Následující text není historickou studií. Jedná se o převyprávění pamětníkových životních osudů na základě jeho vzpomínek zaznamenaných v rozhovoru. Vyprávění zpracovali externí spolupracovníci Paměti národa. V některých případech jsou při zpracování medailonu využity materiály zpřístupněné Archivem bezpečnostních složek (ABS), Státními okresními archivy (SOA), Národním archivem (NA), či jinými institucemi. Užíváme je pouze jako doplněk pamětníkova svědectví. Citované strany svazků jsou uloženy v sekci Dodatečné materiály.
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Los ricos no necesariamente son malos para la sociedad, malo es el uso que le den a su riqueza y al poder
Nacida el 12 de octubre de 1932 en La Habana, Cuba.
Hija número once de una familia humilde de inmigrantes del Líbano, llegados a principios del siglo XX.
Encarcelada seis años por haberse ido reuniendo con personas que no simpatizaban con el régimen de Fidel Castro.
Fue testigo del fallecimiento de una monja que murió por no haber recibido la asistencia médica adecuada en prisión, también fue víctima de agresiones por parte de los guardias.
Después de haberse ido de Cuba, en 1980, trabajó denunciando los crímenes del régimen cubano por todo el mundo.
Cristina Cabezas nació el 12 de octubre de 1932 en La Habana, provincia de La Habana, Cuba. Proviene de una familia bastante numerosa, de inmigrantes del Líbano, que llegaron a la isla a principios del siglo XX. “Mi infancia fue igual que la de cualquier hijo de padres humildes, trabajadores honrados, pero sin grandes recursos económicos. Tenían una educación extraordinaria en el aspecto de formar una familia honesta, decente, y que creciera en un medio en el que se respetaran los principios y las formas de pensar con entera libertad de cada persona“.
Estudió en una escuela pública, y posteriormente hizo su bachillerato en el Instituto de Vedado. Hasta el tercer año estudió Ciencias Comerciales en la Universidad de La Habana. Además, por su interés, se hizo técnico de transfusiones en el Hospital de Vedado. Al terminar los estudios, tuvo varios empleos, hasta que la contrataron en una florería, cuyos dueños se vieron obligados a abandonar el país por razón de su militancia política. En consecuencia, Cristina se convirtió en la encargada de esta florería. “Hasta ese momento todo iba sobrellevándose, porque en ningún momento mi formación democrática estuvo de acuerdo con este señor, que desde el principio ejerció el poder de manera absoluta, sin dejar la oportunidad ni siquiera de discrepar con las cosas con las que uno no estaba de acuerdo por la simple razón de tener una formación diferente“.
En aquella época, Cristina empezó a reunirse con las personas que se mostraban en contra de la tendencia totalitaria del Gobierno. “Si le digo que hice algo grave, le estoy mintiendo, porque yo creo que grave, para ellos, que querían someter el pueblo totalmente, hubiera sido un atentado o rebelión. Pero no fue así“. Sin embargo, pasado algún tiempo, fueron buscar a Cristina a su casa, donde no la encontraron, ya que se escondía en casa de unos amigos. Al final la encontraron y la detuvieron. Pocos días después de la detención transitoria, le montaron un juicio corto y la sentenciaron, sin la posibilidad de apelar. “En mi caso no fue muy dilatado, porque cuando me llevan a Seguridad de Estado, ya ellos no tenían que hacer el juicio, fue una pantomima, algo para llenar una fórmula. No había que ser culpable para que a usted le sentenciaran.”
