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Los comunistas pensaron que, porque nos íbamos del país, dejábamos de ser cubanos. Estaban completamente equivocados.
nacido el 9 de noviembre de 1965 en la Habana en una familia de clase media que profesaba altos valores morales y espirituales
emigró a España en 1971 y luego a los Estados Unidos debido a los eventos revolucionarios y la represión en Cuba
obtuvo una maestría en Ciencias Políticas en la Universidad de Florida y luego obtuvo un doctorado en Relaciones Internacionales en la Universidad de Miami
durante sus estudios logró el renacimiento de los Directorios
trabajó como reportero, periodista y finalmente como profesor universitario
desde los 13 años, miembro de la organización Alfa 66, que luchó por la liberación de Cuba
se involucró en las actividades de la Unión Patriótica Cubana en 1980
fundó el nuevo Directorio Democrático Cubano
escribió un libro titulado „Cuba: una nación en busca de un estado“
viajó a Europa del Este en la década de 1990 y a Checoslovaquia, donde conoció a Václav Havel, quien luego le sirvió de ejemplo de libertad.
Českojazyčná verze textu následuje po španělské verzi:
“La salida era permanente. El régimen comunista no permitía regreso, ni permitía visitas”, cuenta Orlando Gutiérrez Boronat, profesor universitario y fundador del Directorio Democrático Cubano.
Orlando nació en noviembre de 1965. Su familia por parte de madre procedía de la parte oriental de Cuba, mientras que la parte del padre venía del occidente. “Mi familia no era gente de grandes cantidades de dinero, no eran personas ricas materialmente, pero eran personas muy ricas espiritualmente, moralmente”, comenta Orlando. “Ellos tenían un vínculo muy especial con Cuba. Mi abuela veneraba mucho a la Virgen de la Caridad de Cobre, que es el símbolo religioso máximo de los cubanos católicos y de muchos no católicos, y también veneraba la memoria de José Martí, al cual le dicen el apóstol de los cubanos”, recuerda.
Su bisabuelo desempeñó cargos importantes en el Congreso de Cuba. “De su parte recibí una cosa que es difícil de describir: el sentido de la unidad orgánica con Cuba, que va más allá de la dictadura de turno, un sentido de responsabilidad por Cuba y de que nuestra vida misma era parte de este destino común que es Cuba”, comenta Orlando, enfatizando la profundidad histórica de este sentimiento específico de ser cubano que se remonta a la lucha por la independencia y la constitución de la República.
“Hay que ver adonde había llegado Cuba entre 1898 y 1959. Y cualquiera que vea eso, se da cuenta de lo especial y excepcional que es ser cubano. Esa mezcla tan poderosa del español, el africano y el chino, y algunos otros, que se mezcló de una manera orgánica y produjo un pueblo muy trabajador y muy creativo. Y el país que lo perdió todo para ser libre en 1959, con todos los problemas políticos, había logrado un crecimiento impresionante”, comenta Orlando, cuyos padres se sentían parte de este crecimiento, diciendo que “construían la República, y la República los construía a ellos”.
Los padres de Orlando, al principio, creyeron en la Revolución, pensaban que le iba a dar a Cuba el empujón que le hacía falta para desarrollarse, según recuerda Orlando, que compara a Cuba con Taiwán señalando que Taiwán ahora es una potencia mientras que Cuba ha retrocedido. “Si Cuba no toma un cambio de rumbo radical a corto plazo hacia una economía y sociedad abierta, hacia elecciones libres multipartidistas, hacia una nueva Constitución, hacia un Estado de derecho, va a ser un estado completamente fallido”, comenta.
Orlando recuerda los programas de televisión que veía en su infancia: Los Tres Mosqueteros, Enrique de Lagardere, Guillermo Tell, pero también recuerda una telenovela de “unos guerrilleros que se van a la montaña y derrocan a una dictadura”, refiriéndose obviamente a Fidel Castro y la toma del poder. “Mis padres me prohibieron ver esos episodios, porque pensaban que era adoctrinamiento y propaganda”, recuerda. Riéndose, recuerda también otras cosas como un juego de oscurecer cuadritos en el periódico que, rellenando los cuadros bien, resultaba en el rostro del Che Guevara. “Recuerdo que, cuando le dije el último número a mi madre, ella dijo: ‘Basura, qué porquería esta. Esto no es para niños, ya no respetan ni a los niños’”, señala. Orlando tuvo que sacar aquel periódico de la basura para darse cuenta una vez más que su familia no estaba de acuerdo con el nuevo régimen.
