“Cuando me van a dar la carta de libertad famosa, aquí había una periodista que la llamaban Barbara Walters, era una americana. Ella fue a Cuba, entrevistó a Fidel Castro en una conferencia de prensa. Se le dijo que como era posible que la Revolución que era para el bien de la humanidad y demás, tenía tanta juventud pudriéndose en las cárceles. Y él le dijo: ‘Suena así?’ ‘Sí, hay mucha juventud pudriéndose en las cárceles.’ Y él dijo: ‘Mira, si tú quieres, habla con los Yanquis,’ y le dice que ´en definitiva esto es gente de EE. UU., que le recoja y que se lo lleve. Que yo le dejo ir a todo el mundo.´ Hasta que ella dijo con familia y todo. Dice sí. Entonces después ella le dijo: ‘Y el gato se lo pueden llevar?’ ‘Sí también se pueden llevar el gato,’ vaya con un tono jocoso. Entonces eso Fidel lo dijo en la televisión, y efectivamente me llaman que me iban a dar la libertad.”
“Había un sacerdote que cuando se ponía a la misa, los delincuentes esos le robaron hasta la cartera un día con 500 dólares, todo lo que él tenía ahí, su rosario, su lo que fuera, se lo cogían. Entonces cada vez que aquel le iba a hablar, vaya que manera de gente que son los cubanos, conmigo después tuvo una palabra que me dijo: ‘Bueno si Cuba es tan buena porque no te quedaste en Cuba?’ Digo ‘Porque en Cuba por lo menos a mí no me hacen esto. Esto no me lo hacen en mi Cuba, porque yo si me reviro, y aquí sí me reviro es lo que me mata.’ Porque lo que había allí era horrible. Lo que esa gente mandó por ese Mariel [puerto 40 km desde la Habana, de donde salían los barcos hacia Estados Unidos] había personas muy buenas y mucho iba al grupo médico y personas mayores. Pero óigame, cuando pusieron aquel elemento lo peor de las cárceles, vaciaron las cárceles, ellos llegaban y les decían a ellos ‘Dale, te quieres ir para los Estados Unidos, vamos, si no te vas, te vamos a doblar la condena.’ Y así vaciaron las cárceles. Este elemento no he estado en contacto con ellos, porque ahí en la prisión política no había eso. Tú puedes tener un día una discusión con alguien por algo, pero no esa vida así.”
“La pelea era bien difícil, pero por lo menos con el valor, la decisión de cada uno de ellos así subimos hasta que fueron cayendo algún muerto en combate otro lo cogían preso lo llevaban para una parte de ahí Topes de Collantes, se llamaba el Condado, ahí ellos tenían lo que era su base de tortura. Ahí ellos cogían a todos…tortura de tipo que fuere, física y mentalmente para que vayamos a decir. Psicológicamente era para destruir la persona. Y tenían una especie de piscina, donde ellos cogían a las personas. Les ponían una piedra amarrada con una soga al cuello y decían ‘no quieren hablar vamos a ver’ y tiraban a la persona ahí. Cuando ellos consideraban que se están ahogando las sacaban y volvían otra vez: ‘Qué me vas a decir? Qué todo’. Si no les convenía lo que uno les decía te llevaban y te fusilaban, casi siempre era por la noche, te fusilaban esos hombres ahí. Ellos diciendo ‘Viva Cristo Rey, viva Cuba libre, seremos libres algún día’, y decían una serie de cosas [anti]comunistas y todo lo demás que se dice, que puede decir uno en un momento determinado de eso. Ahí los mataban, o bien abrían un hoyo ahí y los enterraban, envueltos en un nylon o sino en las fosas comunes, que es decir lo llevaban al pueblo a un lugar para exhibirlo.”
“Querían que dijera en la tele que el imperialismo me había comido el cerebro. Pero a mí nadie me roba el cerebro.”
Andrea Concepción San Gil Díaz, conocida por todos como Conchita, nació en 1945 en Cuba. Sus padres llegaron a Cuba desde las Islas Canarias y se dedicaban a la granjería. Conchita creció en la finca Petan Paro en el municipio de Trinidad, donde obtuvo una educación enfocada en su patria, no solo por parte de sus padres, pero también por su maestro. Después de la Revolución Cubana, en el año 1959, los castristas en el nombre de reforma agraria les expropiaron la finca, por lo cual empezó organizar con su hermano una guerrilla en la Sierra de Escambray. Entre los años 1959 y 1963, Conchita se dedicaba al suministro, logística y estrategia del levantamiento, viviendo en estrés y peligro constante. Los castristas mataron a sus dos hermanos durante la tal llamada “limpia de Escambray”, cual era iniciada por Fidel Castro con el objetivo de eliminar unión de los guerrilleros y Estados Unidos. Durante la limpia también encarcelaron a su madre ocho veces y vigilaban a su familia. En agosto 1963, Conchita cayó presa y fue sujeta a interrogatorios y torturas, incluyendo estar encerrada en neveras industriales. En octubre 1963 finalmente recibió un juicio y la mandaron a la cárcel de hombres en Guanajay. Parte de su condena representaron también trabajos forzados en varias granjas y fábricas. Después de la visita de la periodista estadounidense Barbara Walters en Cuba, quien estaba desafiando a Fidel Castro por el hecho mantener a mucha juventud encarcelada, obtuvo su carta de libertad. Dos años después de su salida de prisión logró salir del país en un barco camaronero hacia Miami, donde reside hasta hoy en día. Es viuda y tiene cuatro hijos.
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