Následující text není historickou studií. Jedná se o převyprávění pamětníkových životních osudů na základě jeho vzpomínek zaznamenaných v rozhovoru. Vyprávění zpracovali externí spolupracovníci Paměti národa. V některých případech jsou při zpracování medailonu využity materiály zpřístupněné Archivem bezpečnostních složek (ABS), Státními okresními archivy (SOA), Národním archivem (NA), či jinými institucemi. Užíváme je pouze jako doplněk pamětníkova svědectví. Citované strany svazků jsou uloženy v sekci Dodatečné materiály.

Pokud máte k textu připomínky nebo jej chcete doplnit, kontaktujte prosím šéfredaktora Paměti národa. (michal.smid@ustrcr.cz)

Salvador Blanco (* 1953)

• nacido el 6 de mayo de 1953 en la ciudad pesquera de Caibarién, en la región central de Cuba

• su familia vivía en La Habana, en el recinto de la Escuela Superior de Bellas Artes

• desde la infancia se dedicó al teatro, la música y la pantomima

• en 1973 obtuvo un puesto en la televisión estatal cubana

• en un programa de entretenimiento infantil interpretaba al personaje del gato El Gatito y pronto se hizo popular entre los espectadores de toda Cuba

• en 1982, durante un encuentro personal con Fidel Castro, lo ofendió y fue acusado de colaborar con la CIA, de desacreditar al régimen y de intentar emigrar

• fue condenado a tres años de prisión

• tras cumplir su condena, estuvo bajo la vigilancia de la policía secreta y trabajó en la construcción

• gracias a los esfuerzos de políticos franceses, logró salir de Cuba y viajar a París

• residió en Francia y participó en conferencias internacionales en defensa de los derechos humanos

• finalmente, se trasladó a Miami, donde tuvo un papel destacado en Radio y TV Martí

*** Český příběh následuje po španělském originále ***

„En esa celda, la noche anterior, un preso se había ahorcado y aún quedaba un trozo de la horca. En la celda de al lado estaba un asesino de Zimbabue, y al otro lado, uno de los homosexuales más peligrosos de Cuba. También era un asesino, un psicópata absoluto. Entre ellos pasé veintiún días. Luego estuve en otras celdas. Una de ellas tenía un inodoro del que solo quedaban tres o cuatro fragmentos afilados. La base del retrete había sido desmontada por los prisioneros, que utilizaban los trozos de porcelana como arma. Las heridas causadas por esos fragmentos eran difíciles de curar. Lo llamábamos ‘inodoro turco’ y un solo resbalón podía significar la pérdida de los testículos. Era extremadamente peligroso y había que tener mucho cuidado.“

Bromeando con Fidel y la vida entre los asesinos

Le pasaba a menudo. En realidad, le pasaba todo el tiempo, y el encuentro con Fidel no fue una excepción. Salvador Blanco simplemente soltaba lo que se le venía a la lengua sin pensarlo demasiado. Castro quería hablar sobre la película Guardafronteras, en la que Salvador era la estrella principal. Intercambiaron algunas palabras al respecto, Fidel sonreía cordialmente y, de repente, ocurrió. “Verá, tengo la sensación… Bueno, simplemente me parece que soy tan famoso como Usted,” filosofó el joven. “Más precisamente, comandante. Nosotros dos tenemos un problema: soy igual de famoso que Usted.” Una de las cárceles más infames de Cuba en aquel entonces se llamaba El Combinado del Este. Y fue precisamente allí donde el comandante envió a Salvador por tres años.

“Muchas cosas pasaron. Vi matar mucha gente. Recuerdo las puñaladas, como cuando se abre un saco de azúcar, un saco de tela. Recuerdo la gente gritar y las caras cortadas,“ recuerda Salvador Blanco. “Una de las ofensas más grandes que existía en esa época cuando entré a la prisión era, cuando había un problema personal entre dos presos, era si uno cogía una lata con excrementos y esa lata la lanzaba al otro. Cuando pasaba eso, de allí para allá lo único que quedaba era vengar ese acto con sangre, matar a al que lo hizo.“ En el infierno de la prisión, aprendió que la mayoría de los crímenes allí se cometen por complejo. Llegó a la conclusión que el ser humano siente complejo frente a los que lo rodean. “En las cárceles, sobre todo de presos comunes, se mataba por complejo. Y vi muchos acomplejados, vi muchos que mataron, que apuñalaron solamente por haber sido herida su susceptibilidad,” cuenta Salvador a los documentalistas de Postbellum en Miami donde reside hoy en día. No sabe explicar cómo sobrevivió la cárcel porque nunca pensó que podría terminar tras las rejas. Y entonces, de un día para otro, sucedió.

