Následující text není historickou studií. Jedná se o převyprávění pamětníkových životních osudů na základě jeho vzpomínek zaznamenaných v rozhovoru. Vyprávění zpracovali externí spolupracovníci Paměti národa. V některých případech jsou při zpracování medailonu využity materiály zpřístupněné Archivem bezpečnostních složek (ABS), Státními okresními archivy (SOA), Národním archivem (NA), či jinými institucemi. Užíváme je pouze jako doplněk pamětníkova svědectví. Citované strany svazků jsou uloženy v sekci Dodatečné materiály.
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“El extenso brazo del castrismo llega incluso a los cubanos que viven lejos de Cuba”
nació en 1973 en Cuba en una familia española
ya a los 5 años de edad tenía clara la idea de que a Cuba le faltaba democracia
en 1982 se negó “ser como Che [Guevara]” en un saludo pionero
aprox. en 1997 emigró de Cuba a España
aprox. en 2000 su hijo recibe nacionalidad española
2000 – 2008 organización de Congreso Internacional sobre Creación y Exilio con Cuba a la Distancia
2011 llegada a Miami, trabajo de editora de Nuevo Herald
actualmente reside en Miami
“Cuando tenía cinco años, me paré delante de mi padre y le dije que me mandara de Cuba, porque en Cuba no había libertad,” cuenta Grace Piney sobre los meros inicios de su vida que estuvieron fuertemente marcados por una necesidad infantil de libertad.
Grace nació en 1973 en Cuba en una familia española – sus abuelos habían emigrado a Cuba para dedicarse al comercio del tabaco. Pero cuando en 1953 llegó la Revolución Cubana, les fueron expropiadas todas las tierras y posesiones. Sin embargo, a pesar de este cambio repentino no les hizo pensar en irse: “Mi familia no se fue de Cuba cuando llegó el castrismo, porque mi abuelo dijo que o se iban todos, o no se iba nadie,” explica Grace. Entonces a la hora de enfrentarse a una maestra en la escuela primaria que primero ofendió las raíces españolas de Grace acusando a los españoles de haber sido “asesinos [durante la era colonial] porque mataron a los indios” y más tarde convenciéndoles a los compañeros de clase de Grace a que la llamaran “burguesa”, lo cual iba en claro contraste con las ideas revolucionarias, Grace no se dejó ofender, a pesar de que todas esas ofensas la impactaron fuertemente. Pero su familia simplemente ya no tenía propiedades y difícilmente la hubieran podido llamar burguesa.
Queda claro que Grace fue una niña muy precoz, ya muy joven plenamente entendía el término de “democracia”, y cuenta que su abuelo decía: “De esa puerta para allá no hay democracia. Por eso tenemos que vivir una democracia interna.”. Esa profunda sensación por la democracia conllevó naturalmente muchos problemas a Grace con el régimen castrista. Cuando tenía apenas nueve años, por ejemplo, se negó “ser como el Che”, según versa un saludo pionero, refiriéndose al héroe marxista revolucionario Che Guevara. “Yo decía: yo no quiero ser como el Che, yo quiero ser como mi abuelo,” se ríe Grace hoy en día, pero su voz muestra un tono agridulce al recordar aquellos momentos.
Llegando a la adolescencia, Grace se convirtió en la “abogada del diablo” – siempre defendía a las víctimas de numerosas injusticias de las que son capaces los adolescentes. Sus estudios de filología hispánica, entonces, fueron a parte del enfoque en la Edad de Oro, años llenos de lucha por la justicia. E igual que en su niñez, incluso ahora, en el umbral de la madurez y edad adulta, se pasaba noches en vela, pensando sobre la libertad de Cuba y qué es lo que podría hacer ella misma para lograrla. Sin embargo, la situación se volvió insostenible para Grace, y al final se vio obligada a abandonar su isla natal. El destino de su exilio, junto con su marido e hijo, fue su otra patria – España.
