Orlando Gutiérrez Boronat

“Me daba cuenta en esos comienzos de que mi familia no aceptaba lo que venía, no aceptaba lo que existía. Recuerdo una vez que fui a casa de un amiguito que vivía al lado de nosotros y su padre era teniente de la Seguridad del Estado, y me invitaron a una fiesta de cumpleaños. Y recuerdo de niño entrar ahí, y ver cosas que nunca había visto antes en la casa. Y recuerdo después venir a contárselo a mi papá y el rostro de mi mamá cuando regresé y le conté lo que había visto. Dijo: ‘Qué clase de país es este? En el cual la gente que trabaja, que se esfuerza, no puede tener bienes de consumo, sin embargo, la Policía Política sí los puede tener. Porque eran cosas que eran negadas a los cubanos. Mi familia en Cuba trabajó muy duro por alcanzar cosas. Mis abuelos por parte del padre fue gente que se quedaron sin tierra como resultado de la Guerra de Independencia. Sin embargo, siendo militar, siendo policía, logró que sus hijos fueran a la Universidad. Y esa era Cuba como país”.

“Hicimos una revista, teatro experimental, diferentes formas culturales de reanimar la cubanidad de nuestra generación. Y eventualmente, coordinamos con diferentes grupos de jóvenes cubano-americanos y de otros países, y se hizo el Congreso Internacional de Jóvenes por una Cuba Libre, en septiembre de 1990. Eso coincidió con la caída del comunismo a nivel internacional. Y ese congreso fue un congreso con muchos delegados, con mucho debate, la última sesión plenaria recuerdo que duró 24 horas seguidas. Y para mí la decisión fundamental de ese congreso, fue la creación de un nuevo directorio. De un directorio, en aquel momento Revolucionario Democrático Cubano, que después se quedó en Directorio Democrático Cubano. Que era un Directorio para continuar la tradición de lucha de la juventud, para luchar de una manera muy específica por la libertad de Cuba en ese momento. Y desde el primer momento, el Directorio tuvo varios objetivos. Vincularse con el movimiento disidente que estaba empezando dentro de Cuba en aquel momento. La resistencia civil, la lucha cívica no violenta como mecanismo de lucha contra la dictadura”.

“El cubano necesita verse de una manera diferente. El cubano necesita verse en todo lo que puede ser. Yo creo que la sinceridad, la experiencia, la dedicación de las personas que hemos conocido en Europa del Este, ha sido una experiencia enriquecedora espiritualmente. Sobre todo, la amistad y la hermandad que me he encontrado en la República Checas. Un país de honda cultura democrática. El ejemplo de Václav Havel. Nunca olvidaré al presidente de la República Checa, llegando a una presentación de un libro, él solo, manejando su propio carro, cruzando una plaza, conversando con estudiantes y con trabajadores que venían a abordar los temas nacionales... Me emociono al recordar aquello. Me dije: ‘Ésta es la libertad’”.