A comienzos de los años 80, Salvador Blanco estaba en la cima de la fama. Era una estrella de la televisión cubana y, cuando su programa se emitía en pantalla, las calles quedaban desiertas. Todos estaban en casa, en bares o cafeterías, sin poder apartar la mirada de él. En su programa Para Bailar, por primera vez se bailaba con el acompañamiento de una orquesta en vivo. El show superó todas las expectativas, incluso las del comité central del Partido Comunista. Salvador y sus compañeros se convirtieron en ídolos de la juventud y de los cubanos en general. Adquirieron un poder mediático casi sobrenatural, sin precedentes en Cuba.

“Nosotros, ídolos, éramos invitados y podíamos tener acceso a lugares privilegiados, sobre todo a la playa de Varadero, considerada una de las playas más bellas del mundo. Porque a la zona que íbamos solamente podían entrar y tener acceso dirigentes e hijos y familiares de dirigentes. Allí no faltaba nada. Si en la actualidad le preguntas a un cubano qué cosa es un camarón, no sabe decirle qué cosa es un camarón. Pero en aquella época camarón, langosta, cerdo, toda la comida que Usted podía imaginar la tenían estos familiares y estos dirigentes. Dirigentes del partido fuerte, no cualquier dirigente del partido, de alguna fábrica. No, no, no, eso no existía para esos miembros del partido comunista. Esto era Comité Central y punto.”

Salvador era leal al régimen y disfrutaba del lujo que le brindaba su enorme fama. Participaba en los eventos sociales de los más altos dirigentes de Cuba, y cuando llegaban dignatarios extranjeros, lo sentaban cerca de ellos. Era algo así como un artista nacional, pero es probable que el régimen comunista no pudiera tolerar indefinidamente la enorme popularidad de un juglar. Y el propio Salvador, con su franqueza, le dio a Fidel Castro la oportunidad de mostrarle quién tenía el verdadero poder en Cuba.

“Me ven hablando solo que casi siempre y dedicando unas palabras al Señor. ‘Salvador, ¿está hablando solo?’ Y yo digo: ‘No. No.’ Y podría tener toda la razón de este mundo para hablar solo. Y no un momentito, sino 24 horas del día porque la soledad es una amiga, pero también una enemiga. La soledad solamente, poder sobrevivir a la soledad del encierre en ese tipo de condiciones. Esa soledad, aunque estás en una celda con 120 personas, la sientes. Eso es un de las cosas más terribles que puede haber,” cuenta Salvador. “¿Y qué es lo que hacen los sistemas comunistas? Te aplastan, te aplastan al punto de hacerte saber que tú no eres nadie. Que todo lo que tuviste fue porque te lo dio la Revolución y sin la Revolución tú nunca vas a ser nadie.”

La Habana sin Moscú

En 1982, Salvador Blanco fue acusado de colaborar con la CIA, así como de despreciar el sistema estatal y mostrar falta de respeto hacia él, desacato a los poderes populares del Estado, a los poderes del partido comunista y a Fidel Castro. Además, se le imputó la tentativa de salir ilegalmente del país. Fue condenado a tres años de prisión y trasladado a la cárcel de El Combinado del Este, donde fue ubicado entre presos comunes, directamente entre reclusos encarcelados por asesinatos y los crímenes más graves. 

Fue liberado en 1985, pero mientras estuvo encarcelado, la situación política internacional maduró hacia cambios de gran importancia para Cuba. En marzo de ese año, Mijaíl Gorbachov fue elegido en Moscú como secretario general del Comité Central del Partido Comunista de la URSS, trayendo consigo la glasnost y una nueva política exterior basada en el acercamiento del bloque comunista con Occidente.

Fidel Castro pronto comprendió que Cuba había perdido su papel estratégico para Moscú. “Desde mediados de la década de 1980, la economía cubana, hasta entonces apoyada por el Consejo de Ayuda Mutua Económica, comenzó a debilitarse, y Cuba tuvo que enfrentar una grave crisis en su relación con el mundo no comunista”, señala el periodista e historiador británico Richard Gott en su libro Cuba: Una nueva historia.

