Následující text není historickou studií. Jedná se o převyprávění pamětníkových životních osudů na základě jeho vzpomínek zaznamenaných v rozhovoru. Vyprávění zpracovali externí spolupracovníci Paměti národa. V některých případech jsou při zpracování medailonu využity materiály zpřístupněné Archivem bezpečnostních složek (ABS), Státními okresními archivy (SOA), Národním archivem (NA), či jinými institucemi. Užíváme je pouze jako doplněk pamětníkova svědectví. Citované strany svazků jsou uloženy v sekci Dodatečné materiály.
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Si Cuba es libre, ya regresaremos a levantar esta sociedad
Nació en 1963 en La Habana en una familia de campesinos.
Tuvo problemas en la escuela debido a su oposición contra las prácticas autoritarias, y no pudo ingresar a la universidad.
Antigua esposa del disidente Rafael Ibarra Roque, líder del Partido Democrático 30 de Noviembre, quien cumplió 18 años de prisión.
Después del encarcelamiento de su marido dirigió el Partido Democrático 30 de Noviembre, fue víctima de represiones y acusaciones falsas, apoyaba a los presos políticos y grababa sus testimonios.
Condenada en total a 5 años de prisión. Parte de la condena la cumplió en casa gracias a la presión internacional. Sin embargo, con detenciones frecuentes.
Presa plantada, huelgas de hambre, celdas de castigo.
Salió de la prisión en 1999, y se exilió en 2002 a Estados Unidos. Colaboró con la organización Los Plantados de Ángel de Fana y denunció violaciones de derechos en las instituciones internacionales.
Maritza Lugo nació en Santa María de Rosario en La Habana en el año 1963. Proviene de una familia de campesinos. “Personas trabajadoras, de poca cultura, pero personas que siempre trataron de criar a sus hijos como lo hacen los campesinos en Cuba, de una forma sencilla, clara, verdadera y justa”. A pesar de no haber tenido ninguna noción sobre lo que eran los conceptos de democracia y libertad, ya desde pequeña sentía que en el país ocurrían cosas muy malas. “Cuando estaba en el preuniversitario y veía como el régimen golpeaba a mis compañeros en la escuela solamente porque querían irse de Cuba, que querían emigrar, yo decía: “esto no puede ser”.Desde ese momento empezó a enfrentarse al régimen, defendiendo a sus compañeros de la escuela. Por sus protestas contra tal procedimiento de las autoridades se le impidió ingresar en la Universidad y practicar deporte. “A partir de ahí mi vida se convirtió en todo un problema”.
Debido a esta situación tenía que quedarse en su casa, y se casó bastante joven con uno de los líderes de la oposición cubana, Rafael Ibarra Roque. Juntos comenzaron a involucrarse en un grupo opositor de Derechos Humanos. Sin embargo, este grupo fue disuelto por las autoridades cubanas. Posteriormente, más o menos en 1992, se vincularon al Partido Democrático 30 de Noviembre. Pasado algún tiempo, Rafael Ibarra Roque tomó la dirección del Partido, porque la persona que estaba en frente había emigrado a Estados Unidos. “El partido se había debilitado un poco, porque había sufrido muchos golpes. El Gobierno siempre tuvo mucho odio, mucha venganza en contra de esta organización, porque esta organización estaba formada por antiguos expresos políticos que eran del mismo grupo de Fidel Castro. Fidel le tenía mucho odio a este grupo”. Su marido intentó reorganizar y levantar esta organización en toda Cuba con células y grupos en provincias. “Nosotros teníamos que estudiar, porque en Cuba se vive con una ignorancia tan grande de lo que es la democracia, de lo que es la libertad... Apenas se puede luchar, porque no se sabe qué hacer”. A consecuencia de las actividades del Partido Democrático 30 de Noviembre, las autoridades presentaron cargos falsos contra su marido, encarcelándole por 18 años. Le acusaron de delito de sabotaje y lanzaron una fuerte campaña en contra de su persona. “Aquello fue una cosa espantosa. El Gobierno empezó a crearle una campaña de que él había violado a una niña... cosas horribles”.