En 1971 salió de Cuba con sus padres. “Salir del país era no ver nunca más a mis tíos, a mis abuelos, y eso que éramos una familia muy unida”, afirma. Antes de salir de Cuba, su padre lo acompañó a ver los lugares principales de La Habana. “Me dijo: ‘mira, para que veas tu país, porque nos vamos, y lo más probable es que no haya regreso’. Recuerdo haber tocado las puertas de metal del Capitolio, recuerdo el Malecón, son recuerdos inolvidables. Deja un impacto profundo en el alma eso de separarse de lo que es de uno, que es la patria, la familia, el barrio, las amistades... Y así, a muy temprana edad, me di cuenta de que algo estaba terriblemente mal con Cuba”, recuerda Orlando. “¿Qué hubiera sido de mí si nos hubiésemos quedado en Cuba? Yo creo que me habría hecho de la resistencia”, comenta.
De Cuba, su familia se fue a España, después a Nicaragua y finalmente, un año y medio más tarde, finalmente llegaron a Miami. “Llegando, nos alcanzó la noticia de que mi abuelo había muerto. Mi padre fue, se sentó debajo de un árbol de mango, y me dijo: ‘Vamos a recordar a tu abuelo un minuto’. Dentro de mí, también siempre he llevado que mi abuelo le insistió a mi padre para que me sacara del país, para que me sacara del comunismo, aunque él se quedaba, porque él sabía que nada bueno podría ocurrir bajo ese tipo de sistema”, recuerda. “Este ambiente de unidad familiar contribuye indiscutiblemente a mi identificación de lo que es la patria y a mi sentimiento de lo que es la nación”, agrega.
“Son memorias muy fuertes que moldean nuestra identidad como cubanos. Somos cubanos nacidos o criados en la diáspora, en la nación fuera del territorio. El comunismo convirtió a Cuba en una nación transterritorial”, resume. “Los comunistas cubanos pensaron que, porque nos íbamos del país, dejábamos de ser cubanos”, agrega. “Estaban completamente equivocados. La nación es un firmamento espiritual, un fundamento del alma, no desaparece”, describe. “Los cubanos desterrados triunfaron mayormente en EUA, pero no olvidaron que eran parte de la unión espiritual que se llama la nación cubana”, afirma.
Orlando se educó en los EUA, en una zona mayoritariamente cubana en Miami, “orgulloso de ser americano, de ser parte de esta gran república, pero también me he sentido, muy especialmente, cubano”, comenta. Con un cariño especial recuerda la educación teológica que le dio el Colegio de La Salle. “En Cuba se dio un esfuerzo medular por descristianizar al país. El castrismo en los primeros años intentó acabar con la religión cristiana en Cuba. Y muchos jóvenes cubanos murieron ante el paredón de fusilamiento gritando ‘Viva Cristo Rey’”, menciona. “No estoy de acuerdo con la política del actual pontífice hacia el régimen castrista”, agrega sobre el Papa Francisco.
A sus 13 años empezó a tener una serie de conversaciones de las razones por las cuales había salido de Cuba, acompañándolas de lecturas importantes de la historia de Cuba que consolidaron su comprensión de lo que es Cuba para él y forjaron su sentimiento nacional. “Mi familia prosperaba económicamente, pero sentí que tenían una nostalgia, una tristeza por Cuba”, recuerda. La decisión que tomó al respecto fue participar personalmente en organizaciones que se esforzaban por la libertad de Cuba. Tenía primos involucrados a Alfa 66, y él mismo se alistó también. Más tarde participó en la Junta Patriótica Cubana, fundada en 1980, “en los mismos días en que 11.000 cubanos inundaron la Embajada del Perú”, recuerda. “Fue una campana que sacudió al pueblo cubano”, agrega, recordando como el pueblo de Miami se lanzó a las calles. “Recuerdo ese poder unido cubano en apoyo a nuestros hermanos en Cuba. Eso concluyó ese primer ciclo mío de conciencia de lo que era ser cubano”, comenta.