“El país carecía desesperadamente de divisas. Los bajos precios del azúcar en el mercado mundial, junto con años de sequía y huracanes, además del creciente proteccionismo en los mercados occidentales, redujeron los ingresos en moneda extranjera”, escribe Richard Gott. “En febrero de 1986, Castro presentó un nuevo y revisado programa económico que abandonaba muchos aspectos del antiguo modelo soviético. Este nuevo programa, contenido en un documento presentado en el Tercer Congreso del Partido Comunista de Cuba, llevaba el título contundente de Rectificación de errores y tendencias negativas.”

El historiador continúa en Cuba: Una nueva historia señalando que el nuevo programa abordaba tres problemas: “La necesidad inmediata de hacer frente a la crisis del comercio exterior, la necesidad a más largo plazo de reestructurar la economía para reducir la dependencia de las importaciones y la más controvertida necesidad política de corregir la estrategia anterior y pasar de los incentivos materiales a los incentivos morales, como había propuesto en su momento Che Guevara. Con la revitalización de la visión guevarista de una sociedad más moral, el gobierno esperaba que los ciudadanos asumieran una mayor responsabilidad por sus acciones.”

Desde una obra bajo la Torre Eiffel

El actor francés Yves Montand y su esposa Simone Signoret exigieron en 1984, durante el Festival de Cine de Cannes, la liberación de Salvador Blanco del régimen de Castro. Varias organizaciones de derechos humanos participaron en la campaña y, cuando un año después Salvador cumplió su condena, ocurrió algo inesperado. Aunque el régimen lo consideraba una „persona peligrosa“, seguía vigilado por agentes de la policía secreta y solo consiguió trabajo en la construcción. Sin embargo, para una parte de la gente común, se había convertido en un héroe.

„Encarcelarme fue un gran error de la seguridad del Estado, de todos los asesores, del gobierno, de Castro, de absolutamente todos. Me convertí en un ídolo injustamente castigado. La gente me detenía en la calle y me decía: ‘¡Salvador, estamos contigo!’ Venían a la obra donde trabajaba y me traían refrescos, cerveza. Mis amigos también venían a verme, y el jefe decía: ‘Si quieres, ve a tomarte una cerveza. Este ya no trabaja más hoy, se va a tomar una cerveza.’ Fueron momentos inesperados en lo que, en términos de estatus social, fue el peor período de mi vida’“, recuerda Salvador.

Los cubanos también le demostraban su apoyo en situaciones en las que él no estaba presente. Durante una función en el cabaré al aire libre más grande de Cuba, el público interrumpió el espectáculo y comenzó a corear su nombre. El régimen se dio cuenta de que era necesario sacar al popular artista de Cuba, ya que cada vez representaba un problema mayor. En este contexto, tanto La Habana como París respondieron al llamado que Yves Montand había hecho un año antes en el festival de Cannes, y a Salvador se le permitió viajar a Francia y conocer la verdadera libertad.

„Recibimos los documentos necesarios, el presidente François Mitterrand sin duda tuvo algo que ver en ello, todo estaba listo y partimos hacia París“, relata. Al llegar a Francia, se sintió como un indígena no civilizado. Fue allí donde realmente comprendió lo que significaba la democracia. „No digo que desperté de golpe, pero conocí una forma diferente de vivir. No quiero criticar el estilo de vida cubano, pero es cierto que nosotros, los cubanos, hablamos rapidísimo, hablamos de todo y casi lo hacemos bailando. Aquí vi otro mundo y otro estilo de vida. La gente estaba educada de otra manera“, describe sus impresiones de aquella época.

Al principio, se ganaba la vida en la calle. Prestó algo de dinero y montó un puesto de café cerca de un bazar en París. Preparaba café al estilo brasileño, se movía con ritmo y cantaba: “¡Café do samba! ¡Café do samba!“. Con ello conseguía lo suficiente para vivir y disfrutaba de la libertad. Más tarde, logró encontrar trabajo en la radio. La emisora Radio Martí, que transmite desde Miami, es una de las principales fuentes de información sin censura y entretenimiento independiente para los cubanos. Desde París, Salvador preparaba programas sobre la cultura francesa y compartía con sus compatriotas sus recientes experiencias con la democracia. „Damas y caballeros, ¡bonsoir! Aquí estamos con el programa más anticomunista, transmitiendo directamente desde la Torre Eiffel“, enviaba su saludo a los oyentes en la isla.

