“En vez de llevarme para una cárcel o para un hospital me llevaron para la sección 21 que es la sección que se encarga de los periodistas independientes, de la policía política. Y entonces allí otro teniente coronel me dice: ‘Se te va a dar una licencia por problemas de salud.’ ‘¿Problemas de salud? Bueno, yo tengo un problema de salud, pero de los 75, está Chepe y varios que estaban realmente muy enfermos.’ ‘Eso no es así. En tu caso, te vamos a mandar realmente para tu casa.’ Me leyeron la cartilla. ‘Mira, ya sabes que tú no puedes meterte en nada porque tú lo que tienes es una licencia extrapenal y cualquier cosa y te volvemos a la cárcel. Tú no estás libre, es una licencia extrapenal por razones de salud, estás enfermo.’”
“La cárcel es de concrete y unas paredes de medio metro de ancho. Dentro de esa cárcel están las celdas de castigo. Y esas celdas de castigo es una especie de cárcel dentro de la cárcel. Se les llama Boniatico. Allí la celda es de dos metros y un poquito de ancho por siete metros de largo. Una letrina, baño turco, en la esquina como un tubo para bañarte. Que no podías bañarte porque nunca había agua. Era un eufemismo llamarle aquello ducha. Y una litera hecha con cabilla. Y un colchón que era mugriento, duro, apelotonado la guata que está dentro de la colchoneta. Allí era imposible. Aquello fue realmente una gaveta para que nos pudriéramos allí. Y allí en Boniato, comenzamos a purgar la condena.”
“El 19 de marzo habíamos terminado de almorzar y yo estaba haciendo la siesta. Sobre las tres de la tarde, cuatro de la tarde unos fuertes golpes a la puerta me indicaron que había llegado la hora. Mi esposa fue, abrió la puerta. Le enseñaron un carné de la policía política, la apartaron y entraron en turba. Un grupo grande de los miembros de la policía política. Y mi mujer: ‘¿Qué pasa?’ ‘Vamos a registrar la casa.’ ‘¿Usted trae una orden de registro?’ ‘No, no, no, somos del gobierno, somos la policía política. Llame a su esposo.’ Me llamaron, yo salí. Me dijeron: ‘Siéntese allí.’ Y comenzaron un registro a profundidad de toda la casa. Entonces cuando pasan al patio, yo les dije: ‘Tengan cuidado allí cuando vayan a registrar que allí tengo el C4.’ En vez de reírse, los tipos se alarmaron. ‘Me están registrando la casa como si fuera yo un terrorista. Y yo lo que soy, soy un pobre periodista, un pobre poeta, un pobre escritor que está en desacuerdo con ustedes.’ ‘¡Bueno, cállese la boca! ¡Esté tranquilo!’ Registraron la casa hasta las diez, las once de la noche. No recogieron el papel higiénico del baño porque parece que allí no se podía escribir.”
“Tuvo un gran impacto aquel reportaje. Pero en esas mismas vacaciones, una semana quizás después de haber escrito y publicado el reportaje, fui a Morón a visitar a mi hija que era pionerita. Cuando llegué, me dijo: ‘Papi, me da mucha pena decírtelo.’ ‘¿Qué pasó, mi hija?’ ‘Es que me da mucha pena decirte que eres un mentiroso.’ ‘Mi hija, ¿cómo tu padre va a ser un mentiroso?’ ‘Sí, papi. ¡Eso que tú escribiste en el Pionero, todo es mentira! Mira, vamos al centro de exploradores donde yo estuve.’ Fui al centro de exploradores de un pueblito en el Ciego de Ávila que se llama Majagua. Y allí los niños realmente estaban comidos por los mosquitos, no había casas de campaña como las del Parque Lenin, la comida era pésima. El agua faltaba, no se podían casi bañar…Aquello era horrible. Le digo: ‘Hija, tienes toda la razón, yo soy un mentiroso. Pero yo no soy un mentiroso porque lo haya querido sino porque me han engañado.’ Entonces cuando regreso a La Habana, pido, por favor, hacer un reportaje para que los niños como mi hija se dieran cuenta que todos los centros de exploradores no eran iguales.”
Manuel Vázquez Portal nació el 9 de octubre de 1951 en el norte de la isla, en la antigua provincia de Camagüey. Provenía de una familia campesina que poseía una pequeña finca. Cuando Manuel tenía 7 años, Fidel Castro llegó al poder. Formó parte de la llamada „generación encantada“, aquella que en un principio quedó fascinada por el nuevo mesías que prometía solucionar todos los problemas de la sociedad cubana. Sin embargo, durante sus años de universidad y después de graduarse, Manuel despertó de ese encantamiento al darse cuenta de la verdadera naturaleza del régimen cubano. A partir de 1995, comenzó su actividad disidente a través de la prensa independiente cubana. Sus artículos lograron publicarse en el extranjero, lo que provocó la persecución de estos periodistas por parte de la policía política cubana. La represión alcanzó su punto máximo en marzo de 2003 con el evento conocido como la Primavera Negra de Cuba, durante el cual más de 70 periodistas fueron arrestados. Entre ellos estaba Manuel Vázquez Portal, quien un mes después fue condenado a 18 años de prisión por supuestos delitos contra la estabilidad económica y estatal. Pasó varios meses en la temida prisión de Boniato en condiciones infrahumanas. Posteriormente, fue trasladado a otra cárcel, pero en 2006 sus problemas de salud lo llevaron a ser liberado. Ni siquiera la prisión logró silenciarlo. Durante su encarcelamiento, logró escribir un diario que fue publicado mientras aún estaba en prisión y traducido a 18 idiomas, causando un gran impacto a nivel internacional. A pesar de todo el sufrimiento que vivió, nunca perdió el sentido del humor e intentó no tomarse la situación demasiado en serio. Creía firmemente que sobreviviría. Tras su liberación, se exilió en Estados Unidos junto con su familia, donde trabajó como productor del programa de Oscar Haza.
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