Orlando se fue involucrando cada vez más y más en la lucha por una Cuba libre y participó en la Organización para la Liberación de Cuba. “Este grupo estaba en una lucha tratando de volver a encender la rebeldía dentro de Cuba y seguí allí hasta que después, en la Universidad, ayudé a volver a empezar la Federación de Estudiantes Cubanos”, comenta. “Para mí había una tradición de lucha muy importante en Cuba, que es la tradición de los directorios”, recuerda sobre esos movimientos estudiantiles para luchar contra la dictadura. El 27 de noviembre, siendo el Día del Estudiante, en memoria a los fusilamientos de los estudiantes de medicina por parte de las autoridades coloniales españolas, hicieron una actividad en la que participaron más de 200 personas, sentando en una mesa a los representantes de los diferentes Directorios existentes en el pasado, comprometiéndose a formar un nuevo directorio, gracias a la organización Jóvenes Cubanos Libres y su congreso internacional en 1990. “La última sesión plenaria, recuerdo que duró 24 horas seguidas”, recuerda Orlando. Y así es como se formó un nuevo directorio: el Directorio Democrático Cubano.
Los objetivos del Directorio fueron la vinculación con el movimiento disidente en Cuba de aquel momento, la resistencia civil, la lucha no violenta contra la dictadura y la búsqueda de apoyo internacional para la lucha dentro de Cuba. “Nos dedicamos de lleno al Directorio, intentando contribuir a la unidad, a la efectividad de la lucha dentro de Cuba, respaldar la disidencia, y reformar el pueblo de Cuba. Hemos luchado con mucha fuerza para hacer eso”, narra Orlando. El Directorio, a través de diferentes etapas, sigue funcionando, y se hermanó con el Movimiento de la Resistencia Interna en Cuba. Formó una red internacional que igual sigue funcionando hasta hoy en día, igual que una estación de radio que transmite a Cuba, Radio República. Desarrolló un programa de asistencia a los presos políticos dentro de Cuba, lograron el Acuerdo por la Democracia en Cuba con 10 puntos referentes a cómo debe suceder la transición. Se constituyó la Asamblea de la Resistencia Cubana que ha sido una unidad de las organizaciones de lucha cubana por el cambio en Cuba, entre otras muchas acciones.
“Ha sido una lucha efectiva, fructífera, hemos estado haciendo lo mejor que podemos, conociendo a personas excelentes que han matizado y perfilado de una manera cada vez más clara la resistencia al régimen”, comenta Orlando. “Creo que logramos vencer la muralla de separación que el régimen castrista estableció entre los cubanos de adentro y de afuera, tendiendo un puente de hermandad en la lucha con los hermanos en Cuba. Nunca olvidaré a los cuatro hermanos que murieron cuando tumbaron los aviones de Hermanos al Rescate, uno de ellos era miembro del Directorio, Mario de la Peña, y el amor que él tenía por Cuba y por servir a los cubanos. Y con mucha fuerza y sacrificio, creo que los cubanos libres hemos tendido este puente de unidad entre los cubanos, para no ser divorciados por el comunismo”, agrega.
El rol de educador de Orlando es muy notable cuando se le pregunta con qué palabras se dirigiría a un estudiante francés de 25 años que quisiera ir a Cuba, como ejemplo de una persona no familiarizada con la historia y la política cubanas. “Le diría que tiene que entender que Cuba es un país que heredó una cultura de libertad, del Estado de derecho. Si quieren ir a Cuba, hay que leer bastante sobre Cuba, y entender, lo que pasó en Cuba. Y segundo, entender que va a un país que es una inmensa prisión”, comenta Orlando.
A principios de los años 90, Orlando tuvo la posibilidad de viajar a los países europeos poscomunistas. Menciona el ejemplo de Václav Havel: “Nunca olvidaré al presidente de la República Checa llegando a una presentación de un libro, él solo, manejando su propio carro, conversando con los estudiantes... Me emociono al recordar aquello. Me dije: ‘Ésta es la libertad’”, narra Orlando. “Recuerdo a los checos que me han dicho: ‘Los cambios empiezan mucho más rápido de lo que uno piensa, empiezan en la personalidad de los seres humanos’”, recuerda. “El cubano necesita verse de una manera diferente. Necesita verse en todo lo que puede ser”, añade.