Y fue entonces cuando el popular artista cubano y maestro del entretenimiento, que había probado el infierno de las cárceles de Castro, comenzó una nueva carrera como activista y defensor de los derechos humanos. “Algo despertó en mí, Francia me hizo más sensible. Y como trabajaba en la radio, comencé a participar en distintos congresos,” recuerda. “Incluso llegué a ser miembro de la delegación diplomática de Estados Unidos en Ginebra, en la comisión de derechos humanos. Fue una etapa intensa de mi vida. Abogué por la liberación de muchas personas que hoy están en libertad, aunque muchas de ellas probablemente ni siquiera sepan quién soy. En Europa llevé una vida muy, muy activa.”

Informe sobre la disidencia en Cuba

Desde la época en que Salvador Blanco fue encarcelado en Cuba, la represión contra los opositores del régimen comunista ha experimentado cambios significativos. Las brutales torturas físicas y psicológicas a las que fue sometido, al ser colocado como prisionero político entre los criminales más peligrosos, ya no son una práctica habitual. “La estancia en prisión ya no es insoportable para los disidentes cubanos como lo era antes, y, por ejemplo, no se puede comparar con la situación en China, Corea del Norte o la prisión de Guantánamo,” afirma Lucía Argüell, quien dirige el departamento de América Latina en la organización humanitaria Člověk v tísni (Hombre en peligro) en República checa.

“La represión de hoy tiene un carácter diferente, es prácticamente invisible. En Cuba ya no te condenan a diez años por difamar al régimen. No te ejecutan ni te hacen desaparecer. En su lugar, juegan contigo durante años hasta que destruyen completamente tu estabilidad mental. Su arma más poderosa es precisamente la represión psicológica, incluidas amenazas que afectan también a otras personas, lo que provoca un estrés extremo y paranoia. Los activistas con los que trabajamos nos dicen que preferirían que la policía los golpeara de nuevo antes de seguir soportando esta tortura psicológica,” explica Lucía Argüell.

Otra táctica muy común de la Seguridad del Estado cubana es la detención arbitraria, que puede ocurrir en cualquier lugar. Generalmente, dura entre dos horas y dos días, aunque en la actualidad, una detención de dos días ya se considera prolongada. Los activistas son retenidos en comisarías de policía o incluso dentro de un automóvil, que dejan estacionado bajo el sol abrasador. En otras ocasiones, la policía secreta los sube a un vehículo, los lleva fuera de la ciudad, los abandona en un lugar remoto y les quita los zapatos.

„Si comparamos el final de los años 80 en Checoslovaquia con la Cuba de hoy, la situación de la oposición cubana es, en cierto modo, algo mejor. Actualmente, los principales líderes opositores ya no son encarcelados por largos años y pueden viajar, incluso a lugares como Washington, Bruselas o Ginebra. Reciben un apoyo financiero considerable desde el extranjero, tienen acceso a internet y están bien informados“, afirma Lucía Argüell.

Sin embargo, otros aspectos de la vida de los disidentes siguen siendo los mismos: vigilancia, amenazas, presión psicológica y violencia. Especialmente los activistas menos conocidos son detenidos arbitrariamente e incluso, en ocasiones, golpeados. No obstante, en Cuba parece haber un movimiento disidente más amplio que el que existía en la Checoslovaquia comunista. Aunque en términos de cantidad podrían estar en una mejor posición, en términos de calidad no ocurre lo mismo. A menudo carecen de formación política y cultural, no logran conectar con el ciudadano promedio cubano y tienen dificultades para entablar un diálogo efectivo.

“Otro aspecto importante es el exilio. El exilio checo no desempeñó un papel tan determinante en la formación de la oposición interna, lo que también generó menos polarización y radicalización dentro de los movimientos opositores,” explica Lucía Argüell. “En cambio, algunas organizaciones independientes en Cuba están estrechamente vinculadas con el exilio cubano en Estados Unidos, que suele ser radical y parece estar atrapado en la mentalidad de la Guerra Fría, cuando la situación en Cuba era completamente diferente.”

Desde la acera de enfrente

Desde Francia, Salvador Blanco se mudó a Miami, Florida, para estar más cerca de su tierra natal. Continuó trabajando en Radio Martí y renombró su programa como Desde la acera de enfrente. Cuando junto a la radio se creó TV Martí, su vida dio otro giro. Casi dejó de actuar y comenzó a trabajar como reportero. “Me fascinaba el periodismo. Le ponía mi humor y descubrí que una noticia con sentido del humor tiene un mayor impacto. Y además, es una de las cosas que los regímenes comunistas totalitarios más odian. Los destruye,” afirma.

