“Recuerdo haber tenido un par de zapatos plásticos. Estaba loca por tener zapatos plásticos cerrados, pero los que tenían en la tienda de ropa no servían, eran para los niños más pequeños que yo. En un pueblo donde vivía la familia por parte de mi padre, mi tía trabajaba allí en una tienda de ropa. Allí había estos zapatos plásticos, pero no de mi número. Un tío mío que siempre era muy ingenioso le dijo a mi tía: ‘Tráeme estos zapatos plásticos que yo se lo voy a poner al pie de ella. ’¿Cómo mi tío va a ponerme los zapatos chiquitos grandes? Pensaba que estaba jodiendo, porque era muy jodedor. Mi tía le trajo un par de zapatos amarillos, un par de azules claro y y uno de blancos. Mi tío metió los tres pares de zapatos en una olla con agua, los tapó con presión y los dio candela a estos zapatos. Yo daba gritos. Cuando pasaron unos minutos con estos zapatos hirviendo, sacaron a estos zapatos y recuerdo que mi tío y mi papá jalaban por una punta cada uno hasta dejarlo a mi medida. Estos zapatos se enfriaban y se quedaban grandes, pero parecían un barco, eran así. Cuando lo ponías encima de una mesa, era un barco. Sin embargo, yo me podía poner mis zapatos plásticos. La mayor felicidad del mundo, me duraron años. Recuerdo que cuando ya me dejaban de servir, yo los cortaba la parte de delante para que los dedos me salieran y podérmelos seguir poniendo.”
“Otro de los actos de repudio que se le hizo a Néstor Rodríguez Lobaina en su casa… recuerdo que ya tenía mi hija dos o tres años y aquello era horrible. Creo que dentro de la oposición era el día que más miedo tuve. Era un edificio… él vivía en tercero o cuarto piso y las piedras que tiraban desde abajo daban en las ventanas y en las puertas del balcón, incluso las rompieron. Recuerdo que nos pasamos de la sala a la cocina y yo la senté a mi hija encima de la mesa. Por la parte de atrás tiraron una piedra, yo no sé como esta piedra desde abajo llegó allá arriba y le pasó a mi hija por delante de la cara. No me dio tiempo reaccionar. Unos centímetros más y a mi hija la matan de una pedrada a ella o a mí.”
“Me pasó algo muy duro con mi hija que es hipoacúsica. Nació sin escuchar y por ende no habla. Entonces mi hija necesitaba desde que nació implante coclear que fue realizado a sus años tras una batalla. Fueron seis años donde su papá y yo viajábamos constantemente en turnos a La Habana donde pedíamos que la operaran. Ellos decían que estábamos en una lista y que por ser del campo teníamos menos posibilidad de operar a mi hija. Cuando cumplió seis años, ya no aguantábamos más. Viene una enfermera y me dice: ‘Te veo años y años aquí y me duele tu caso.’ - ‘¿Qué pasó con mi caso?’ - ‘Tú sabes por qué a tu hija no la vamos a operar?’ – ‘¿Por qué?’ – ‘Porque sus padres son contrarrevolucionarios. Como sus padres son contrarrevolucionarios, la hija no tiene derecho a operación.’ Aquello me chocó, me dolió, me indignó, me molestó. Fuimos al hospital… en próxima consulta… y yo les dije que si no me operaban a mi hija, estamos preparados con todos los familiares en mi casa y que íbamos con todos los carteles para la Plaza de la Revolución a plantarnos hasta que operaran a mi hija. Bueno, la doctora no sé a quién llamó, nos dio una fecha, nos fuimos esta fecha y ellos operaron a mi hija. Fue el 13 de septiembre de 2013. Pero la operaron ya muy grande. Quiere decir que su lenguaje ya estaba desfasado. Mi hija no habla, porque ya era un poco tarde.”
Hay muy poco amor en la sociedad cubana, pero no es culpa de nosotros…
Yuliesky Sánchez Rodríguez nació el 12 de mayo de 1985 en Birán. El pueblo situado a mitad del camino de Holguín a Santiago de Cuba entró en la historia de Cuba como el lugar de nacimiento de los hermanos Castro. Después del triunfo de la Revolución Cubana pasó por una transformación profunda. Los contingentes de obreros y técnicos de todo el país vinieron a Birán para levantar nuevas viviendas de casas prefabricadas a las cuales posteriormente se trasladaron los campesinos. Se construyó también una presa, empezó a funcionar una oficina de correos etc. Todo eso resultó en una lealtad completa de los habitantes locales al gobierno cubano y sobre todo al comandante en jefe, Fidel Castro. Para Yuliesky, Birán es el pueblo más miserable de Cuba, incomunicado con las ciudades, afectado por una falta de oportunidades para los jóvenes que frecuentemente terminan como alcohólicos, lleno de ladrones y enfermedades que hay que curar con las hierbas debido a la falta de medicamentos y atención médica. Después de haber terminado la escuela secundaria, Yuliesky quería seguir en una escuela militar, pero no la aceptaron. Entonces terminó en una escuela de arte en Holguín, donde cogió la especialidad de danza. Estas instituciones se dedicaban a la preparación de las personas que deberían inculcar a la población el amor a la revolución cubana a través de la cultura. Durante los estudios tenía que lidiar con una difícil situación económica, lo que intentaba solucionar por ejemplo con la venta de dulces de tamarindo que producía de la fruta cosechada en las afueras de la escuela. Terminó la escuela en Santiago de Cuba y a pesar de querer trabajar allí, tuvo que regresar a Birán y trabajar cinco años para obtener su título. Eso se volvió imposible cuando conoció a su novio, Rolando Rodríguez Lobaina. La relación con el opositor llevó a su despido del trabajo. Las autoridades también arrancaron una campaña difamatoria contra Rolando que fue orientada hacia los demás miembros de la familia de Yuliesky. Ella y Rolando tuvieron que mudarse a Baracoa. Allí, Yuliesky fue víctima de una serie de actos de repudio, hostigamiento constante y arrestos junto con los demás miembros de la familia Rodríguez. Las actividades en la oposición cubana impactaron también a su hija a quien le negaban la operación para solucionar su hipoacusia. Al final la operaron bajo la amenaza de protestas en las calles de La Habana. Sin embargo, hasta el día de hoy, la muchacha tiene problemas con el habla. Yuliesky trabaja como periodista independiente, haciendo reportajes que captan la realidad social y el sufrimiento de la población cubana.
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