era como familia de nosotros, a veces estaba en mi casa que en su propia casa en cierta etapa. Regi era parte de la familia. Conozco muchos de movimiento que son amigos míos pero yo no pertenecía al movimiento, lo que hacía lo hacía con una ayuda, no lo fui oficialmente pero en lo que podía ayudar, ayudaba. Mi mujer, mi hermano y yo lo apoyábamos en todo. Samizdat se hacía, no mucho pero sí, se hacía. Yo llegué a tener folletes muy artesanales en mis manos que era peligroso tenerlo. Ahora hay bibliotecas independientes. Ahora se de la casa apoya mucho el periodismo independiente con tecnología pero antes era muy poco. Sí, recuerdo tener cosas en mis manos que nos pasamos muy secretamente. Pero no como ahora, tan masivo.

 

Cuál sería tu definición personal de que es la esencia del comunismo y cómo te explicas que a pesar de todo lo que pasó en el siglo XX sigo siendo atractivo para mucha gente?

No me lo explico. Trato explicármelo porque vivo en una comunidad que es multinacional. Aquí vemos personas de distintos países. Veo que hay personas que simpatizan conmigo pero había gente que simpatizaba con el socialismo, con el comunismo, con Cuba, con el Che y yo discutía mucho con ellos, yo tengo la experiencia. Ellos simpatizan con algo que no han experimentado. Es muy fácil simpatizar con algo que no has vivido. La discusión era constante y fuerte a veces porque yo he tratado darles mi experiencia. Pero definitivamente en América Latina hay una simpatía por el socialismo, por la izquierda, incluso con las dictaduras si son de izquierda son carismáticas, simpáticas, los líderes son simpáticos, carismáticos. Yo todavía no me explico, no sé. Tengo muchos amigos venezolanos que al principio yo les decía cuando vino Chávez que es un deja vu, que lo estoy viviendo de nuevo y me decían “no, esto no va a pasar”. Hoy en día me dicen “tú tenías mucha razón”. Ya salieron de Venezuela, están en México, en Colombia, Brasil y están fregados. Por Facebook me dicen que tenía razón. Me acuerdo cuando discutimos esto y yo no pensé que esto iba a llegar así. Mi país se ha destruido y lo peor que se puede es destruirla más. Yo tengo la vivencia. Tú país se va a destruir más si no sacan al dictador. Tú no tienes idea cuánto más se puede destruir. No físicamente sino por los seres humanos. No me explico como puede ser atractivo un sistema que ha matado tantas personas. La gente que simpatiza con estos sistemas son personas que no quiere oír un argumento, como fanáticos, no quieren oír un argumento contrario a su doctrina. Yo lo he comprobado. Yo hablo con gente, le argumento y se cierran. Discutir con un religioso o con un seguidor de un sistema comunista es igual. No entienden el argumento y cuando conversan contigo, no escuchan. Esperan la oportunidad de plantearte su pensamiento, no es una discusión. Ellos están esperando que tu terminas de hablar sin escuchar para soltar toda su ideología, toda su doctrina.

Sí, entiendo el origen de la dictadura socialista, comunista porque es un grupo de personas que se adueñan de un país, lo arruinan y ellos terminan con millones. La cuestión ideológica es una mentira. Maduro, Cabello en Venezuela a ellos no los preocupa el pueblo. Es enriquecerse. Ellos piensan que cuando tengan el poder van a hacer millonarios que no van a pagar nada. Los Castros van a morir en el poder. Han vivido una vida controlando a una nación. A veces en los países democráticos no me explico porque uno quiere ser presidente. No me lo explico porque son más problemas y a veces como este hombre, que es millonario, meterse en el puesto más importante en el país que es un dolor de cabeza, problemas, sin necesidad. Yo a veces no me explico porque uno quiere ser presidente aquí pero en un país socialista sí, es obvio. La gente como Chávez entra humilde, muerto de hambre y termina millonario, termina con fortuna incalculable. Lo que me cuesta trabajo es los pueblos que protegen estos patrimonios, que discuten contigo, pelean y al final lo único que están haciendo es defender los patrimonios de los dirigentes, defender la vida de los dirigentes. Los hospitales en Cuba no sirven, están en ruina. Pero los hospitales de los dirigentes están igual que los de aquí. Tienen toda la tecnología de punta, están bien limpios…La gente no es capaz de ver esto.  Antes no se veía con tanta claridad pero ahora con los medios, te metes a Internet (no te lo pasan en la televisión) y estás viendo lo que ocurre…como todavía tú puedes defender un sistema así pasando hambre. No me lo explico.