“¿Y ve en la actualidad alguna posibilidad de cambio en Cuba?” le preguntan los documentalistas de Post Bellum a Salvador en mayo de 2017 en Miami. “No veo posibilidad de cambio en Cuba mientras Raúl Castro siga vivo. Su hija, Mariela, declaró recientemente que ningún miembro de la familia Castro aspira a la presidencia, y es posible que sea cierto,” responde Salvador Blanco. “Sin embargo, también es seguro que el futuro presidente de Cuba será designado y será una marioneta de la familia Castro. Tras la caída del régimen comunista en Rumanía, muchos exagentes de la KGB se convirtieron en propietarios de la industria petrolera, del gas y tomaron el control de los ministerios. En Cuba ocurrirá lo mismo. Si hay algún cambio, seguirán en el poder las mismas personas, tal como sucedió en Rusia y en otros lugares. No sé cómo fue en Checoslovaquia, porque yo me ocupo de otras cosas, me dedico al humor cubano. Pero en Cuba, en este momento, no veo ninguna posibilidad de cambio. Aunque, por supuesto, me gustaría que ocurriera.”

*** Česká verze ***

„V té cele se v noci předtím jeden vězeň oběsil a ještě tam zbýval kus šibenice. V cele vedle byl vrah ze Zimbabwe a na druhé straně byl jeden z nejnebezpečnějších homosexuálů na Kubě. Také vrah, absolutní psychopat. Mezi nimi jsem strávil dvacet jedna dní. Pak jsem byl i v jiných celách. Jedna měla záchod, ze kterého zbyly pouze tři nebo čtyři ostré střepy. Základ mísy byl rozebrán vězni, kteří používali kusy porcelánu jako zbraň. Rány způsobené těmi střepy se špatně léčily. Říkali jsme tomu turecký záchod a jedno uklouznutí mohlo znamenat odříznutí varlat. Bylo to velmi nebezpečné a bylo třeba si dávat velký pozor.“

Žertování s Fidelem a život mezi vrahy

Stávalo se mu to často. Tedy bylo to tak vlastně pořád a při setkání s Fidelem to nebylo jinak. Salvador Blanco prostě plácal, co mu slina na jazyk přinesla. Castro chtěl porozprávět o filmu Celníci, ve kterém byl Salvador hlavní hvězdou. Něco si o tom řekli, Fidel se tvářil bodře a už to bylo venku. „Víte, mám takový dojem… No, prostě se mi zdá, že jsem slavný jako vy,“ mudroval mladý muž. „Tedy přesněji, comandante. My dva máme takový problém, že jsem stejně slavný jako vy.“ Jedna z nejodpornějších kubánských věznic té doby se jmenovala El Combinado del Este. A comandante tam Salvadora poslal na tři roky.

„Viděl jsem tam mnoho. Viděl jsem vraždy spousty lidí. Pamatuju si na ten zvuk bodnutí, jako když rozpáráte pytel cukru. Pamatuju křik lidí a pořezané tváře,“ vzpomíná Salvador Blanco. „Jedna z největších urážek ve vězení byla, když vězeň vzal plechovku, naplnil ji výkaly a na někoho ji hodil. To bylo nutné pomstít krví, zabít toho, kdo to udělal. A já jsem viděl takové věci.“

Ve vězeňském pekle se naučil, že většina zločinů je tam spáchána kvůli křivdám. Došel k závěru, že člověk kvůli těm, kteří ho obklopují, cítí komplexy. „Ve věznicích se zabíjelo z křivdy. Viděl jsem spoustu zakomplexovaných lidí, kteří někoho zabili, pobodali jenom proto, že je někdo ranil,“ vypráví Salvador dokumentaristům Post Bellum v Miami, kde žije. Neumí si vysvětlit, jak je možné, že takové věznění ve zdraví přežil. Nikdy si nepomyslel, že by se mohl ocitnout za mřížemi. A pak to přišlo ze dne na den.

Počátkem 80. let byl totiž Salvador Blanco na vrcholu slávy. Byl hvězdou kubánské televize, a když na obrazovkách běžel jeho pořad, zely ulice prázdnotou. Všichni seděli doma, v hospodách či kavárnách a mohli na něm oči nechat. V jeho pořadu Para Bailar se poprvé tančilo za doprovodu orchestru. Pořad předčil veškerá očekávání, a to včetně očekávání ústředního výboru komunistické strany. Salvador a jeho kolegové se stali idoly mladých lidí a Kubánců obecně. Získali nadpřirozenou mediální moc, jež na Kubě neměla obdoby.