“Cuba tiene un desastre demográfico. Es el único país latinoamericano con la tasa de natalidad negativa. Es decir, cada año hay menos cubanos. Es el país latinoamericano con la tasa de suicidios más alta, con la tasa de abortos más alta. Es el país latinoamericano con la mayor cantidad de presos políticos. Es un país en el cual la juventud no encuentra oportunidad y sueña con emigrar. Es un país con un sistema económico en bancarrota que necesita un subsidio foráneo constante para poder subsistir. En 1959, Cuba se alimentaba a sí misma, Cuba hoy en día no puede alimentarse sin importaciones de comida desde el exterior, principalmente desde EUA, que es el país que más medicinas le dona y le vende a Cuba. Eso lleva a un cuadro terrible, es decir, está desapareciendo la población cubana en Cuba, es un país subpoblado. No veo actualmente en el liderazgo comunista de Cuba la decisión de cambiar el rumbo dramáticamente para salvar el país”, resume Orlando, cerrando la entrevista y subrayando que es necesario unir las fuerzas y luchar con más ahínco que nunca “para refundar a Cuba”.
Česká verze:
Když bylo Orlandu Gutierrezovi Boronatovi 7 let, odstěhoval se spolu s rodiči z Kuby. Kuba se pro jeho rodinu stala prostorem, ve kterém už dále nechtěli žít, protože nesouhlasili s tím, co se v zemi dělo. Odchod ale nebyl jednoduchý, znamenalo to, že už nikdy neuvidí své blízké, přítele a ani místa, která tak milovali. Orlando cítil zodpovědnost za to, co se na Kubě dělo a proto se v Miami začal zapojovat do organizací, která za osvobození Kuby bojovala. Tomu se věnoval nejen při studiu ale také po něm. Stál u zrodu mnoha organizací a skupin, které sjednocovaly exilovou činnost a podporovaly boje za kubánskou svobodu. Napsal o Kubě knihu a plánuje vydat další. Studuje politické dění Kuby a je autorem mnoha úvah o kubánském budoucím směřování: „Pokud Kuba v krátké době nezmění zásadně kurs směrem k otevřené společnosti, otevřené ekonomice, svobodným volbám, systému více stran, právnímu státu a nové ústavě, stane se zhrouceným státem.“
Z Kuby odcházel s vědomím, že už se tam nikdy nevrátí. Exil znamenal být daleko od jeho blízkých a příbuzných, kteří ho vždy vychovávali v duchu vysokých duchovních i morálních hodnot. Orlando pochází z velmi tradiční, rozvětvené rodiny. Měl mnoho bratranců, strýčků a tetiček, kterých jsem si vážil. Byl vychován v prostředí rodinné soudržnosti a to bezesporu přispělo k tomu, že se ztotožnil a silně cítil s kubánskou vlastí a národem. „Od svých prarodičů jsem dostal do vínku něco velmi významného, pocit organické sounáležitosti s Kubou. Měl jsem vědomí organické jednoty s Kubou, pocit odpovědnosti za osudy Kuby. Vědomí, že je to naše země a naše místo a že náš vlastní život je součástí společného údělu, kterým je Kuba.“
V Miami se dále rozvíjely jeho akademické, náboženské a duchovní zkušenosti, které vedly k tomu, že si uvědomil, že jeho rodina stávající kubánské poměry odmítá. Byl si proto jistý, že pokud se zapojí do hnutí podporující osvobození Kuby, bude mít podporu rodiny. A tak se taky stalo. Po dokončení univerzity se stal reportérem, novinářem a nakonec učitelem, kterým je dodnes.
„Již od útlého věku jsem pozoroval, že ačkoliv se mé rodině ekonomicky dařilo, stale cítila velký smutek a nostalgii po Kubě. Došel jsem k přesvědčení, že musím ve vztahu k tomu, co se na Kubě stalo a jak to zasáhlo mou rodinu, učinit nějaké osobní rozhodnutí. A rozhodl jsem se připojit se k boji za osvobození Kuby.“ Už ve třinácti letech se Orlando zapojit do organizace Alfa 66 a později do dalších hnutí. V roce 1980 bylo založeno Kubánské vlastenecké shromáždění, které podporovalo odpor kubánského lidu formou manifestací a stávek.
