Carlos Manuel Cabreras Calviño
* 1967
-
“Te digo por mí mismo, yo he estado cuatro veces detenido ahí por cosas que ya te planteé, de mi hermana, lo que trajo mi hermana, después un tubito, después una chancletica, unos pantaloncitos. ¡Bendita! ¿Tú crees que el ser humano se puede enriquecer con esto, si el cubano lo hace para buscar diez pesos, para vender aquello, el cubano sabe lo que va a vender, es porque no tiene dinero para comer? No piensan en eso. Ellos no piensan. Ellos lo que piensan es en coger el tipo, darte una multa, recaudar dinero. No sé lo qué, será. Nadie puede pensar como un hombre vendiendo una boberita [cosas inútiles] en la calle se puede hacer rico. Si es lo que está tratando es la manera de buscar diez pesos para poder comer. No puede pagar una patente, porque un día vende, puede vender esto, pero pasan quince veinte días no vende nada porque no tiene nada que vender, y no puede sacar una patente”.
-
“Esperando a ver que sacan, o que traen, no sé. Porque este pueblo se está muriendo de hambre, oye. Aquí siempre había hambre, es una vida, pero esta hambre se agudiza más, el periodo especial eso fue abusivo, y más adelante, pero bueno, tienen que ver qué medida toman, qué otra cosa tomar, porque no es posible. Con siete libras de arroz tú no puedes comer. Tú no puedes comer con siete libras de arroz, cinco que te dan, y ahora me dijiste que te daban cinco y ahora están dando dos más, siete libras de arroz te dan una vianda. No hay un picadillo, no hay una limosna, no hay nada. No hay pollo, cuando sacan un pollo ahí, es problema comprarlo. ¡Además uno va a tener que ir al monte a sembrar y crear para tener una alternativa, porque si no, tu familia se va a morir de hambre compadre”!
-
“Ahí tuve cuánta huelga de hambre también [en el Combinado de Guantánamo], porque no estuve de acuerdo con que me echaron ahí en la celda 19, me pasaron a la celda 19. Ahí me quitaron toda la ropa a la fuerza, inclusive les dije que yo estaba en la huelga de hambre, una huelga en aislamiento y me metieron ahí en la celda y dijeron que ‘así no se lograba nada’. Ahí estuve desnudo, llevaron a mi mamá. Llevaron a mí mamita que está enferma también, la dijeron a mi madre que, si no, mi mamá, ya tú sabes, la cogieron y la mecaniquearon [manipularon] y de ahí mi mamá me dijo que ella misma va a comer hasta que yo comiera. Que, si yo no comía, ella no va a comer nada. Le dije ‘mamá, me van a echar un poco de años, porque yo no hice eso’. ‘Ay mi hijo vamos a pelear, vamos a hacer esto y vamos a lo otro. Vamos a hacer todo lo posible. Si tú no comes yo no voy a comer más mi hijo’. Aquí me partió el alma, entonces comí”.
-
Celé nahrávky
-
Cuba, 13.05.2020
(audio)
délka: 01:32:53
Celé nahrávky jsou k dispozici pouze pro přihlášené uživatele.
“Yo no tengo miedo de luchar contra el régimen en Cuba, aunque me cueste la muerte, porque es mejor estar muerto, que humillado”.
Carlos Manuel Cabreras Calviño nació en 1967 en el pueblo llamado Cecilia en la provincia Guantánamo en Cuba. Cuando tenía 23 años, en 1985, decidió mudarse a Cienfuegos para participar en los trabajos tanto en la construcción del Centro nuclear Juraguá como de la Refinería de petróleo, de donde regresó a Guantánamo en 1989, para seguir como constructor en las obras. En 2002 y 2006 fue acusado y encarcelado por tráfico de drogas en el “Combinado de Guantánamo”. En 2008 lo liberaron de la prisión, debido a sus problemas de salud, para trasladarlo a otra institución penitenciaria con el programa laboral llamado “Plan Confianza”. Ahí permaneció hasta 2009, cuando sufrió una infección cerebral y fue hospitalizado en La Habana. Este incidente, consecuencia también de las torturas físicas en las cárceles cubanas, resultó en la pérdida del oído, del equilibrio corporal y en problemas de memoria, lo cual afecta negativamente a Carlos en la búsqueda de empleo. Está casado y tiene dos hijos. Reside en Guantánamo y se dedica a la reventa de ropa o alimentos, algo ilegal en Cuba, si se carece del permiso estatal.