“Todo fue a peor. Yo creo que en Cuba todo en vez de crecer, de haber una apertura en Cuba, a partir de este momento todo fue a peor. Porque luego se hizo el tema con el Código de las familias, luego el tema del Artículo 68 cuando se estaba cambiando la Constitución y que hubo muchas votaciones en Contra del No. Ese fue el momento en que las iglesias en Cuba se aprovecharon del momento y sacaron sus campañas. Empezaron muchas gentes a decir que no y que ya estaban cansadas de que se les diera a los gay en Cuba un protagonismo que no tenían. Y entonces, por primera vez vi que la Comunidad [LGBTIQ] estaba amenazada totalmente”.
“Lo que no te dicen en la carrera [universidad] pero sí te lo dicen llegando a un medio estatal, es que si no terminas tu servicio social, te invalidan el título, con lo cual tú no puedes ejercer de periodista en más ningún sitio y con lo cual si algún día te quieres ir del país y quieres revalidar tu título dentro del Ministerio de Relaciones Exteriores, que además cuesta carísimo, porque cuesta 500 dólares, tu no lo puedes hacer porque tu título está invalidado, porque van a llamar al Ministerio y va salir como que tú no terminaste tu carrera. Ese es el fin de la historia”.
“Estamos totalmente de acuerdo de que en Cuba hay una sociedad heteronormativa, heteropatriarcal, súper machista de que tú pares para ti. Las mujeres en Cuba paren para ellas. Las figuras paternas en Cuba son muy pocas, aunque hay ahora muchos programas que quieran ahora incluir al padre y hacer ver al padre ideal; eso en la realidad cubana no es tan así. En Cuba los niños son de las madres, o de las abuelas o de las tías o de la familia que esté con ella. En Cuba la familia no es mamá, papá. No es tan idealizado como ponen en los libros de texto”.
“Vivir en la periferia, en la capital, La Habana, significa que tu nivel económico no es bueno, no va a ser bueno y que está marcado sobre todo por muchas personas, muchas familias negras. A mí no me gusta la terminología afrodescendiente, que es lo que normalmente se utiliza en Cuba. A mí me gusta llamar las cosas como son: es negros. Somos negros, somos blancos y pues para mí el mestizaje muy bien, pero en Cuba eso realmente no está así dictatorialmente. Pues entonces está marcada por lo marginal y eso conlleva a que son varios donde se roba más, se hacen negocios más oscuros, más negros por decirlo de alguna manera, donde la prostitución está más marcada. Donde también hay muchas más familias disfuncionales porque está el padre preso o el tío delincuente o la persona que mata o la que roba”.
La historia es cíclica y Cuba no está exenta de esto
Raiza Arango Medina, nace en La Habana, Cuba, en el municipio Arroyo Naranjo. Hija de padres divorciados, fue criada solamente por su madre, quien era maestra, por lo que vivió muchas carencias debido al bajo salario de su progenitora. Vivió en un barrio de la periferia de La Habana donde abundaban armas de fuego, personas violentas, prostitutas y sobre todo personas negras, término que prefiere utilizar para referirse a su raza en vez del implantado por el gobierno cubano, afrodescendiente. Siempre tuvo inclinaciones hacia el periodismo, por lo que pudo estudiar esa carrera en la Universidad de La Habana. Fue ubicada por el gobierno a realizar su servicio social en el periódico Granma, órgano oficial del Partido Comunista de Cuba, con lo cual nunca estuvo de acuerdo, por lo que pidió un traslado para el semanario Trabajadores. Luego de un tiempo se fue a laborar al Centro Nacional de Educación Sexual [Cenesex], dirigido por Mariela Castro. Emigró de Cuba en el 2021, con destino a México, donde vive actualmente.
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