„Měli jsme povolený přístup na místa, která byla obyčejným lidem uzavřená. Jako například pláže ve Varaderu, jedny z nejhezčích na světě. Tam, kam jsme mohli chodit my, mohli jenom vysoce postavení funkcionáři a jejich příbuzní. Bylo tam všechno. Když se Kubánce zeptáte, co to je kreveta, nikdo neví. Tam byly krevety, langusty, vepřové… Všechna jídla, která si dovedete představit. Všechno to měli ti funkcionáři a jejich příbuzní. Ne však jen tak nějací funkcionáři. Byli to vysoce postavení lidé. Byl to ústřední výbor a nikdo další.“

Salvador byl k systému loajální a užíval si luxusu, který mu jeho ohromná sláva přinášela. Účastnil se společenských akcí těch největších papalášů Kuby, a když přijížděli pohlaváři z ciziny, posadili ho do jejich blízkosti. Byl něco jako národní umělec, přesto je pravděpodobné, že tak velkou popularitu nějakého kejklíře nemohl komunistický režim snášet donekonečna. A Salvador sám svou prostořekostí dal Fidelu Castrovi příležitost, aby mu ukázal, kdo má na Kubě skutečnou moc.

„Občas mě někdo přistihne, že mluvím sám se sebou, jak mluvím k Bohu. A řekne mi: ‚Hej, Salvadore, mluvíš sám se sebou!‘ A já bych měl důvod mluvit sám se sebou třeba čtyřiadvacet hodin denně, protože samota je přítel, ale taky nepřítel. Ačkoliv jsi v cele třeba se sto dvaceti lidmi, cítíš samotu. To je to nejhorší, co může vůbec být,“ vypráví Salvador Blanco. „A jak fungují komunistické systémy? Naprosto tě rozdrtí. Donutí tě myslet si, že nejsi absolutně nikdo, že to, co jsi byl, z tebe udělala revoluce. Bez ní nejsi nikdo.“

Havana bez Moskvy

V roce 1982 byl Salvador Blanco obviněn ze spolupráce se CIA, dále za pohrdání státním zřízením a neúctu k němu, ke komunistické straně a Fidelu Castrovi. Navíc za pokus o únik z vlasti. Dostal tři roky vězení a byl zařazen do věznice El Combinado del Este mezi nepolitické vězně. Přímo mezi trestance vězněné za vraždy a nejtěžší zločiny.

Propuštěn byl v roce 1985, ovšem zatímco byl zavřený, dozrála mezinárodní politická situace ke změnám, které pro Kubu měly zásadní význam. V březnu toho roku byl v Moskvě zvolen generálním tajemníkem ústředního výboru Komunistické strany SSSR Michail Gorbačov se svou glasností a novou zahraniční politikou založenou na sbližování komunistického bloku se Západem.

Fidel Castro tak brzy pochopil, že Kuba pro Moskvu ztratila svou strategickou roli. „Od poloviny 80. let začala kubánská ekonomika, do té doby opřená o Radu vzájemné hospodářské pomoci, ochabovat a Kuba musela čelit vážné krizi ve svém vztahu k nekomunistickému světu,“ uvádí britský novinář a historik Richard Gott ve své knize Nové dějiny Kuby.

„Zemi se zoufale nedostávalo tvrdé měny. Nízké ceny cukru na světovém trhu i léta sucha a hurikánů, k čemuž se přidával rostoucí protekcionalismus na západních trzích, to vše snížilo příjmy zahraniční měny,“ píše Richard Gott. „V únoru 1986 předložil Castro nový a revidovaný ekonomický program, který opouštěl mnohé ze starého sovětského modelu. Nový program, obsažený v dokumentu předloženém na třetím sjezdu Komunistické strany Kuby, nesl nekompromisní název Náprava omylů a negativních tendencí.“

Historik v Nových dějinách Kuby pokračuje, že se nový program zabýval třemi problémy: „Okamžitou potřebou vyrovnat se s krizí v zahraničním obchodě, dlouhodobější potřebou provést restrukturalizaci ekonomiky tak, aby se snížila závislost Kuby na dovozu, a kontroverznější politickou potřebou napravit předchozí strategii a přejít od materiálních k morálním stimulům, jak kdysi požadoval Che Guevara. S oživením Guevarovy vize morálnější společnosti vláda doufala, že občané přijmou větší odpovědnost za své činy.“

Ze stavby pod Eiffelovku

Francouzský herec Yves Montand a jeho manželka Simone Signoret požadovali v roce 1984 na filmovém festivalu v Cannes, aby Castrův režim Salvadora Blanca z vězení propustil. Podílelo se na tom několik lidskoprávních organizací, a když o rok později Salvadorovi trest vypršel, stalo se něco, čeho se nenadál. Pro režim byl sice „nebezpečná osoba“, stále měl na sobě nalepené agenty tajné policie a práci dostal jen na stavbě, nicméně pro část obyčejných lidí byl hrdinou.