Orlando začal poznávat a cítit, jaké to je být Kubáncem, který bojuje za svobodu své rodné země. Motivovalo ho to k tomu své úsilí a angažovanost ještě zvýšit. „Zapojil jsem se do mládežnické organizace , která se jmenovala Organizace pro osvobození Kuby (Organización para liberación de Cuba), kterou vedl Ramón Saul Sánchez. Získal jsem tam skvělé přátele. Tato skupina se snažila opět zažehnout vzpouru na Kubě.“ Na univerzitě koncem osmdesátých let pomohlo oživit Federaci kubánských studentů a stal se jejím předsedou.
Neménědůležitá byla také bojová tradice tvz. Direktorií, tedy studentských hnutí, která se zrodila v několika kubánských generacích s cílem bojovat proti diktaturám. V té době neexistovala žádná mládežnická organizace, a bylo nutné zorganizovat nové mládežnické hnutí. „Pamatuji si na první aktivitu, kdy jsem byl předsedou federace kubánských studentů. 27. Listopadu si Kubánci připomínají den, kdy španělské koloniální úřady daly popravit studenty medicíny. Je to den studentů. Uspořádali jme na universitě akci, kam přišlo spoustu lidí. Bylo tam vice než dvě stě lidí.“
To nebylo zdaleka všechno, čeho se podařilo dosáhnout: „Založili jsme časopis, dělali jsme experimentální divadlo a různé kulturní aktivy s cílem oživit kubánskou identitu v naší generaci. Začali jsme spolurpacovat s dalšími skupinami mladých Kubánců v Americe a v dalších zemích a v září 1990 jsme uspořádali Mezinárodní kongres mladých za svobodnou Kubu.“ Hlavním cílem nově založeného direktoria bylo spojit se s disidentským hnutím, které se na Kubě právě rodilo, a podpořit občanský nenásilný odpor v rámci boje proti diktatuře.
Podle Orlanda Gutierreze Boronata se kubánský komunistický režim podobá komunistickému režimu Lenina, Stalina a Mao Ce-tunga. Je to režim, který se zrodil přímo z revoluce, kterou organizovala paramilitární skupina, a jejíž vůdce využíl všechny prostředky modernity, aby umocnil své charisma a zvýšil svou schopnost mobilizovat dav. Kubu označuje za zemi, která je jedním velkým vězením.
„Fidel Castro byl náruživým čtenářem Lenina a jeho učení. Navíc Leninovo učení uvedl do praxe. Mimochodem je málo známou skutečností, že mezinárodní nacistická síť - tedy to co z ní po druhé světové válce zbylo - pomohla Castrovi upevnit revoluční režim na Kubě.“ O vývoji kubánské historie a politické scény napsal Orlando knihu. Tomuto tématu se nadále věnuje se záměrem vydat další knihu. Jeho předpověď budoucnosti Kuby není příliš optimistická. Pokud prý Kuba nezmění svůj přístup ke společnosti a hospodaření, velice brzy se stane zhrouceným státem. Pozornost by kubánská vláda měla také věnovat tomu, že počet Kubánců v zemi každým rokem ubývá.
Na začátku devadesátých let Orlando Gutierrez Boronat získal nové zkušenosti z návštěv České republiky, Maďarska, Polska a Litvy. Tyto země ho přesvědčily, že svoboda je možná. Vzpomíná také na setkání s Václavem Havlem: „Nikdy nezapomenu na to, jak prezident České republiky dorazil na schůzku nebo na prezentaci knížky ve svém vlastním autě, které sám řídil. Jak šel sám přes náměstí a bavil se s se studenty a s dělníky o domácích tématech. Když jsem to viděl, řekl jsem si vzrušeně:”Tak vypadá svoboda!”
© Všechna práva vycházejí z práv projektu: Paměť kubánského národa – nástroj pro transformaci kubánské společnosti ke skutečné svobodě
Příbeh pamětníka v rámci projektu Paměť kubánského národa – nástroj pro transformaci kubánské společnosti ke skutečné svobodě (Martina Saitlová)