“Te confieso una cosa… Si yo hubiera sabido, cuando empecé a escribir para Cubanet, lo que significaba ser periodista independiente en Cuba, yo no lo hubiera aceptado jamás. Porque me doy cuenta, no solamente por lo que me han hecho a mí, sino por lo que les han hecho a otros colegas – estamos totalmente desprotegidos desde el punto de vista interno. Sí, tenemos la solidaridad internacional, pero aquí en Cuba, nosotros lo que tenemos es una bala en la cabeza.”
“Mira, la comida en la prisión en aquel tiempo nunca fue buena. Pero vi cosas que nunca olvidaré. Nunca olvidaré el 31 de diciembre del año 1999, el primer 31 de diciembre que pasé preso, donde le sirvieron a todos los presos pollo podrido. Y cuando te digo podrido, estaba verde. Que no hubo una sola persona en ese piso que se pudiera comer aquello. Y con un hedor insoportable. Vi personas morirse por falta de atención médica, porque no les prestaban atención. Vi personas que perdieron el control y se suicidaron porque no pudieron aguantar las condiciones aquellas. A mí me ubicaron, y al resto de los abogados, dicen ellos, en el mejor piso, que era el piso de los trabajadores. Y había 23 personas sancionadas por asesinato.”
“Bueno, ante todo te voy a decir que yo estoy completamente convencido que la gran fábrica de disidentes es el Gobierno cubano. El Gobierno cubano es el que crea los disidentes. Porque fíjate, vamos a suponer que conmigo cometen una injusticia. Pero si yo acudo ante un tribunal o ante una institución realmente justa y realmente independiente, que no dependa de nadie, y me hace justicia, yo no tengo por qué convertirme en un disidente. Si se repara el daño, si a mí no me marginan por la declaración que estoy haciendo, si me hacen justicia, yo no tengo que convertirme en un disidente. El que se hace disidente, asume esta posición cuando empieza a reclamar un derecho o la justicia, y se les niega ese derecho y esa justicia. Cuando comienzan a declarar un derecho que es universalmente reconocido y que este propio Gobierno ha ratificado a nivel internacional y en la práctica, entonces es ahí cuando tú te conviertes en un disidente. Yo siempre me he considerado un disidente.”
“En mi expediente había unas letras rojas C-R. Contrarrevolucionario. Yo había sido sancionado por un delito común. ¿Por qué me pusieron una C-R? Yo no he puesto una bomba en este país, yo no he sido miembro de un movimiento opositor, yo sólo era abogado que decía la verdad. Pero yo ya era considerado como un contrarrevolucionario. Y quizás sea que yo ya había tenido algunos problemas con la Seguridad, pero por mi condición de escritor. Pero lo cierto es que cuando ingreso a la prisión, estoy identificado como contrarrevolucionario. La prisión fue un golpe brutal. Los 49 días que me pasé en Operaciones, esos no se los deseo a ningún ser humano en este país ni en ningún lugar del mundo. La comida que te dan es comida para puercos. Las condiciones de estas celdas… Cuatro hombres durmiendo en un cubículo que apenas rebasa el metro y medio de ancho, en oscuridad total, defecando a la vista de todo el mundo, teniendo que tomar agua en una plumita que está a menos de treita centímetros de ese hueco inmundo, baňándote cuando te ponen el agua y a veces se te quedas hasta enjabonado, en una cama que era una plancha de hierro colgando con cadenas, llena de mugre que cuando le daban la oportunidad a uno lo limpiaba, y lo que salía de ahí era algo terrible. Eso fue tremendo para mí. Yo sinceramente jamás pensé que en Cuba existiera este tipo de celdas.”
“Y entonces yo salgo en el primer año [de su servicio social en la Central Electronuclear de Juraguá] miembro del Comité de la Dirección de la Juventud [Unión de Jóvenes Comunistas]. Yo no sé si era por mi formación, quizás… Yo era un poco rígido con aquello, o creía tanto lo que me habían enseñado, que yo no podía admitir que hubiera un dirigente que tuviera un automóvil esperándolo en el castillo Juraguá para recorrer dos kilómetros, otro automóvil esperándolo en el pasacaballos en el otro lado de la bahía, y otro automóvil en Cienfuegos. Tres automóviles para un dirigente. Para mí aquello era inconcebible. Y hacían unas fiestas a costa del público, del dinero del estado. Y todo aquello se sabía. Porque yo era un asesor jurídico y los trabajadores venían a comentarme. Y yo en uno de aquellos ataques románticos que siempre he tenido, pues me paro en una Asamblea del Comité de la Juventud y planteo todo aquello. Y aquello fue el inicio… Yo digo que el inicio de mis desgracias está ahí en la Central Electronuclear. Porque si yo hubiera sido una persona obediente, y me hubiera importado poco lo que yo pienso, yo estuviera hoy en el Comité Central del Partido, y lo digo con absoluta convicción.”