“Muchas personas en Cuba tuvieron que salir sin sus hijos, o sus hijos se fueron y ellos se tuvieron que quedar, cómo fue el caso de mis padres. Cuando yo estaba preparando los trámites para irme de Cuba, me amenazaron con que me dejarían salir a mí, pero no dejarían salir a mi hijo… Me dijeron que mi hijo era un hijo de la Revolución,“ recuerda aquellos interminables meses de tensión antes de finalmente poder partir para España. Y otra vez con el mismo tono agridulce recuerda que cuando el avión despegó de la pista del aeropuerto de La Habana, su hijo que tenía apenas dos años de edad, miró por la ventana y dijo: “Adiós, Cubita de mi vida.” Desde aquel entonces Grace ha vuelto a Cuba. Han pasado dos décadas.
En España no se abstuvo de temas cubanos, sino que más bien se hundió más profundamente en ellos, concretamente organizando el Congreso Internacional sobre Creación y Exilio con Cuba a la Distancia que tuvo lugar cada año entre el 2000 y 2008. “Yo salí de Cuba con un compromiso. Yo no salí para vivir mejor fuera de Cuba, yo salí para trabajar por Cuba. Y en cuanto comencé a hacer ese trabajo, empecé a encontrar las dificultades” narra Grace como en el mero primer año del congreso tuvo que enfrentar amenazas por parte de La Habana. “El extenso brazo de la represión del castrismo llega a los cubanos, incluso cuando viven fuera de Cuba. Tres días antes de empezar el congreso en la Universidad de Cádiz, con ya muchos participantes volando o ya estando en Cádiz, nos dijeron que no podíamos hacer el congreso. Cuando indagamos, supimos que era que de La Habana los habían llamado y los comunistas de la Universidad se negaban a que el congreso se hiciera allí. Tuvimos amenazas de manifestaciones en las calles, tuvimos amenazas de bombas, se escribieron letreros contra nosotros, se nos acusó incluso en los medios de comunicación de que organizábamos un congreso de terroristas… Era un congreso académico, un congreso en el que participaban profesores de diversas universidades del mundo entero,” resume Grace.
Finalmente, ese tipo de amenazas constantes enfocadas contra su trabajo, tuvieron de consecuencia que se trasladó a otro puesto laboral – a la Fundación Hispano-Cubana, donde se dedicaba a llevar a cabo proyectos culturales. Después de varios años, no obstante, la Fundación se quedó sin fondos y Grace tuvo que buscarse otro empleo. En el 2011 lo encontró en los Estados Unidos, concretamente en Miami, donde trabaja para Nuevo Herald de editora de noticias cubanas. Después de varios años en España, donde dice no haberse sentido como una extranjera, está viviendo recientemente su “primera experiencia de exilio”.
El futuro de Cuba es según Grace “la pregunta de los mil millones”, sin embargo, tiene claro que le “gustaría que fuera un futuro de libertad, que los cubanos pudieran vivir en paz, que se reconstruyera la nación”. Por ahora, Grace no tiene intenciones de volver a Cuba, de hecho, lo considera hasta posiblemente peligroso. ““Desde que he salido de Cuba, siempre he dicho que sólo volvería a Cuba por trabajo,” resume su postura al final de la entrevista. Y eso a pesar de que varios miembros de su familia han sufrido daños de salud que debieron de haber sido difíciles de apoyar a distancia. De hecho, incluso con su madre, Grace se pudo despedir nada más por teléfono antes de irse a España – así de rápido pasó la posibilidad de recoger los papeles necesarios de salida y a la madrugada siguiente abordar al avión. Asimismo, cuando se moría la abuela de Grace, tuvieron una llamada telefónica cuando la abuela le preguntó si volvería a verla. “Detesto la mentira, ni por piedad. Le contesté a mi abuela: viejita, nos vemos en la eternidad,” narra Grace los momentos más emotivos de su vida con una fuerte voz que refleja su postura. En un momento se deja llevar por la nostalgia y suspira cuánto de repente le gustaría “estar en La Habana y sentarse en el jardín de su casa…“. Pero esta supuesta debilidad se le quita rápidamente: “Pero nada de eso existe, lo único que existe es represión y falta de derechos,” concluye con la voz de luchadora.
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Příbeh pamětníka v rámci projektu Paměť kubánského národa – nástroj pro transformaci kubánské společnosti ke skutečné svobodě (Eva Kubátová)