„Zavřít mne byla veliká chyba státní bezpečnosti, všemožných poradců, státu, Castra, úplně všech. Stal jsem se idolem, kterému bylo ukřivděno. Lidé mě zastavovali na ulici a říkali: ‚Salvadore, jsme s tebou!‘ Přicházeli za mnou na stavbu, na které jsem pracoval, a přinášeli mi tam limonádu, pivo. Přicházeli za mnou mí přátelé a šéf říkal: ‚Jestli chceš, běž si dát pivo! Tenhle už dnes nepracuje, půjde na pivo.‘ Byly to nečekané momenty během toho, co se týče společenského postavení, nejhoršího období,“ vzpomíná Salvador.

Svou přízeň mu Kubánci dávali najevo také v situacích, u kterých osobně nebyl. Během představení v největším kabaretu na Kubě pod širým nebem lidé zastavili představení a skandovali jeho jméno. Režimu došlo, že je třeba populárního umělce dostat z Kuby, protože s ním bylo stále více problémů. V této situaci vyslyšela Havana i Paříž rok starou výzvu Yvese Montanda z festivalu v Cannes a Salvadorovi bylo umožněno, aby vycestoval do Francie a poznal skutečnou svobodu.

„Dostali jsme potřebné dokumenty, prezident François Mitterand se na tom nepochybně podílel, všechno bylo připraveno a vyrazili jsme do Paříže,“ vypráví. Po příjezdu do Francie se cítil jako necivilizovaný indián. Tam se teprve seznámil s tím, co doopravdy znamená demokracie. „Neříkám, že jsem tam procitnul, ale poznal jsem odlišný způsob bytí. Nechci kritizovat kubánský styl života, nicméně je pravda, že my Kubánci mluvíme hrozně rychle a mluvíme o všem a skoro u toho tančíme. Tady jsem viděl jiný svět a jiný styl života. Lidé byli vzděláváni jiným způsobem,“ líčí své pocity z té doby.

Nejprve se živil na ulici. Vypůjčil si peníze a poblíž bazaru si v Paříži pořídil stánek s kávou. Vařil kafe v brazilském stylu, vlnil se a zpíval: „Café do samba! Café do samba!“ Něco si vydělal na živobytí a užíval svobody. Pak se mu podařilo získat práci pro rádio. Rozhlasová stanice Radio Martí vysílá z Miami a pro Kubánce je hlavním zdrojem necenzurovaných informací i nezávislé zábavy. Salvador z Paříže pro Radio Martí připravoval pořady o francouzské kultuře a vyprávěl Kubáncům o svých čerstvých zkušenostech s demokracií. „Dámy a pánové, bonsoir! Máme tady ten nejvíc protikomunistický pořad a vysíláme přímo z Eiffelovy věže,“ posílal do éteru své pozdravy krajanům na ostrově.

A tehdy oblíbenému kubánskému umělci a mistru zábavy, který okusil peklo Castrových věznic, začala také nová kariéra aktivisty a ochránce lidských práv. „Něco se ve mně probudilo, Francie mě zjemnila. A jak jsem pracoval v rádiu, začal jsem se účastnit různých kongresů,“ vzpomíná. „Dokonce jsem se stal členem diplomatické delegace Spojených států v Ženevě v komisi pro lidská práva. Byla to intenzivní fáze života. Zasazoval jsem se o propuštění mnoha z těch, kdo jsou dnes na svobodě, a to mě mnoho z nich určitě ani nezná. V Evropě jsem vedl velmi velmi aktivní život.“

Zpráva o disentu na Kubě

Od doby, kdy byl Salvador Blanco na Kubě vězněn, doznaly represe vůči odpůrcům komunistického režimu podstatné změny. Brutální fyzické i psychické útrapy, kterým byl vystaven tím, že ho jako politického vězně zařadili mezi nejhorší trestance, už nejsou aktuální. „Pobyt v žalářích není pro kubánské disidenty nesnesitelný jako dříve a například s Čínou, Severní Koreou ani guantánamskou věznicí se nedá porovnávat,“ říká Lucia Argüell, která v humanitární organizaci Člověk v tísni vede latinskoamerické oddělení.