Maritza Lugo se quedó sola con sus dos hijas. Además del encarcelamiento de su marido, las autoridades les quitaron los animales domésticos que tenían. “Decían que esto era enriquecimiento ilegal. Me dejaron en total desamparo”. Sin embargo, a Maritza le llegaba alguna ayuda del exterior y de los amigos, y por lo tanto retomó la dirección del Partido Democrático 30 de Noviembre. Al Partido se unieron muchos movimientos y Maritza viajaba por toda la isla. Allí empezó la persecución de la Seguridad del Estado, molesta por el hecho de que la gente se reuniera en su casa y por el aumento del número de simpatizantes del Partido 30 de Noviembre. La persecución escaló a tal punto que Maritza Lugo fue detenida y acusada de dos cargos: el primero de “peligrosidad” y el segundo de cohecho. El primero tenía que ver con sus actividades a la hora de organizar el movimiento opositor, y el segundo con su actividad de ir a las prisiones y grabar clandestinamente testimonios de los presos políticos. En una ocasión logró convencer a un guardia para que la dejara entrar con la grabadora, sin embargo, todo se reveló, y tanto ella como el guardia fueron acusados de corrupción. “Todo era mentira, yo solo conversé con él y yo le convencí. Yo le defendí en el mismo juicio, dije que no le conocía”. Una vez detenida, esperando el juicio, dejó de comer, protestando así contra su detención, que según ella no tenía ningún fundamento. Como resultado de su actitud, la pusieron en una celda de castigo de dimensiones mínimas, y donde ni se podía saber si era de día o de noche. Como no desistía de su protesta, la llevaron al juicio más rápidamente. Luego supo que constantemente se hacía pública información sobre su estado en Radio Martí, y que se producía una presión internacional sobre las autoridades cubanas. “Yo no era nadie importante, pero ellos mismos me daban importancia al tenerme en una celda de castigo, yo que no había hecho nada. Me llevaron a juicio y me condenaron a dos años y me devolvieron a la prisión”.
A los veinte días de prisión, gracias a la presión internacional, la mandaron a cumplir la condena a su casa. Allí se recuperó y empezó otra vez con sus actividades en la oposición, esta vez con énfasis en la Iglesia. “Había sacerdotes muy buenos que incluso pedían por la libertad de los presos políticos, pero había otros que incluso la iglesia nos cerraban porque tenían miedo, porque la Seguridad del Estado allí iba y les decían que iban a cerrar la iglesia, muchas cosas pasaban”. Pasados unos tres o cuatro años, volvieron a acusarla y la pusieron presa en la prisión de Manto Negro. Esta vez entró ya como una opositora reconocida. La pusieron en un destacamento con otras presas, donde se dedicó a varias actividades. Daba clases de artes marciales, hacia grupos de oraciones, y se ganó bastante respecto de las presas, hasta tal punto que le informaban cuando la guardia les había pedido que la vigilaran. Durante este presidio se dio también la situación de que el personal de Amnistía Internacional quería visitarla en la prisión, y las autoridades la mandaron en el mismo período a la prisión de Camagüey, donde se podía encontrar con su marido. Sin embargo, no sabía que todo era parte de una estrategia para impedir que la gente que se interesaba por su caso pudiera ver cómo era la situación real. “Lamento muchas cosas... mis hijas, que prácticamente se criaron con mi familia y con la familia del papá. Ellas eran que me iban a ver a mí en una prisión e iban a ver a su papá. Ese tiempo de vida fue muy duro para ellas”.
Una vez excarcelada, viajó a Estados Unidos el 11 de enero de 2002. “Hoy en día soy una exiliada más”. Según cuenta, llegar a un país nuevo fue muy difícil, sobre todo adaptarse a un mundo completamente diferente. “Aquí todo es muy complicado, desde una tarjeta de crédito hasta el trabajo. Todo es muy difícil”. Después de su llegada empezó a trabajar con la organización de Los Plantados, con otros expresos políticos, como por ejemplo Ángel de Fana o Mario Chanes de Armas. Así pudo unir su generación de presos políticos con la anterior. Denunció las violaciones de Derechos Humanos en la Comisión de Derechos Humanos en Ginebra. Sin embargo, un día, el presidente Barack Obama les retiró la beca, imposibilitando la continuación de su labor. Aun así, siguen recibiendo denuncias por correo electrónico y las pueden transmitir. “Duele mucho saber que en Cuba sigue un régimen totalitario y nosotros no podemos hacer nada”. De cualquier manera valora mucho lo que ha aprendido en el exilio sobre la libertad, la democracia, el comercio y el mundo libre.
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Příbeh pamětníka v rámci projektu Paměť kubánského národa – nástroj pro transformaci kubánské společnosti ke skutečné svobodě (Eva Kubátová)