Raúl C. García

* 1946

  • “Sandino es un lugar en Pinar del Río, que es muy apartado llegando a la península, es casi lo último. Es un terreno arenoso muy malo. En Cuba no hay nada de desierto, pero yo decía que se parecía al desierto, porque era arenoso. Entonces los llevan para incomunicarlos totalmente, con militares, hombres nada más – allí no había mujeres. Ellos estuvieron tiempo sin ver a sus esposas, a sus hijos. Mi papá estuvo meses sin ver a mi mamá a los muchachos… Y entonces, allí los pusieron a construir. Ellos vivían en naves. Hicieron brigadas y empezaron a construir. Claro, obligados por ellos [por los militares]. Pero ellos no querían estar allí, ellos querían estar trabajando en sus terrenos, en sus fincas. Y entonces allí empezaron a fabricar naves, casas, construir edificios que se suponía que eran para ellos. Que ellos se quedaran allí por siempre. Mi papá dijo que no, que él no traía a su familia para allí. Entonces los cambiaron y vivieron en Camagüey que fue un lugar al el cual salió la gente que estaba desalojada. Porque la palabra ‘desalojado’ no se utiliza en Cuba. Según ellos, no se ha desalojado a nadie, ni se ha estropeado ninguna familia. Y es todo lo contrario. Entonces allí los tenían trabajando, sin ganar nada, con un trato humano muy malo, de comida ni hablar, peor todavía. Mi papá estuvo allí casi cuatro años.”

  • “Quisiera que fuera el mejor, pero como van las cosas, no creo que esté muy cercano. Quisiera que fuera esta noche mismo. Yo no defiendo ninguna dictadura, ni de derecha, ni de izquierda. Pero cuando una dictadura derecha hace algo, el mundo entero, comenzando por el Papa, le caen arriba. Cuando una dictadura de izquierda, el comunismo, es una gracia para el mundo entero. Y en Cuba está pasando eso. Si no hay algo, que les complique la vida, como los Estados Unidos, ellos no lo van a hacer. Pero lamentablemente en Cuba las cosas están distintas. Hace años hubiera querido que aquello terminó, que aquello está en vía de terminar. Pero como se han visto las cosas a través de los años, ellos cometen un error grave y son muy habilidosos para cometerlo. Saben cómo trabajar con el pueblo y con Estados Unidos para cometer errores. Ellos cometen errores graves como el asesinato al pueblo… Al pueblo que lo tienen allí encerrado. Pero con los demás, ellos se miden mucho. No es que uno quiera que Estados Unidos haga las cosas por uno, pero en el mundo entero, siempre una lucha necesita ayuda de alguien.”

  • “La vida mía en la guerrilla fue muy corta. Estábamos en ayuda constantemente. Había guerrilleros muy duros. Los campamentos se improvisaban, no era un campamento fijo. No era un campamento donde tú podías estar días y días sin problemas, era un constante movimiento. Con la comida era muy difícil – había colaboradores que podían llevar comida, pero si había movimiento, no se podía llevar comida, se pasaban noches y días en lluvia o a lo que fuera. Era muy difícil con los heridos. Un herido no se podía llevar al hospital, lo curaban los campesinos. Había controles que te cogían preso si tú entrabas en estos lugares con medicina o con ropa. La vida de la guerrilla era muy difícil. Ya le digo, los campamentos no podían ser estacionados, fijos, tenían que ser en pleno movimiento. Porque no había territorio controlado. Cada uno estaba en su zona, moviéndose constantemente. Cada vez más era la ofensiva y menos apoyo por parte de los colaboradores que tenía la guerrilla.”

  • “Los campesinos, como le dije… Ellos [el gobierno] empezaron con el lío de que la reforma agraria, que los campesinos, que los negros… Y todo fue falso, falsedad. Implantaron la reforma agraria, y si tenías una finca, [te la quitaban]... La lucha no fue una venganza de porque me quitaron la finca, me lancé a luchar. La mayoría, un gran porciento, todos los campesinos, era gente pobre. Yo era un niño, yo no tenía nada, abuelo mío tenía la finca. Pero la lucha no fue que porque me quitaron la finca, me voy a alzar, no fue así. Fueron los campesinos quienes fueron al encuentro, a la guerrilla contra Fidel. Los millonarios no fueron a la guerrilla, fueron los campesinos. A los que tenían algo, se lo quitaron. Y después con la forma que lo hacían [como el gobierno quitaba las posesiones], era una forma criminal.”

  • Celé nahrávky
  • 1

    Miami, 24.05.2017

    (audio)
    délka: 01:33:34
    nahrávka pořízena v rámci projektu Memoria de la Nación Cubana / Memory of the Cuban Nation
Celé nahrávky jsou k dispozici pouze pro přihlášené uživatele.

“El régimen castrista nos quitó la esperanza, así que salimos a buscarla.”

Raúl C. García
Raúl C. García
zdroj: Archivo de Post Bellum

Raúl García nació el 3 de marzo de 1946 en Cuba en una humilde familia campesina. Cuando en 1959 triunfó la Revolución Cubana y se instaló el gobierno comunista de Fidel Castro, Raúl tenía apenas 13 años. Ya a los 17 años, en el 1963, se unió a la lucha anticastrista de la Guerrilla de Escambray que operaba en las montañas del mismo nombre. Sin embargo, apenas un par de meses después, el 15 de agosto de 1963, fue capturado por el ejército gubernamental y fue condenado a 30 años de prisión. Su familia nunca pudo volver a su finca, la cual les fue quitada por el gobierno justo después de haber capturado a Raúl. Su madre, junto con 7 hermanos de Raúl, fue desalojada a la zona de Miramar, y su padre fue llevado a trabajos forzados en Isla de Pinos. Raúl salió de la prisión en 1979 después de 16 años de condena, y unas pocas semanas después fue mandado en un avión junto con otros 4,000 presos sueltos a Miami, Estados Unidos de América, donde reside hasta hoy en día.