Následující text není historickou studií. Jedná se o převyprávění pamětníkových životních osudů na základě jeho vzpomínek zaznamenaných v rozhovoru. Vyprávění zpracovali externí spolupracovníci Paměti národa. V některých případech jsou při zpracování medailonu využity materiály zpřístupněné Archivem bezpečnostních složek (ABS), Státními okresními archivy (SOA), Národním archivem (NA), či jinými institucemi. Užíváme je pouze jako doplněk pamětníkova svědectví. Citované strany svazků jsou uloženy v sekci Dodatečné materiály.
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Cada célula de mi cuerpo es Cuba
María nació en La Habana el 15 de agosto de 1959.
la desilusión revolucionaria llevó a la familia a exiliarse en Estados Unidos.
el padre de María participó en la invasión de la bahía de Cochinos y fue asesinado por milicianos cubanos.
María pasó su juventud en Puerto Rico. Posteriormente, estudió en la Universidad de Georgetown y en la Universidad de Chile.
trabajó en el sector financiero en varios países latinoamericanos.
cuando María volvió a Estados Unidos empezó a involucrarse en organizaciones que denunciaban los crímenes cometidos en Cuba.
trabajó en los proyectos Memorial Cubano y Archivo Cuba.
María Werlau nació el 15 de agosto de 1959 en La Habana. Durante el Gobierno del general Fulgencio Batista su padre se exilió a Estados Unidos, justo un poco antes del triunfo de la Revolución por la que, de hecho, había estado batallando. “Él y sus hermanos habían peleado en la Sierra Maestra en el ejército rebelde, en la columna del Che Guevara, y decidieron retirarse porque mataron a un soldado y fue un acto con el que no estuvieron de acuerdo”. Después de salir del ejército rebelde, su padre conoció en La Habana a su futura esposa —la madre de María—. “Mi madre era de una célula del Movimiento 26 de Julio. Venía de una familia muy bien acomodada pero, al igual que muchos de sus amigos, estaba en contra de la dictadura de Batista”. Sus padres se casaron en noviembre de 1958 en Miami y volvieron a La Habana después de caer Batista. “Ellos venían desde Miami con la dirigencia del Movimiento 26 de Julio. Así que mi historia está totalmente vinculada a todos los sucesos de Cuba desde que fui engendrada en el vientre de mi madre”. A su padre le dieron la posición de encargado del Departamento de Mieles en el Instituto de Azúcar. “Sin embargo, muy rápidamente se dio cuenta de que esto no era lo que había apoyado porque en Cuba empezaron inmediatamente los fusilamientos, los saqueos y se dio una situación de radicalización y terror”. Debido a ello, su padre empezó a conspirar contra el Gobierno de Fidel Castro y cuando se enteró de que las autoridades revolucionarias lo estaban buscando, la familia procedió inmediatamente a preparar su salida de la isla.
“Había una foto de un brigadista muerto. Y era mi padre”
La llegada a Estados Unidos fue difícil a causa de la escasez de recursos. El Gobierno cubano había congelado las cuentas bancarias y nacionalizado las propiedades. Por eso, su padre se fue a trabajar a Puerto Rico con un cuñado, en un pequeño negocio que este había montado allí. “Mi padre regresó para reunirse con la Brigada 2506, o sea las fuerzas que se estaban organizando en el exilio para liberar a Cuba del comunismo”. El padre de María se unió entonces a la invasión de la bahía de Cochinos, entrenándose en Guatemala para hacer acciones de explosivos en puentes y para organizar toda la operación. Al esta fracasar, el padre de María escapó con otras personas y después de unos cuatro días escondidos, sin recibir ningún tipo de ayuda o rescate, fueron descubiertos por unos milicianos cubanos. El padre de María fue tiroteado y falleció. “Me imagino lo fuerte que debe haber sido eso. Todo ese sueño que ellos tuvieron de liberar a Cuba del comunismo, dejaron sus familias... Creo que mi padre murió cuando tenía veintiocho o veintinueve años. Las amigas íntimas de mi madre eran las viudas de bahía de Cochinos”. Durante el tiempo de la invasión, la familia no sabía nada sobre el destino del papá de María. Su mamá se enteró por una fotografía que vio en una revista en un consultorio médico. “Había una foto de un brigadista muerto. Y era mi padre”.