Posteriormente fue llevada a la Prisión de Mujeres de Guanajay, donde estuvo presa de 1965 a 1971. “Aquella prisión era algo así como un campo de concentración. Mujeres desde menores de edad hasta setenta años“. Allí fue testigo del fallecimiento de una monja encarcelada, que no recibió la asistencia médica adecuada. “Ni siquiera la entregaron a su familia, para que muriera al lado de sus familiares“.Cristina describe sobre todo la alimentación desastrosa. También habla sobre la convivencia difícil con las presas comunes, y sobre las limitaciones que se ponían a la hora de lA visitas. “A veces era una visita de una hora cada tres meses. Los familiares eran torturados de esta manera, no permitiéndoles compartir, aunque sean estos breves momentos, con la familia“. Cuando estaba presa, se le murió un ser querido, y la experiencia de estar en la funeraria y no poder compartir el dolor con el resto de los familiares lo describe como una de las peores cosas que le han pasado en la vida. En la prisión sufrió agresiones por parte de los guardias y fue testigo de agresiones contra otras presas. Al solidarizarse con la huelga de hambre de los presos políticos en La Cabaña, fue junto con otras mujeres víctima de golpizas. “Es algo que transmitirlo para ser entendido es muy difícil“.
La convivencia con las presas comunes era difícil, pero no imposible. A pesar de la intención de las autoridades de dificultarles la vida a las presas políticas, compartiendo el mismo espacio con las presas comunes, eso no necesariamente resultaba en conflictos, ya que muchas veces las presas comunes se veían influidas por las políticas y se identificaban con su causa. Después de la creación de las granjas, Cristina fue trasladada de la prisión de Guanajay a uno de estos lugares, que se llamaba América Libre. Estas fincas, que antes pertenecían a los agricultores, fueron confiscadas por el Gobierno para acumular allí a los presos políticos.
Rehusó entrar en el programa de rehabilitación.“Si le digo mi verdad, el hecho de que algunas de las presas entraran en el plan no las hacía enemigas, seguían siendo nuestras compañeras. Y lo que manteníamos era el respeto, tanto por parte de las que pasaban al plan, como por las que no pasábamos. Las diferencias de trato y eso no eran gran cosa, sobre todo para estas personas que tenían que oírles las cantinelas, que era peor que si a usted le hacen un maltrato físico, porque tener que soportar que él, que está allí, que sí es su enemigo, dándole una charla sobre las bondades del sistema, no es fácil. Menciona también que había personas que tenían sus razones para entrar al plan de rehabilitación. “Había muchas personas que a veces eran hijas únicas, a veces los padres eran mayores y enfermos, a veces tenían hijos y pensaban que esa era la única forma de poder acceder a sus familias, que en definitiva es lo más importante“.
Después de haber salido de la cárcel, lo más difícil era incorporarse a la vida laboral, ya que no todo el mundo estaba en disposición de darle trabajo. Al fin lo consiguió en un policlínico. “Trabajar era la única posibilidad de subsistir“. Considera muy importante el hecho de que no tuvo ambiciones de destacar.
Su marido estaba preso en la prisión en Bonyato. Cumplió más de veinte años, época durante la cual se casaron. Cuando Cristina salió de la prisión, su objetivo era dar a conocer en la instituciones internacionales la condición de los presos políticos. Se fue en 1980. Posteriormente trabajó junto con personalidades importantes de la disidencia cubana, y pudo denunciar los crímenes del régimen en países de todo el mundo, entre ellos Perú, Colombia, Alemania, Francia y Estados Unidos. Su esposo fue liberado en 1984 gracias a la presión internacional. Se encontraron en Ámsterdam, donde le otorgaron a su marido un premio literario. “Él era una persona especial, era escritor, poeta, pero un luchador por la democracia de siempre. La primera vez que cayó preso fue en el Gobierno de Batista.
Según Cristina, en cualquier sociedad siempre va a haber diferencias entre la gente. “Si alguien trabaja y se prepara por tener un nivel político, económico, cultural y social alto, merece obtenerlo, si lo trabaja, debe obtenerlo. Y el que no lo hace y se conforma con estar bien pobre, hay que respetar que no quiso, y hay que respetarlo sin maltratarlo y sin quitarle derecho, pero respetándolos, los unos a los otros. Los ricos no necesariamente son malos para la sociedad, malo es el uso que le den a su riqueza y al poder“.
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Příbeh pamětníka v rámci projektu Paměť kubánského národa – nástroj pro transformaci kubánské společnosti ke skutečné svobodě (Eva Kubátová)