“Yo te puedo decir y te lo digo sin nigún temor - yo he sido una persona muy revolucionaria. Pero siempre he sido un revolucionario conflictivo entre comillas. Nunca caí bien porque no he sido y nunca seré una persona dócil, y quiero que el Dios me dé fuerzas para seguir siendo una persona dócil. No me parece que el destino del ser humano es encajilarse por lo que le digan, sino buscar por sus propios medios, descubrir e ir buscando respuestas. Y aún hoy te puedo decir que estoy muy de acuerdo con cosas que ocurren en nuestra sociedad. Pero no estaré jamás de acuerdo con la falta de libertad que hay en ella.”
“Estoy completamente convencido que la gran fábrica de disidentes es el Gobierno cubano.”
Roberto Jesús de Quiñones Haces nació el 20 de septiembre de 1957 en Cienfuegos, Cuba, exactamente quince días después de haberse sublevado el pueblo contra la dictadura de Fulgencio Batista, siendo guiado por Fidel Castro. Su familia era políticamente arbitraria - su padre era revolucionario, mientras que la parte materna de su familia contrarrevolucionaria. Esta diferencia de opiniones marcó notablemente la infancia y juventud de Roberto, el cual después de haber deseado ser militante de la Unión de Jóvenes Comunistas, en 1986 fue expulsado por diversionismo ideológico. En 1976 empezó a estudiar la carrera de derecho en la Universidad Central “Marta Abreu” de las Villas, ubicada en Santa Clara, Cuba, donde en 1978 fue votado presidente estudiantil de la Facultad de Derecho, lo cual le desagradó a las autoridades universitarias. En 1981 se graduó de licenciado en derecho e inició su servicio social en la Central Electronuclear de Juraguá, de donde fue expulsado por relaciones con una extranjera colombiana en 1982. Ahí estalló su carácter revolucionario y su ideología dio una vuelta significativa hacia la disinencia. Al volver con su antigua novia y actual esposa se mudó a Guantánamo donde terminó su formación en abogacía, sin embargo, sus opiniones numerosas veces le impidieron o al menos complicaron el ejercicio de su oficio. Como abogado, en 1998-1999 defendió a una amiga suya notaria, acusada por haber participado en una compraventa ilícita de inmueble, y después de una serie de quejas y cartas expresando su desacuerdo con el trato hacia su clienta, el mismo Quiñones fue cuestionado y al final también inculpado en el mismo caso jurídico y condenado a ocho años de privación de libertad, llevando su expediente siglas rojas de “C-R” (“contrarrevolucionario”). Cumplió su condena entre los años 1999-2003 en el Combinado de Guantánamo, de donde fue liberado condicionalmente después de cuatro años por buena conducta. Después de haber salido de la prisión, sufría de problemas laborales y persecución, y al final en 2012 empezó a trabajar para el periódico independiente Cubanet. Desde junio de 2013 sufre de incesante hostigamiento, amenazas y registros en su domicilio. En abril de 2019 recibió una multa por haberse resistido a la hora de la detención saliendo de un Tribunal donde defendía a sus clientes, la cual se negó a pagar por sentirse inocente, y fue condenado a un año de privación de libertad. En agosto de 2019, el Tribunal de apelación volvió a ratificar la condena original por no haber pagado la multa y el 11 de septiembre de 2019 fue llevado preso a cumplir su condena. Roberto Quiñones es también escritor - en 1991 fue publicado su primer libro de poemas “La fuga del cielo”, hasta ahora lleva cinco libros de poemas publicados en Cuba y uno de cuentos publicado en Miami. En 2001 recibió premio de la revista Vitral (en Pinar del Río) con su libro de poemas escritos en la cárcel.
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