María Werlau en Puerto Rico, Venezuela y Chile
Después de los sucesos en la bahía de Cochinos el resto de la familia empezó a llegar a Miami. La mayor parte se dispersó por todo el territorio estadounidense, excepto un hermano de su madre que emigró a Puerto Rico. A este le siguió la madre de María, quien decidió irse para ayudarlo con la administración de su empresa. “Fue un oasis para nosotros. Mi madre tomó la decisión de no hablar más sobre los sucesos anteriores y fue una etapa muy linda”. En 1978, María Werlau se fue a estudiar Servicio Exterior en la Universidad de Georgetown. “Así fui entrando en el tema cubano desde el punto de vista académico, pero la vida tomó otro curso. Yo me embaracé muy pronto, salí de la universidad con un bebé y casada; además, mi hermano acababa de morir, lo que fue una situación devastadora”. María decidió entonces irse a Puerto Rico con su marido, de quien se separó al cabo de un tiempo.
Estando en Puerto Rico se inscribió en un programa de adiestramiento de oficiales del Chase Manhattan Bank, en una suerte de maestría en Negocios. Cuando culminó este programa de estudios conoció a su segundo marido en una conferencia de bancos. Se casaron y ambos se fueron a trabajar en el banco Chase de Venezuela Allí vivieron desde 1984 hasta 1986 y María dio a luz a un segundo hijo. Posteriormente, se fueron a trabajar a Chile y allí, María cursó una maestría en Relaciones Exteriores. “Había estudiantes de muchos países latinoamericanos y el tema de Cuba para la izquierda latinoamericana siempre ha sido de enamoramiento con la Revolución. A veces era incómodo”. En aquel entonces, Chile estaba bajo la dictadura de Pinochet y para María era inevitable compararla con la cubana. “Me di cuenta de que sí había una dictadura. No obstante, cuando fui a una librería en Providencia, que es un barrio bastante comercial, me compré un libro que contaba la historia de un general de Pinochet que había ido al norte y había fusilado gente, pero el libro estaba en la librería durante el régimen de Pinochet. O sea, el contraste con lo que es Cuba... Obviamente para los chilenos que lo vivieron esto es atroz, pero era muy distinto”. En 1993 el segundo marido de María Werlau fue trasladado a Nueva York, así que el matrimonio regresó a Estados Unidos. Vivieron juntos siete años en Nueva Jersey hasta que se divorciaron.
Archivo Cuba y Memorial Cubano
En Nueva Jersey María se reencontró con el tema cubano al que empezó a dedicarse de lleno. Se coló en distintas organizaciones y proyectos como consultora y cerca de 1997, junto con Armando Lagos y Ricardo Bofill, empezó a colaborar en la redacción de un libro sobre las víctimas de la dictadura castrista. “Yo pensé que era muy importante centrar la problemática cubana en los derechos humanos, en las víctimas. Me daba cuenta de que faltaba un poco de eso, que el exilio estuvo muy enfocado en los mensajes políticos, en la dirección política de los movimientos y en los líderes y no en la realidad de la historia de las víctimas y eso es lo que provoca la empatía en la persona que escucha”. Decidió formar una ONG junto con su madre, Armando Lagos y otro colega. El proyecto se llamó Archivo Cuba.
Armando Lagos empezó a recopilar las listas de las víctimas que estaban en los libros de prisión. “Empezó a construir un trabajo fantástico, masivo, que fue la base del proyecto Archivo Cuba. Todo eso tuvo la forma de un instituto, una especie de think tank, con el fin de crear un mecanismo para educar sobre la justicia transicional y proporcionar una referencia para la reconciliación, inspirada en experiencias de todo el mundo, una vez que se produzca la transición en Cuba. A pesar del fallecimiento de la madre de María y de su colega Armando Lagos en 1998, el trabajo ha continuado.
La base de datos recopilada sirvió para construir otro proyecto: Memorial Cubano, una especie de happening interanual durante el cual se ponían cruces blancas en un campo de la Florida International University para recordar a las víctimas del régimen cubano. “Me impactó mucho ver a las personas que llegaban y lloraban enfrente de las cruces de plástico porque nunca, como en el caso de mi padre, tuvimos la oportunidad de hacerles santa sepultura. Por ejemplo, mi padre... el Gobierno cubano nunca confirmó su muerte. Y para nosotros este proyecto fue muy importante porque nos permitió acceder a los testimonios de los familiares de los muertos y a los testigos de los hechos que estábamos documentando”. Mientras tanto, el proyecto Archivo Cuba, cuyo objetivo es promover los derechos humanos mediante la investigación y la información, sigue en pie. “Este proyecto recoge muertes que son el resultado del proceso revolucionario, muertes de todos los lados del espectro político. Por ejemplo, en el caso de la invasión en la bahía de Cochinos están los muertos de los dos lados. El proyecto está concebido para crear una cultura de la vida, para hacer un recuerdo integral de la violencia política que se da en la historia cubana. Además, se recogen dos dictaduras porque el proyecto empieza en 1952 con la dictadura de Batista”. Según cuenta María Werlau, en los días en que concedió esta entrevista —en el año 2019— estaban terminando de documentar los muertos de la dictadura de Batista y afirma “esto nunca se acaba”.
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