„Dnešní represe mají jiny charakter, který je vlastně neviditelný. Na Kubě už dnes nedostanete deset let za pomlouvání režimu. Nepopraví vás a ani vás nenechají zmizet. Spíš si s vámi budou dlouhá léta hrát, dokud vaši psychiku úplně nepodlomí. Jejich největší zbraní je právě psychická represe, včetně vyhrůžek týkajících se i dalších lidí, která vede k silným stresovým stavům a paranoii. Aktivisté, s kterými pracujeme, říkají, že by byli radši, aby příště do nich policajti znovu kopli, než je psychicky trýznili,“ uvádí Lucia Argüell.

Další velmi častou taktikou kubánské státní bezpečnosti je samovolné zadržování, a to kdekoli. Převážně trvá mezi dvěma hodinami až dvěma dny, přičemž dva dny už jsou dnes považovány za dlouhé zadržení. Aktivisty zadrží na policejní stanici či třeba v autě, které pak nechají stát na rozpáleném slunci. Jindy zase tajná policie aktivistu naloží do auta, odveze ho za město, kde ho vysadí a seberou mu boty.

„Když porovnáme konec 80. let v Československu a dnešní Kubu, tak je postavení kubánské opozice o něco lepší. Dnes už přední představitelé opozice nekončí na dlouhá léta ve vězení, mohou cestovat. A to třeba i do Washingtonu, Bruselu či Ženevy. Dostává se jim značné finanční podpory ze zahraničí, mají internetový kontakt se světem, jsou informovaní,“ říká Lucia Argüell.

Avšak jiné aspekty života disidentu jsou stejné. Sledování, vyhrožování, psychologické tlaky, násilí. Hlavně neznámí aktivisté bývají samovolně zadržováni a občas i biti. Na Kubě je však pravděpodobně větší disidentské hnutí, než bylo v komunistickém Československu. Zatímco v kvantitě jsou na tom podle znalců poměrů asi lépe, v kvalitě ne. Často jim chybí politické a kulturní vzdělání, nenachází cestu k průměrným Kubáncům a mají problémy s dialogem.

„Dalším důležitým aspektem je exil. Český exil nehrál tak velkou roli ve formování vnitřní opozice, a tak taky způsoboval menší polarizaci a radikalizaci uvnitř opozičních hnutí,“ popisuje situaci Lucia Argüell. „Některé nezávislé organizace na Kubě jsou úzce spjaté s kubánským exilem v USA, který bývá radikální a jakoby zaseklý v dobách studené války, kdy byly poměry na Kubě úplně jiné.“

Z druhé strany břehu

Z Francie se Salvador Blanco přestěhoval do Miami na Floridě, aby byl blíže své rodné zemi. Dál pracoval pro Radio Martí a svůj pořad přejmenoval na Desde la acera de enfrente, volně přeloženo něco jako „Z druhé strany břehu“. Když vedle rádia vznikla také TV Martí, došlo v jeho životě k dalšímu zvratu. Už téměř nehrál, ale začal pracovat jako reportér. „Fascinovala mě zpravodajská práce. Dával jsem do toho svůj humor a přišel jsem na to, že zpráva se smyslem pro humor má větší dosah a je to jedna z věcí, které totalitní komunistické vlády nejvíc nenávidí. Ničí je to,“ říká.

„A vidíte v současné době na Kubě šanci na změnu?“ ptají se dokumentaristé Post Bellum Salvadora v květnu 2017 v Miami.

„Nevidím na Kubě možnost změny, dokud nezemře Raúl Castro. Jeho dcera Mariela nedávno prohlásila, že žádný z členů rodiny Castrů neaspiruje na prezidentský úřad, a je možné, že to je opravdu tak,“ odpovídá Salvador Blanco.

„Ovšem jisté také je, že budoucí prezident Kuby bude jmenován a bude loutkou rodiny Castrů. Po pádu komunistické vlády v Rumunsku se mnoho bývalých agentů KGB stalo majiteli ropného průmyslu, plynu, ovládli ministerstva. Na Kubě se stane to samé. Pokud dojde k nějaké změně, tak u moci zůstanou stejní lidé. Tak, jak tomu bylo také v Rusku a jinde. Nevím, jak to bylo v Československu, protože se zabývám jinými věcmi, věnuji se kubánskému humoru. Nevidím však na Kubě v současnosti šanci na změnu. Ovšem přál bych si ji.“