 

No soy optimista. Veo que el pueblo cubano se ha adaptado. Esto estaba diciendo un amigo mío de Venezuela con esto de Guaidó y la cuestión ahora que Guaidó es presidente interino. La gente salió a la calle, vi la euforia pero eso está pasando. Lo peor que puede pasar es que pase todo esto y el pueblo venezolano empieza adaptarse, empieza a aprender a sobrevivir como nosotros. Cuando tu aprendes meto de sobrevivencia, te jodiste porque no te preocupa nada. Ya aprendiste a sobrevivir, te adaptaste y lo peor es que el pueblo se adapta. Yo creo que la dictadura lo lleva a eso, a situaciones extremas para que se adapten y podemos estar así décadas. Somos una prueba de eso. No sé como fue en Europa, si paso lo mismo - las personas aprendieron a sobrevivir y después llega el desinterés. Lo único que importa es sobrevivir de día a día. Y puedo esperar y así esperando la muerte de generaciones para que el sistema caiga solo. La gente no sale apoyar a los que protestan, la gente no quiere problemas, quiere sobrevivir. Yo apoyaba como pudiera - recogía firmas para proyecto Barrera, se necesitaban 10 000 firmas para hacer una petición a gobierno - fui a recoger firmas de personas que yo pensaba que me iban a dar la firma y no quisieron arriesgarse. Eso me desilusionó. Estaba a punto de integrarme al movimiento. Un amigo mío médico que no estaba con la revolución pero no lo manifestaba, me desilusionó. Le fui a pedir la firma y me dijo “no puedo, trabajo en un hospital”, sabía que estaba preparando la balsa “cuando te vayas en la balsa, yo te consigo medicamentos pero no puedo aparecer en nada”. Después le dije a mi mujer “Aquí hay muy pocas personas que están arriesgando su vida y su libertad por hacer un cambio y para quién es el cambio?” Al lado de mi casa vivía un ingeniero, era comunista, nos saludaba. Era ingeniero agrónomo, vivía muy bien. Tenía computadora en su casa cuando nadie podía tener computadora en su casa, el gobierno le había puesto internet. Yo le dije a mi mujer “Si me meto completo en la disidencia, voy a arriesgar mi vida, mi libertad para mejorar a otros que no son capaces de aportan nada. Cuando esto cambie, los que viven ahora bien van a seguir viviendo bien. Yo no, yo estoy perdiendo mi juventud, quiero irme de aquí, hacer mi vida en otro lado. Yo no quiero hacer cambios aquí para otras personas. Así pensé yo. Si uno cambia esto, yo y otros cambiamos esto y juntos traigamos la democracia. Un tipo conservador cuida su status y lo que voy a traerle es mejora. El ingeniero agrónomo va a vivir mejor, va a trabajar por una gran compañía entonces para quién estoy haciendo cambio? No, no, yo me voy. Allí fue donde quise hacer la balsa. Yo admiro él que quiere hacer un cambio pero yo no lo vi de esta forma. No sé como fue en Europa. Cuba todavía no ha tenido esta experiencia. No sé como fue, si las cosas siguieron iguales. Pero yo no quería cambiar esto para estas personas. Yo voy a seguir siendo nadie. Yo no voy a hacer el favor a personas que no quieren arriesgar nada.

 

En Cuba un amigo mío que siempre estaba hablando contra Fidel. Yo y mi mujer le llevábamos los papeles para firmar el proyecto Barrera. No quería firmarlo y me decía “Estás loco! Yo no puedo hacer esto. Yo trabajo en un lugar donde me van a botar. Yo hablo mal de gobierno pero esto no lo voy a hacer.” Y en Estados Unidos me lo encuentro un día en la ciudad donde vivía y nos ponemos a hablar de política, de Cuba y él me dice: “La gente en Cuba, hablando, no van a tumbar el gobierno, hay que coger armas y tumbarlo a la fuerza.” Y yo le dije: “Tú estás hablando eso conmigo?” - “Sí, claro!” - “Te acuerdas que tú no quisiste dar una firma?” - “Sí, es que yo no podía en ese momento.” Le dije: “Mira, no hables más eso conmigo.” Es una anécdota. Cuando la gente sale de Cuba, ya son valientes  pero no fue capaz de firmar un papel. No quiso poner su nombre y su número de su identificación en algo que lo comprometiera pero hoy me está diciendo que hay que tumbar el gobierno con las armas.

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